9- Kill me without mercy...

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Habían pasado un par de meses, 4 para ser exactos, en ese tiempo evite cualquier contacto con Tom, no le hablaba, no lo veía y no lo sentía, estaba sola en ese lugar, a pesar de Taylor que siempre me cuidaba y Maddy, la cuál se había calmado un poco, ya no era tan grosera y después de lo que me hicieron ya no buscaba a Tom como antes.

Eran las 12 de la noche y yo estaba en mi habitación acostada sin poder dormir, baje a la cocina por un vaso con agua y lastimosamente me tope a Tom el cuál se estaba cogiendo a una rubia con tetas enormes en la sala, no le preste atención y seguí mi camino, después de unos minutos vi como Tom entraba a la cocina solo con un pantalón, este me miró sin importancia y yo lo mire con desprecio.

-Que crees que estás haciendo?- hablo Tom acorralandome contra la mesa.

-Que?, ahora ya no puedo estar en mi propia casa sin que sospeches algo?- hablé sarcásticamente, era la primera vez en esos meses donde estaba tan cerca de Tom, sentir su aliento en mi rostro me erizaba la piel, sentir como su mirada me acorralaba en una esquina me mataba, y tener esos hermosos labios tan cerca y no poder besarlos me aniquilaba.

-Haz estado evitandome, crees que no me doy cuenta?- hablo bajando su mirada a mis labios pero después la subió a mis ojos.

-Despues de lo que dejaras que me hicieran lo único que quiero hacer contigo es odiarte- hablé con rencor, en ese momento recordé aquella vez donde esos hombres me lastimaban una y otra vez, durante horas, sin poder parar, sin dejarme en paz, sin importar cada grito que llegue a soltar, lo único que me importaba en ese momento era que alguien me ayudara pero ese momento nunca llegó.

-No es mi culpa que me desobedecieras, te lo advertí y no me hiciste caso, y esa era la consecuencia de tu comportamiento - hablo agarrando mi barbilla haciendo que lo mirara, sentí esos labios tan cerca que quise besarlos pero no podía, mi cuerpo no reaccionaba entonces lo sentí, sentí como sus labios abrazaban a los míos, sentí como su lengua rogaba por entrar.
Mi cuerpo se quedó paralizado y no podía moverme, pero después de unos segundos logré reaccionar, mis labios aceptaron ese beso mientras sentía las manos de Tom en mi cintura, tal vez era yo, pero ese beso lo sentí tan impotente, tan cariñoso, tan real, solo éramos el y yo, en un beso eterno el cuál nunca acabaría, o eso creía yo.

-Tom?- nuestros labios se separaron y vi a aquella chica rubia con solo la ropa interior en la puerta de la cocina.

Mis ojos vieron como Tom había marcado su cuerpo y me di cuenta que ella también lo marco, Tom no dejaba que nadie le dejara chupetones pero el tenía uno... En su cuello, un chupetón el cuál me demostró que Tom era un miserable, un chupetón que para ellos no significaba nada pero para mí significaba demasiado, Tom había decidido a estar con esa mujer, esa mujer la cuál sería SU mujer.

[...]

Al día siguiente me desperté a las 10, era algo tarde pero no le preste atención, baje las escaleras y vi a alguien muy familiar, un chico rubio, robusto y con anteojos, era Gustav, corrí a sus brazos y lo abrace con todas mis fuerzas, el correspondió el abrazo acariciando mi espalda.

-Que haces aquí?- pregunté feliz, por fin tenía a mi familia cerca.

-Vine a visitarte, espero que estés bien cariño - hablo Gustav y por alguna razón empecé a llorar, era tanto mi sufrimiento que teniendo a Gustav cerca me pude desahogar.

-Lo siento, pero te extrañe tanto - hablé mientras miraba su rostro, el sonrió y me volvió a abrazar, limpie mis lágrimas y me gire para ver cómo aquella mujer rubia le daba un vaso con agua a Gustav, este lo acepto y se sentó en el sofa.

-Quien eres?- pregunto Gustav mirando a la rubia.

-Soy Meredith, la mujer de Tom - hablo la rubia sentándose al lado de Tom, mire a Tom desconcertada y el aparato la mirada, no podía creer que no dijera nada, es un maldito cobarde.

My living DemonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora