El agua templada que caía sobre su cuerpo la ayudaba a relajar los músculos que se habían tensado desde el reencuentro con Dylan. Poder tomar una ducha sin ir a las prisas porque había una fila de mujeres esperando su turno la hacía recordar a su anterior vida, una vida que ahora se veía tan lejana, como un sueño, como si nunca hubiera existido.
La enorme tina de baño que estaba junto a la ducha le había llamado desde el momento en que la vio, con una repisa de madera donde había una amplia variedad de sales y aceites aromáticos, pero había optado por tomar una ducha más corta, de haberlo hecho en la tina estaba segura de que no saldría de ahí en horas y lo que más quería era conseguir el bendito pasaporte lo antes posible.
Se tocó la muñeca, ahí donde minutos antes el ex militar la había tocado. Todavía sentía su agarre suave, pero firme que le había dado Dylan cuando llegaron al hotel y ella con toda la seguridad que fue capaz de imprimir en su andar, se dirigió hacia la recepción para solicitar un cuarto para ella sola. Por supuesto que el castaño no lo iba a permitir, le había dado la excusa de que el hotel estaba a su máxima capacidad y por lo tanto tendrían que compartir habitación... como en los viejos tiempos.
¿Por qué su toque siempre se sentía sobre su piel como el hierro hirviendo que utilizan para marcar al ganado? Se sacó esos pensamientos de la mente y terminó de ducharse. Se secó el cabello con la toalla y se colocó la bata de algodón que estaba colgada junto a otra igual, pero de mayor tamaño. Observó su reflejo en el espejo que cubría toda la pared del baño. La imagen de la mujer frente a ella era la misma de siempre, sin embargo, no se sentía igual desde hacía mucho tiempo.
Tomó una bocanada de aire antes de armarse de valor para salir a la suite colonial en la que se estaba hospedando Dylan en el prestigioso Sofitel Legend, muy cerca del mar. Desde la habitación podía escuchar las olas rompiendo en la orilla y el olor a agua salada se colaba de tanto en tanto por la ventanilla abierta del baño. Era una suite bastante grande y todos sus acabados y muebles eran de lujo, inclusive podía decir que eran de mayor calidad a los que tuvieron en aquella casa en California.
Hasta ese momento no había sentido apetito, aunque ya estaba algo entrada la noche y desde la comida no había probado bocado, pero el olor exquisito que inundaba la habitación de la comida recién hecha que estaba servida en la pequeña mesita le abrió el apetito de golpe. Mientras ella había estado en la ducha Dylan se había encargado de ordenar servicio al cuarto y apenas unos minutos antes habían llevado todo.
—Justo a tiempo, no querrás que se enfríe.
Dylan se giró para observar a la pelirroja y un deja vú vino a su mente. Aquella noche previa a su cumpleaños cuando le dijo en su habitación que podrían salir a celebrarlo, antes de que todo se fuera al carajo. Ella saliendo de la ducha con el cabello mojado y envuelta en una toalla, esta vez llevaba algo menos revelador pero la sensación fue la misma y sintió un tirón en la parte baja.
Le corrió la silla como señal para que fuera a sentarse; Holland dudó un momento, pero terminó por ceder. Seguía manteniendo esa caballerosidad a pesar de que a veces le ganaba su lado cavernícola, pero siendo honesta, no era algo que le molestara. Cenaron en silencio mientras el tiempo seguía avanzando. La joven veía de reojo entre bocado y bocado esa enorme cama King Size con dosel que ocupaba el centro de la habitación, no la había tocado, pero estaba completamente segura de que sería mil veces mejor que ese colchón destartalado en el que había dormido los últimos meses. Sin poder evitarlo las palabras de su amiga resonaban en su cabeza «quítate las ganas».
No había forma. Simplemente no.
Una vez que terminaron, Dylan dejó todo afuera de la habitación para que se lo llevaran después. La pelirroja no despegó la mirada cuando su compañero abrió su maleta para rebuscar entre su ropa, tenía la esperanza de ver dónde guardaba su tan ansiado pasaporte.
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Sin Escape - #PGP2024
ActionSolo había tres sencillas reglas que ninguno de los dos fue capaz de cumplir: 1. Prohibido preguntas personales. 2. Prohibido preguntas sobre lo sucedido en el caso. 3. Prohibido relacionarse de manera física o sentimentalmente. Enamorarse no era pa...