Parte III. O5

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Tu cuerpo duele como hacía mucho tiempo no sucedía, pero al menos esta vez te encontraba limpio, aunque desnudo, y es que debajo de la delgada sábana celeste estabas como habías venido al mundo.

Estúpido Hyunjin. Es todo culpa de ese alfa. Cuando volvieras a poder caminar, lo primero que ibas a hacer de tu lista era ir a cagar a patadas al alfa.

Te sentías incomodo, así que giras hasta quedar de costado, y abrazas la almohada que tenías más cerca, aquella que tenía el aroma a chocolate del alfa, tu lobo moviendo su cola con felicidad al reconocer el olor.

Blanqueas los ojos. Como si fuera posible que no oliera a chocolate alguna parte de la cama, o incluso de ti.

Hyunjin te había anudado varias veces en esta cama, tantas, que no creías ser capaz de soportar de nuevo al alfa. Tu cintura al menos no creía poder tolerar otra ronda y al alfa de adentro tuyo.

Tus párpados se sienten pesados, por lo que cierras tus ojos. Los recuerdos de Hyunjin entrando profundo se reproducen en tu mente como si estuvieras viendo la escena por fuera, desde lejos, como un espectador, y un escalofrío recorre cada centímetro de tu cuerpo por ello, obligante a abrir los ojos en un tonto intento de huir de tu mente.

Miras hacia abajo, a ninguna parte en especial.

Era... extraño. Se sentía extraño estar con Hyunjin más allá de su celo o el tuyo.

No habías imaginado la conexión entre ustedes dos y al mismo tiempo la sensación de desconexión. Sus cuerpos eran asquerosamente compatibles, a tal punto que ni siquiera te sorprendió la facilidad con la que te habías adaptado a la situación y encontrado deseando ser llenado por su semen, pero también había algo más.

No se puede forzar ese algo más si no está, y esta vez estando juntos y conscientes solo había reafirmado lo que pensabas. Para una parte tuya se sentía como si solo estuvieran jugando, como si ambos estuvieran experimentando tener su primera vez con su mejor amigo.

No sentías deseos por Hyunjin, y es que lo que sentías por él era más del orden de la necesidad. Bien podría estar ahora mismo al lado tuyo, desnudo, y seguramente te irritaría su pegajosa y pasiva presencia más que cualquier otra cosa.

Adorabas al alfa aunque nunca se lo hubieras dicho, pero sabes que ese sentimiento se debía a que Hyunjin era tuyo, a fin de cuentas eran destinados. Pero no sentías nada más allá de esa sensación de posesión.

Honestamente, era algo difícil de explicar. Odiarías que estuviera con otro omega, solo porque eres su omega. Era un sentimiento bastante primitivo, pero no amabas a Hyunjin. Cada día comprobabas que no lo amabas de la forma que siempre habías leído en los cuentos sucedía entre parejas destinadas.

Dios sabe que podrías nunca más tener sexo con él, y no sería un problema en absoluto para ti.

Básicamente te bastaba con solo la compañía y las bromas, sobre todo por la forma en que reaccionaba ese tonto alfa a tus comentarios sarcásticos. Era fácil vivir con él. Era como vivir con tu mejor amigo y a la vez la persona a la que más disfrutabas molestar por puro placer.

Era difícil describir lo que sentías, porque cuanto más lo pensaras, más contradictorio era. Así que no esperabas que nadie te entendiera.

Sabías que no podían estar el uno sin el otro, pero tu corazón no estaba con él, como sabes que el del alfa tampoco lo estaba contigo. Y gracias a Dios eso sucedía, porque si no sí que sería realmente incómodo.


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Construyendo el amor - HyunMinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora