Parte III. O4

173 24 11
                                    


Estabas furioso, sentías como la sangre ardía al punto que quemaba tus venas.

Odiabas al idiota de Hwang Hyunjin, ese estúpido alfa que desde que lo habías conocido solo te había arruinado la vida. Tu vida completamente planificada en la que mantenías el control de cada cosa.

Al estúpido alfa, al parecer no le había bastado con –desde el primer momento en que se cruzaron- querer robarte a Minho todo el tiempo, tu Minho. No.

Hyunjin, al parecer era el favorito de alguna presencia superior, y es que la suerte siempre estaba merodeando por su radio.

En cada repaso de sus momentos juntos, siempre el idiota afortunado era el único que siempre veía a Minho, siempre compartía tiempo con Minho; era él quien conocía cada pequeña expresión del rostro del beta.

Al parecer tu destino era el de estar allí. A ti solo te correspondía no saber nada, porque siempre que Minho había estado contigo –de alguna manera más cercana- había sido con tu celo de por medio.

Minho no mostraba más que una especie de cariño amistoso contigo. Bien podrías ser su mejor amigo, y no verías la diferencia. Se sentía como si solo fueras el mal tercio.

Y el otro problema...

Me engaño... mi alfa me engaño.

Tu omega pensaba lo mismo, pero de manera invertida -odiaba al beta por estar a solas con su alfa-.

Nunca te molesto habitar tus contradicciones, pero ahora sentías que te consumían. Era como si todo tu ser estuviera dividido en dos partes, siempre siendo tironeado.

Te ibas a volver loco, o terminar haciendo algo más estúpido si no huías.

Por ello te fuiste. Pisas tan fuerte y rápido que estás seguro después te va a doler cada musculo de tus piernas. Pero debías irte.

Siempre fuiste demasiado impulsivo, así que sabias que lo mejor era salir de aquel departamento antes de hacer o decir algo que hiriera al estúpido alfa y a tu beta.

Tus pies se mueven por pura inercia llevándote a tu lugar de descanso.

Abres la puerta luego de poner la clave, sigues el camino hasta el primer cuarto y abres la puerta de un portazo, la persona que está sentada en la silla dándote la espalda y frente a una pantalla pegando un pequeño salto por el fuerte estruendo de la puerta chocando contra la pared.

- Mierda Jisung, al menos avisa que vienes - gruñe el alfa con una mano en su pecho, pero no le respondes.

Miras cada parte de la pequeña habitación hasta confirmar que no había nadie más.

- ¿Y Channie? - preguntas entonces.

Tu amigo, Changbin, gira los ojos con fastidio.

- Hola mi adorado amigo, si... tanto tiempo, ¿yo?, perfecto, probando unos sonidos, ¿vos? ¿Qué cuentas? - suelta su típico monólogo.

Blanqueas los ojos y vas al sillón de dos plazas, dejándote caer en un rincón del mismo, abrazando tus piernas, llevándolas contra tu pecho.

Changbin se queda un poco en silencio y poco a poco sientes como su aroma a menta se suaviza, volviéndose más cálido, como si fuera un abrazo.

- Fue a dormir a su casa - responde tu pregunta y luego lo sientes sentado a un lado tuyo - ¿qué pasa Hannie?

Miras al alfa de reojo y no puedes evitar que tu labio inferior se tire hacia el frente en un pronunciado puchero al mismo tiempo que tu vista se desenfoca por las repentinas lágrimas.

Construyendo el amor - HyunMinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora