El golpe final

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Las declaraciones que su socio había dado lo dejó desconcertado... ¿Cómo? ¿El era gay? Y yo hablando de mujeres... pensé. 

Me llegó una carta y la leí

Querido Alastor, 

Se preguntará de que va nuestro deseado golpe final. Bien... Sabotearemos la bolsa de valores de Nueva York. ¿Cómo vamos a hacer eso? Es muy fácil, nos haremos pasar por gente importante, o amenazaremos a quien sea para hacer que las empresas caigan, y así quedarnos nosotros con ese dinero. Tiraremos una bomba. 

Tranquilo, se que a ti te sobra.... Pero a mi me entusiasma tenerlo entre mis manos. Ya te contaré cuando estemos "jubilados".  Estoy bastante entusiasta. Queda conmigo en persona, le he dicho a Charlotte que te cuente todo, ella cree que es un cuento, tranquila. Es muy inocente. Ella te dirá la dirección al final. Lo tomará como un juego. 

Cuando acabemos de planear todo... quizás os invite a una copa a los dos. Nos vemos. 

L.M.R

Nunca quise que Charlotte se involucrara en el gran golpe final. Era una completa locura. ¿Nosotros dos? ¿Asesinos en serie en un pequeño pueblo? ¿Hacer que la bolsa de valores caiga? ¿Dónde me había metido?

Al final me deshice de todas mis inseguridades, sabía perfectamente qué era lo que tocaba, y que no podía dejar el plan atrás ya que involucraba a Charlotte, y yo lo que menos deseaba en este cruel mundo es que ella pagara las consecuencias en mi lugar. No lo podría admitir, nunca. De hecho, estaba tan mal de la cabeza que hasta me suicidaría y haría lo que fuese para entrar al cielo y para coseguir verla. Sabía que caería sobre el asqueroso y sucio infierno al morir, pero merecía la pena. Todas las personas que había matado... Todos los trucos voodoo que había practicado... Toda la carne humana que había comido... Todas esas cosas habían sido clave para mi desarrollo mental, y me encantaban. Obviamente, me había propuesto dejarlas para hacer feliz a Charlotte. Según ella me contó... también cometió errores, igual se empatizaría de mi, o igual saldría corriendo para no verme ni una sola vez más en su entera vida. 

Saber todo eso me dolía como mil estacas al corazón. Mi alma sangraba solo de pensarlo. Lo sabía. Nunca tuve que haberme enamorado, pero si la dejaba ahora, moriría de depresión. 

*Ring Ring*

-¿Diga? -dije

-¡Hola Alastor! Soy yo, Charlotte, un amigo me dijo que te contara una anécdota realmente interesante.... no se si te gustaría pasar a mi casa para tomar un café mientras te la cuento...-dijo ilusionada

-Oh, estaría encantado... Muchas gracias por la invitación mi querida Charlotte -dije. 

Como odiaba que usaran a mi Charlotte. Mi socio ni siquiera me dijo su nombre nunca. Me molestaba que aunque yo lo hubiese decidido, estuviera tan atado a unas simples palabras. Yo quería ser el que daba los grandes tratos. Yo quería ser el gran maestro del engaño, el capaz de convencer a cualquier persona para hacer un trato. Lo que no quería ser era la víctima de mis mismas palabras. De mis mismas promesas. De mis mismos compromisos.

-Hola Alastor, pasa, te he hecho un café negro... como a tí te gusta -dijo con una de sus mejores y resplandecientes sonrisas

-Oh, gracias -dije ilusionado. 

-Mira, toma asiento -dijo mientras me señalaba una silla- tengo un amigo, que no se si conoces... pero eso es insignificante, resulta que me contó una historia que me gusto bastante. -dijo

-¿Ah si? ¿Cómo se llama tu amigo? -dije con el propósito de saber quién era él. 

-Oh.. pues... Se llama Anthony. No se si lo conoces, tampoco se si la historia es suya, pero la cuenta muy bien. -dijo sonriendo

-Ah, que bien... Bueno, continúe bella dama

-Vale, pues... dos grandes ladrones y asesinos planificarían un gran golpe para luego retirarse. Estos dos eran socios, y uno lo hacía por diversión, el otro por dinero. Querían hacer que la bolsa de valores de Nueva York cayera. Se disfrazaron, tiraron una bomba... hicieron muchos tratos y consiguieron forrarse mientras gente se suicidaba por tal mala noticia. Ellos dos se divertían mucho haciendo a la gente sufrir. Los dos se retiraron después de ese golpe, por una sola razón en común: El amor. Dejaron de matar, de practicar voodoo, de comer carne humana, de robar... Dejaron de hacer muchas cosas, todo para que esas personas especiales los perdonaran. Al final lo hicieron, ellos dos se disculparon con por aquel sus amantes y consiguieros seguir bien con su vida. Uno de ellos se fué a vivir con su compañera a otro lugar. El otro, quiso ir con su pareja, pero esta lo traicionó, y lo dejó frente a todos. Todos sus focos se iluminaron para verlo. Su pareja inmediatamente se arrepintió. Ese quien amaba, y quien confiaba en él lo había traicionado. Le era imposible dar la cara. Entonces la pareja actuó, mató a todos los policías y se disculpo con el hombre. Unos segundos después, una lanza los atravesó a los dos. Matándolos. Solo pudieron decir una última cosa: "Te amo". Luego murieron. El otro vivió feliz, pero entró en pánico al saber que su antigüo socio había muerto a manos de un desconocido. Pero ella, la pareja consiguió que se calmara. Ellos vivieron felices, él cada día estuvo recordando siempre... la vida de el que en su momento fué su socio. Calle Michigan 354 (Me he inventado la calle :v)

-Vaya, que profundo -dije tomando mi taza de té. La verdad nunca me quedó claro de quién estaban hablando, ¿quien había muerto? ¿Mi socio o yo?

-¿Lo ves? Es una historia oscura, pero a la vez muy tierna- dijo ella con una sonrisa

- Tierna eres tú querida -dije eso sin pensar. 

Ella se sonrojó al instante por mis palabras. Fingí haber escuchado esa historia por primera vez.

<Vaya, ahora el toque de queda era esa calle. Sin problema entonces, está cerca de mi casa. ¿Vivirá mi socio al lado mía?> -pensé

-Bueno Charlotte, no te quiero molestar más, será mejor que vaya volviendo a mi departamento

-Tu traquilo, no molestas, pero eres libre de irte- dijo guiñándome un ojo

De verdad, ella era la persona más tierna que nunca he visto. Era simplemente perfecta.




En vida y en muerte (CHARLASTOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora