Prólogo

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8 de febrero de 1996 - Seúl, Corea del Sur.

Era la una de la madrugada, el frío quemaba en las manos congeladas de Hyunjin mientras le daba una última calada a su cigarrillo, para después tirarlo por la ventana.

A su madre, Hyoyeon, no le gustaba que fumara dentro de su casa, pero desde que Hyunjin tiene memoria él hace lo que quiere, y ella está muy cansada para regañarlo.

Mucho más el día de hoy, porque Jeongin, el pequeño de la familia, ha cumplido un año desde su nacimiento y se le hizo una pequeña reunión con pocos invitados.

Hyunjin no quiso aparecer en ninguna foto, sólo estuvo sentado en un rincón hablando con su primo y vecino Jisung, quien junto con su madre Tzuyu, ambos betas, saben perfectamente el motivo por el que el omega no quería estar allí, por el que no puede ni mirar a su hijo a los ojos, por el que no quiere reconocerlo.

Mientras más veía a Jeongin, más recordaba el motivo de su embarazo y, en consecuencia, solo quería vomitar.

Sí, Jeongin es hijo de Hyunjin.

El pequeño cachorro aún no sabe cuál es el aroma de quien lo ha llevado en su vientre por nueve meses, por eso mismo es un niño inquieto que no siente tranquilidad alguna, a veces llora y llora sin parar, nadie logra poder entenderlo.

Solamente su abuela Hyoyeon, quien al ser omega, mayormente lo carga en su pecho largando sus feromonas para tranquilizarlo. Y sí, ha dado resultado, pero no del todo, pues un niño siempre tiene que estar al calor de su figura materna.

Hyunjin quería sentir un poco de afecto por el bebé, algo de cariño o de culpa por no poder disfrutar con él su primer año de vida.

Pero no siente nada, no puede, realmente no lo acepta.

Agradece todos los días por no llevar una marca de aquel maldito alfa que lo embarazó, lo cual hace que pueda negar que alguna vez estuvo preñado. Ni siquiera salía a la calle en los meses que estaba embarazado, y cuando lo hacía usaba una peligrosa cantidad de fajas para ocultarlo.

Siempre que pasa el tiempo con algún beta que conoce casualmente, el omega no se deja sacar la blusa -y si ocurre, se pone de espaldas- realmente no quiere que nadie vea la cicatriz de su cesárea.

Obviamente que le hacen caso, a ellos no les importa, solo quieren follar. Y Hyunjin solo quiere algo a cambio.

Su madre ha sobrellevado la situación haciéndole creer a los vecinos que Jeongin es su hijo, llevándose las miradas más desagradables de algunos. Y claro, ¿quién miraría con buenos ojos a una omega que dio a luz cinco años después de la muerte de su alfa y que este supuesto ni siquiera la marcó, pues aún conserva la cicatriz de su anterior lazo?

El padre de Hyunjin falleció de una extraña enfermedad degenerativa cuando él tenía trece años, y su madre, quien no podía andar por ahí sin poseer una marca o con esta ya borrada, tuvieron que mudarse a su actual residencia en uno de los distritos más empobrecidos en el sur de Seúl, el D.K.O.

Este era uno de los barrios más marginados donde viven la mayoría de los omegas y betas que no pueden salir al centro de la ciudad por miedo a los alfas. Por obvias razones todo lo que se encuentra a su alrededor es marginal; hospitales en malas condiciones, un sistema educativo deplorable, comisarías con policías inútiles o un pésimo servicio de agua potable.

La única "ventaja" que se tiene viviendo aquí es que estos barrios están custodiados por betas armados ilegalmente, lo cual hace que no pueda entrar ningún alfa que no tenga a su omega marcado. Igualmente este es un hecho que no ocurre siempre, pues al ser poblado en su mayoría por betas y omegas estos ni siquiera usan inhibidores ya que no hay alfas cerca, es decir, no sienten "peligro" alguno. De lo contrario, los armados tienen toda la orden de disparar.

OUT OF TIME | lixjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora