Mein Schatz König (SAGA COD #1)

Capítulo 56 "Manipulación"

Narra Ghost...

Por alguna razón sentía que Silvia se estaba comportando de una manera extraña, cariñosa, me veía con su rostro enrojecido y sus ojos, no podía dejar de ver sus ojos.

Las cosas empezaban a sentirse demasiado íntimas, me había pedido que fuese más suave, la estaba lastimando, a veces olvido que nuestra diferencia de altura notable también influye en nuestros sexos.

- Espera, espera. - Silvia suplicaba mientras me empujaba el pecho con delicadeza.

Saqué mi miembro húmedo de su interior, retiré el preservativo y lo tiré en la papelera, acomodé mis pantalones, volví a verla a los ojos, parecía que temblaba.

- ¿Pasa algo? - interrogué.

- Estoy muy nerviosa, no sé por qué.

Ella se acomodaba el vestido y el cabello, y yo llevé mi mano hasta su cuello para sentir su temperatura, ella temblaba.

- Estás helada. - concluí.

- Son los nervios.

Escuché entre la música un taconeo que se acercaba al baño, aparté a Silvia del frente del retrete para que me diera espacio y subí en él.

- Sal de aquí ahora. - ordené en voz baja.

- ¿Qué pasa?

- Alguien viene.

- ¿Y está puerta por qué está cerrada? - escuchaba la voz de Zanetti del otro lado de la puerta.

- Mierda. - soltaba Silvia.

- Vete, maldición. - empujé a Silvia para que saliera del cubículo.

- ¿Quién está dentro? - se escuchaba que Zanetti agitaba con fuerza la manilla de la puerta.

Silvia salió del cubículo y me dejó dentro, mantenía el equilibrio sobre la tapa del retrete, no podía quedarme aquí para siempre o me verían.

- ¡Abran la puerta!, ¿¡Silvia estás ahí!? - Zanetti tocaba la puerta con fuerza y gritaba el nombre de la rubia de su hermana.

- Haz, algo, ábrele. - pedía en voz baja.

- ¿Contigo ahí dentro?, estás loco.

Zanetti agitaba la puerta con fuerza hasta que escuche como algo metálico caía al piso.

- ¡Mierda!, la perilla se rompió. - escuchaba que decía Zanetti.

- Perfecto, ahora en realidad me he quedado encerrada. - decretaba Silvia.

- Nos quedamos encerrados. - corregía.

- Cállate.

- ¡Fiorella!, ayúdame aquí, no sé que pasó, se rompió y creo que hay alguien adentro. - decía Zanetti.

Debía salir de ahí ahora, ví hacia el techo encontrando unos paneles, tal vez si los muevo con suerte encuentre un conducto de ventilación.

Y así hice, moví los paneles del techo, me sostuve de ellos y subí escondiendome en el interior, podía ver el baño desde arriba y la espalda sudada de Silvia, acomodé los paneles y me arrastré a traves de los conductos de ventilación, cerca veia la luz de un faro, la salida estaba frente a mis ojos.

El interior de los conductos de ventilación eran calientes y oscuros, no podía ver nada excepto la luz al final hacia la cual me guíe, verifiqué que no hubiese nadie alrededor y bajé de un salto, me dolió un poco la caída, aún tengo la herida en mi abdomen algo fresca, sacudí mi traje del polvo y caminé como si nada.