12. Último día de clases

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Estábamos exhaustos, pero, al fin lo habíamos conseguido. Habíamos terminado todos los exámenes y habíamos presentado todos los trabajos grupales. Era hora de disfrutar de las navidades.

Iván y yo, que habíamos hecho amistad en las últimas semanas, estábamos en la cafetería disfrutando de un chocolate caliente y de una partida al LOL con nuestros móviles. El frío invernal se había colado en el instituto y muchos aprovechábamos la calefacción de la cafetería.

Teníamos las últimas horas de clase libres, pero no podíamos salir porque fuera llovía muchísimo. Un ruido nos hizo apartar los ojos de nuestras pantallas. Daphne había dejado su pesada mochila sobre nuestra mesa.

—Por fin se acabaron las clases y los exámenes. Creí que me iba a dar algo...

—Y que lo digas—afirmó Iván—. Llevo un mes sin tocar la PlayStation, ¿te lo puedes creer?

—¡Qué suerte tienes! La mía se rompió...—me quejé.

—Echo de menos a mi planta-vaca...—dijo Daphne—. A ver si estas navidades puedo jugar un rato a los Sims 4 y avanzar con el reto de Not so Berry...

—Quiero jugar al Hogwarts Legacy, pero no tengo el juego ni dónde jugarlo—comenté.

—Ponte a la cola—añadió Daphne—. Llevo una eternidad esperando a que el pesado de mi amigo me lo pase... Esta tarde lo voy a machacar en el entrenamiento—resolvió decidida.

—¿Entrenamiento? —preguntó Iván con gran interés.

—Sí, soy técnico deportivo en un equipo de Hockey en Silla de Ruedas Eléctrica y mi padre es el entrenador—aclaró ella.

—¡Qué guay! Esto tiene que ser muy interesante y supongo que necesitan voluntarios para ayudar...

Iván me dio un codazo bajo la mesa y me dirigió una mirada cargada de significado. Sabía lo que quería. Me había confesado que estaba colado por Daphne, pero que ella no notaba su presencia.

—Seguro que necesitan voluntarios y más con los partidos tan importantes que tienen ahora—sugerí.

Daphne nos miró con una ceja enarcada,como si sospechara que tramábamosalgo.

—Puedo ayudar con cualquier cosa, aprendo rápido—insistió Iván.

—Eso está por verse...—musitó la pelirroja.

Tras un duelo de miradas entre ambos, Daphne tomó una decisión.

—Si insistes..., la verdad es que no vendría mal un poco de ayuda. —Una sonrisa malévola apareció en su rostro. —Te espero esta tarde, Brian ya se sabe el camino.



Iván suplicó que lo acompañara porque no quería ir solo. Y aquí estábamos los dos a las puertas del club deportivo, congelándonos porque la temperatura había descendido abruptamente.

—¿Entramos o qué? —dijo Iván. —No me siento los huevos, tío...

—Sí, sí, vamos— respondí.

Mi amigo tocó el timbre y la puerta se abrió automáticamente.

Entramos y atravesamos los diversos corredores hasta llegar a la sala donde se encontraba Daphne junto al equipo de Hockey. Barrí la estancia con la mirada en busca de un rubio de ojos azules, pero no lo encontré por ningún lado.

La presencia de Iván y el haber hecho las paces con Daphne y Lucas me dio la fuerza y la tranquilidad que necesitaba para volver a este lugar después de mi repentina huida semanas atrás.

Ilusiones de invierno ©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora