Lo que sé suponía que iba ser un atardecer tranquilo visto desde su habitación, se convirtió en todo lo contrario de relajación. Poco faltará para que Lucifer se arrancará los cabellos, al escuchar cada palabra que salía de la boca de Sera, su padre y los demás, toda la conversación se asimilaba como si estuvieran cerrando un negocio.
Ya habían empezado los preparativos para la pedida de mano, una cena simple pero elegante, con gente de su círculo social, la verdad el rubio no sabía porque le habían obligado a sentarse y ser participe de su humillación, nadie le pedía su opinión, sentía que su única función es día iba ser seguir acotaciones y sonreír como una esposa felíz.
Talvez lo que presentía no estaba lejos de la realidad, su vista estaba ida hasta que sintió un suave apretón en su mano ansiosa que estaba temblando, si, sabía quién era. Ya había conocido a Adam medio año, pero con cada acercamiento que hacía el mayor a cualquier parte de su cuerpo, le generaba amargura y evitaba cualquier contacto físico, pero no podía demostrarlo ahora.
Sera no se callaba, era la que más opinaba, incluso se había adelantado en comprarle un vestido para la pedida de mano, los Morningstar pondrían la casa, el ambiente musical y la decoración. Ahora solo era la pedida de mano, la boda oficial la harían cuando el menor saliera de la preparatoria y para eso ya no faltaba mucho.
-Veo que ya tienen todo planeado y no necesitan una opinión más, con todo respeto tengo cosas de la preparatoria que hacer- El rubio se paró de su asiento, y a pasó veloz se dispuso a marcharse a su cuarto, dejando a ambas familias confundidas y las quejas de su padre a sus espaldas.
Al subir las escaleras caminó a paso lento por aquél gran pasadizo recostado a la pared, ido en sus pensamientos ya no sabía que más hacer, que decir, no sabía que hacer con el mismo.
Volvió en si cuando escucho unos balbuceos y risas provenientes del cuarto de Emily, sabía perfectamente de quién se trataba pues abajo en el salón no vió aquella sonrisa tan encantadora, sin previo aviso se adentró a esa habitación con paso firme se acercó a una cuna dorada con detalles delicados como encajes simples pero elegantes talladas en la madera.- Estás despierto bebé?- miro dulcemente aquel ser con cuerpo pequeñito que estaba reposado en la cuna, quién al verlo alzaba sus aún pequeñas manitas imperativas tratando de alcanzar a su tío Lucifer. Esté no lo pensó dos veces y en sus brazos lo tomó haciéndole caras graciosas y rozando su nariz con la del bebé para que esté siguiera riendo.
-Todavía eres tan pequeño Damián, mi pequeño tesoro, recién llegado al mundo,
tu presencia ilumina cada rincón de mi corazón herido- abrazo al pequeño, me siéndolo y tarareando una canción de cuna que recordaba cuando estaba en brazos de su madre y era ese su lugar seguro, era, no sabía en qué momento cambió eso. Lágrimas empezaban a caer de sus ojos, últimamente esto se había frecuentado, pues él no era de llorar y aún con el bebé en brazos cerró los ojos para aunque sea encontrar un poco de paz, pero esas gotas de dolor fueron detenidas por las pequeñas manos de su sobrino quien hacía un pequeño intento de limpiarlas, lo miraba triste al ver el llanto de su tío.-Lo siento- Se limpió aquél mar que tenía en sus mejillas, no quería asustarlo -Eres un caballerito muy amable, espero que tú si puedas guíar tu vida libremente y no me tomes como ejemplo- Damián solo tenía siete meses, aún no se sabía a qué casta pertenecería, pero en el interior de Lucifer quería que sea un alfa o una beta como su hermana, quería que su sobrino no experimenté el dolor de ser un omega, de que no le den la oportunidad de decidir o de hablar, quería lo mejor para él, y como no?, si desde que Emily regresó a la casa con cinco meses de embarazo y anunciando que el alfa con el que estaba no quería saber nada de ellos, Lu se hizo cargo de ella, la ayudó en esa etapa tan difícil, aún cuando sus padres le habían dado la espalda a ella, el nacimiento de Damián fue el día más feliz para aquel rubio, cuando cargó en sus brazos ese pequeño cuerpo rojizo, prometió protegerlo de todo mal.
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Lost Revolution | RadioApple
RomanceLucifer Morningstar, un joven liberal, abierto a nuevas ideas aveces piensa que nació en el lugar equivocado puesto que en Nueva Orleans, si un omega no encuentra a su destinado a partir de los veinte años, cualquier alfa es libre de pedir su mano...