𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 10 | 𝘌𝘭 𝘋𝘰𝘭𝘰𝘳 𝘥𝘦𝘭 𝘈́𝘯𝘨𝘦𝘭

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Cualquiera que pasará por el salón principal se daría cuenta que había una disputa al escuchar el sonido de las vajillas de porcelana siendo destrozadas con el contacto del piso, Adam había tomado a su comprometido de la quijada, azotando su cuerpo contra la mesa y este posicionándose en su encima.

-Te lo vuelvo a repetir. —Con una mano apreso esas pequeñas muñecas, colocándolas encima de la cabeza del menor. -DONDE HAS ESTADO.

Todo el cuerpo de Lucifer temblaba al sentir el fuerte golpe de ser tumbado de espaldas contra la mesa, se sentía acorralado, el alfa estaba en su encima prácticamente gritándole a la cara, sus manos estaban aprisionadas por la fuerza que ejercía el mayor en sus muñecas, el sabía que no tenía escape, por primera vez se sentía sumiso ante la casta mayor, estaba asustado, pensaba en una respuesta pero su mente estaba en blanco.

-Te fuiste con ese imbécil que trajiste?— Empezaba a ejercer la fuerza de su agarre, lastimando al menor y provocando que soltara leves quejidos de dolor —Cuándo la prensa llegó para que nos tomaran la foto y poder anunciar nuestra boda, TÚ NO ESTABAS. 

-Lo .. lo siento Adam- Fue lo único que pudo decir, cuando lo único que quería era gritar por ayuda. — Yo.. yo me fui solo.

-Por que sigues mintiendo. — Adam estaba más que molesto de tan solo pensar que otro alfa le había ganado, que había huido con su omega y Dios sabe que cosas habrán hecho, eso le pegaba en todo su orgullo. — Revisamos las cámaras de la casa, yo te vi muy acaramelado con ese sujeto y te subiste a su carro como una cualquiera.

El omega se sentía tan estúpido de a ver olvidado ese mínimo detalle ya no podía poner escusas o decir la verdad, el alfa lo iba a interpretar todo de mala manera y estaba en su derecho, pero es que en ese momento no lo pensó, no pensó en Adam, ni en su familia, en nadie. Solo pensó en su felicidad, en lo bien que se sentía estar refugiado en los brazos de Alastor, era tan diferente a como ahora, este alfa con el que se iba a casar no hacía mas que insultarlo y dañarlo.

-Lo siento.. pero no es... no es lo que tú crees..— Los sollozos ya se habían presentado, quería que lo soltara, el olor de trago que tenía el alfa era tan desagradable solo le provocaba náuseas. —Yo.. yo te he respetado.. de verdad... así no te ame... por favor suéltame y hablemos tranquilos.

Quería ser razonable con el alfa, pensó que su confesión haría que se calmara un poco pero fue todo lo contrario. Lo soltó pero volteo su cuerpo para ponerlo boca abajo contra la mesa, ahora aplastando el rostro del rubio contra la mesa de madera.

-Hice todo, te quiero dar todo, soy capaz de poner el mundo a tus pies y tú me sigues rechazando? —posicionó su cuerpo encima de la espalda de el omega para repartir besos en esos hombros desnudos que aún estaba puesto el vestido de la fiesta de compromiso, hundiendo su nariz en el cuello del contrario para aunque sea percibir su olor — Te deseo tanto Lucifer.

De un momento a otro el omega empezó a temblar de miedo, sentía que cada beso que el mayor dejaba en su cuerpo era una tortura, como si esos labios trazaran un sendero de fuego, sintió las manos del alfa recorrer su fina silueta, apretando su cintura y bajando poco a poco a sus anchas caderas, tomándolas con fuerza y empezando a subir las faldas del vestido, sintiendo la brisa de la madrugada congelar su trasero expuesto. Volvió a sentir la respiración del alfa al lado de su oreja.

Adam actuaba por instinto y por las copas demás que había tomado, quería tomar el cuerpo de su amado ahora, no esperar a después de la boda, quería entrar en el y profanar aquella entrada que ahora estaba rozando con su miembro simulando embestidas, quería mas que un simple roce de telas, metió su mano en el boxer del contrarió para tocar esa entrada que sentía húmeda.

Lost Revolution | RadioAppleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora