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Luego de qué las paredes de la habitación de Luke tiemblen ante los saltos emocionados de Tyson, el cíclope salió corriendo para informarles a los demás qué el Velaryon ya había despertado.

Aegon y Viserys abrazaron a su hermano sin mucha fuerza, gracias a Percy, y se quedaron sentados a su lado mientras le comentaban con voz aguda y chillona todo lo qué había pasado aquellos días qué no estuvo consciente. Lucerys solo asentía y acariciaba los cabellos platinados de los niños mientras escuchaba como Borrasca ya comprendía cuando le hablaban en alto valiryo o como el huevo de Viserys se sentía particularmente más cálido esos días.

— ¡Y le escogimos un huevo a Visenya! — gritó el mayor de los niños con una sonrisa de dientes faltantes orgullosa. —

— Es de color violeta, lo escogí yo porqué es mí color favorito. — secundo Viserys. — Fue complicado distraer a Syrax de su nidada, ahora está algo triste desde qué Arrax volvió herido.

Antes de qué el castaño pueda contestar, un torbellino de gente entró por la puerta de la habitación. Percy se vio completamente desplazado para un costado cuando Jacaerys abrazó a su hermanito con tanta fuerza qué parecía capaz de quebrar alguna de sus costillas, podía jurar qué algunas lágrimas de alivio bajaron por su rostro; cuando se separó fue a causa del golpe qué Baela le dio en la nuca, siendo ella y Rhaena quienes atrajeron a Luke en sus brazos.

A ellas le siguieron el resto de su familia, incluso Corlys, quien parecía bastante aliviado de ver a su nieto finalmente consciente. Rhaenyra llegó al final y lloró con un puchero en su rostro mientras acunaba a su hijo en su pecho, el cuál parecía igual de conmovido.

— Lamento haberte asustado, madre. — Decía con su voz amortiguada en la tela del vestido de la mujer. — A todos ustedes les debo una disculpa.

— No tienes la culpa de nada, mí dulce niño. — Rhaenyra acuno su rostro y limpió sus lágrimas. — Tu inocente alma no te habría permitido atacar a tu tío, y está bien. Obraste bien. No hay persona más maldita qué aquella qué ataca a su propia sangre, y Aemond pagará por lo qué te hizo, te lo prometo.

Percy tuvo qué bajar su mirada cuando sintió sus ojos picar; hasta ese momento no había notado cuánto había extrañado durante todo ese tiempo a su madre, su comida azul, sus sonrisas dulces y sus brazos cálidos qué lo recibían luego de llegar de alguna misión estúpida donde arriesgó su vida más veces de la qué podría contar. Al parecer sus amigos notaron su estado, pues Tyson aplastó sus hombros con su brazo mientras Annabeth abrazaba uno de sus brazos y apoyaba su mejilla en su hombro.

Después de qué todos se aseguraron de qué Lucerys este bien y lo hayan afisxiado un poco más con afecto físico, se comenzaron a retirar para dejarlo descansar. Como las reuniones del resto del día se habían suspendido a pedidos de la Reina, tan solo les quedaba esperar la cena.

En los aposentos de Lucerys tan solo habían quedado Jace, las gemelas Targaryen, Percy y Clarisse, la cuál parecía pegada al brazo del castaño mayor allí, aunque al chico no parecía molestarle, al contrario.

— ¿Entonces Jaehaerys ahora será una especie de pupilo? — preguntó Luke desde una silla en el otro extremo de la habitación. —

Apenas había convencido a todos de qué tenía la suficiente fuerza para levantar una pluma, buscó tinta y pergamino para comenzar a escribirle una carta a su padre.

— Es eso o matarlo. — contestó su hermano mayor. — Y no asesinaremos a un niño qué no tiene culpa de la estupidez de su padre.

— Está muy asustado. — dijo Rhaena con pena por el príncipe, suspirando mientras dejaba lo qué estaba bordando sobre su regazo. — Tal vez sí tu hablas con él, Luke, puedas tranquilizarlo.

Change - percy jacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora