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Como consecuencia de saltarse el almuerzo el par de jóvenes tuvo qué dirigirse a las cocinas para poder obtener un plato de comida decente. Al llegar el príncipe le presentó a una señora qué trabajaba ahí, luciendo su cabello trenzado con ocasionales mechas blanquecinas y una sonrisa qué irradiaba calidez.

— Te presento a Jane. — dijo Luke con una sonrisa. — Cuida de mí y mis hermanos desde qué somos pequeños, espero qué la trates bien.

Para Percy aquello no iba a ser un problema, así qué solo atinó a presentarse y sonreír. Para su gusto notó como el Velaryon y sus hermanos, incluso los más pequeños, eran personas cálidas y humildes con todos aquellos qué estaban a su servicio, cuidaban de su bienestar y se preocupaban por ellos; él estaba seguro qué era gracias a la crianza de su madre, no había dudas en qué Rhaenyra había hecho un espectacular trabajo criando a sus hijos.

Jane se mostró encantada con él, apretando sus mejillas y después yendo a preparar un plato especial para ellos, rechazando la ayuda qué le ofrecía el rubio. Gracias a esto, después de una corta espera, pudieron degustar el delicioso pastel de carne qué la señora había hecho ya qué era el favorito del principito, como lo había llamado ella.

Podrían haber estado sentados en la cocina con el olor a comida casera y tartas de limón durante todo el día, pero una sirvienta vino a informarles qué Clarisse estaba esperando por ellos para dar comienzo al entrenamiento. Otro pasatiempo adquirido en esa nueva realidad para Percy fue convertirse en profesor a pedidos del rey; Daemon se mostró encantado ante su estilo de batalla griego, dictando qué nunca había visto algo igual dentro de Westeros.

Sus técnicas de defensa y ataque fueron suficientes para qué el Targaryen quiera qué ellos le enseñen personalmente a sus hijos mientras él no esté, principalmente Clarisse, pues su lanza era un arma completamente nueva para ellos. Y aunque la semidiosa dio todo de sí para qué el manejo de la lanza se les torne más sencillo, el único qué había sabido controlarla, para sorpresa de todos, fue Joffrey.

El menor de los Velaryon mostró una sonrisa satisfecha cuando en su primera clase logró enterrar la punta de su lanza en la cabeza de un muñeco de paja qué estaba a quince metros suyo, haciendo qué la hija de Ares lo tome de inmediato como su "enano favorito." A sus hermanos no les había ido tan bien, Jace solo pudo clavar la punta de su lanza en la arena mientras qué la de Luke daba tumbos en el suelo, sin enterrarse jamás.

Baela nisiquiera se había preocupado por demostrar interés, bastante enfocada en las clases de arco qué compartía con Grover. Ciertamente ninguno era muy bueno con el arco en aquél inusual grupo, pero la Targaryen había logrado agarrarle la mano con ayuda de algunos consejos del sátiro y pudo ayudar a los demás. Su gemela sin embargo estaba encantada con utilizar las dagas como armas, compartiendo su entrenamiento con Annabeth entre risas y murmuros constantes. Los demás estaban seguros qué se estaban burlando de ellos mientras entrenaban.

Luke y Jace habían desistido con la lanza y se pusieron bajo la tutela de Percy, el cuál les enseñaba tanto como podía con su vaga experiencia siendo profesor. Gracias a los dioses los Velaryon eran buenos espadachínes, así qué no fue muy complicado para él; la primera vez pudo identificar sus fuerzas y debilidades, logrando trabajar en base a eso. Jacaerys estaba en constante ataque, dando golpes fuertes y certeros qué resultaban sorprendentes, específicamente en lugares mortales donde tan solo un corte era suficiente para dejarte fuera de combate.

Percy nunca iba a admitirlo, pero se ganó un pequeño rasguño en el cuello cuando se distrajo en plena pelea por ver a Tyson siendo perseguido por gaviotas hambrientas.

Change - percy jacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora