Fantasías

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¡Hola! Ya le voy a poner un poco de chisme a la cosa por que sino se me hace dificil escribir... bueno, espero que os guste: 

Alastor había resuelto sus dudas. Él amaba a Charlie. No lo dudó. Se maldijo internamente mil veces, por haber caído en el mismo error del amor, lo que le costó la vida, puede que le coste la muerte. Tan dulce, pero tan espinado... el amor. 

Todos estos años había vivido... bien. Masacres, comida, sueño y masacres. Siempre tal monotonía, que se rompió gracias a tal entrometida princesa. Gracias a eso Alastor pudo salir de ese horrible agujero del aburrimiento. 

Gracias a ella, Alastor le dió fuego a su vida. Estaba claro que no la dejaría ir. Por suerte la molesta de su ex-novia ya se había ido por patas, lo que le daba a Charlie en bandeja de plata, solo tenía que... hacerla enamorarse de él. 

A Charlie Alastor le atraía, pero Alastor no sabía si la encantadora princesa del infierno lo amaba realmente, o igual fué un impulso de desesperación por haber perdido el amor de su vida. Tanto lo molestaba, pensar que su princesa pudo haber sido tocada por tal asqueroso, mentiroso y repugnante ser, un ángel de pies a cabeza. No había duda.

(...)

Una princesa, estaba encerrada en su cuarto, pensando en lo que había hecho. La ruptura de su novia y ella la había marcado, separarse de una persona que se quiere es dificil, pero alguien que consigue sacarte de un agujero negro es fundamental. 

Para la princesa, Alastor era su héroe. Exacto, es asesino, caníbal, practicador de vudú, poderoso y encantador demonio de la radio. ¿En serio? Ella ase acabaría enamorando de un pecador. A Charlie le enrojecía su sonrisa, su tacto la arropaba y su mirada la fundía. Todo de él hacía que un fuego interior despertara poco a poco tal súcubo, la que sentía que cada vez que el demonio de la radio se acercaba, los latidos del corazón de Charlie la despertaban, haciendo ruido. Para invocarla. 

-Alastor -dijo la princesa del infierno para seguir acurrucada en su cama agarrando sus piernas. 

Ella empezó a sentir su tacto. A oír su voz. A ver su rostro. Algo en ella se encendió, lo que llevó su mano a una parte algo impura de su cuerpo. 

-Alastor -suspiró

(...)

Alastor estaba abajo, junto a todos. Una de sus orejas se movió hacia un lado. Estaba oyendo un tipo de suspiro. Supuso que sería alguien de afuera, que no habría encontrado algún otro sitio más apropiado que al lado del hotel para hacer sus cosas con su amante. 

Sus dos orejas cayeron, haciendo un movimiento hacia abajo, al oír como un tipo de suspiro, algo más entendible:

"Alastor"

Tal palabra hizo un escalofrío recorriera su columna vertebral. Toda su espalda. No tardó en adivinar que tal palabra venía desde la boca de la princesa. 

-¿Que pasa fresa proxeneta? ¿Es que te ha comido la lengua Husk o algo? -dijo el arácnido afeminado amigo (y amante secreto de un gato alado). 

-Por favor, afeminado amigo, no diga cosas tan repugnantes, sabiendo que usted y mi viejo amigo Husk comparten algo más que cama -dijo Alastor sorprendiendo a los dos, haciendo que estos se sonrojaran. 

-¿C-Como sabes eso? -dijo Ángel atemorizado. 

Alastor sin más señaló sus orejas y se llevó la mano a la cara (facepalm).

-La habitación de Husk está justo al lado de la mía, mi afeminado amigo- dijo Alastor. 

-Cállate ya puto -dijo Husk algo cabreado. 

-No debería hablar más, querido amigo... solo quiero que no vuelvas a gritar de esa manera de noche... mi querido amigo, no soy capaz de convencer a este arácnido ser para que deje de gritar de esa manera, no quiero que usted lo haga tambié- 

"A-Alastor"

Otra vez ese escalofrío recorriendo su espalda. Sus orejas volvieron a bajar de una forma tímida. Oírla lo excitaba. 

-Si me permiten, me retiro -dijo Alastor para subir las escaleras con su bastón. 

-¿Pero a este que le pasa? -dijo Husk con molestia.

-Es un sujeto muy raro, el pinche bambi -dijo Ángel tomando un trago de su copa.

 Alastor se situó en la puerta de la habitación de la mujer. Colocó en la puerta su oído, para oír mucho mejor todo. No tardó en sentir que el fuego lo consumía por dentro. 

Alastor no tuvo otro remedio de dejar el lugar para ir a su habitación y escribir todos sus sentimientos que sentía en ese mismo momento.

(...)

(En el futuro) 

Una princesa con lágrimas en los ojos leía esta página con sorpresa y un rubor. Soltó una casi inaudible risa, con mucho desanimo, mientras sorbía, de tanto haber llorado. El agua de sus ojos no cedía. 

Nunca se perdonaría lo que había hecho. 

(...)

(Nos situamos dónde antes)

Alastor decidió acosastarse para dormir y esperar al día siguiente. 

Alguien tocó la puerta. 

-¿Si? -dijo Alastor para acercarse al trozo de madera. 

-Alastor, abre -dijo una voz seductoramente.

-¿Ch-Charlie? -dijo Alastor al sentir un escalofrío subir por su espalda. 

-Alastor -dijo otra vez aquella hermosa mujer a través de la puerta- Abre o abriré yo, no tienes escapatoria. 

Alastor abrió la puerta y a el mínimo sonido que la puerta hizo, la chica se avalanzó sobre el, poniendose en cuatro, tirando al venado al suelo, haciendo que él quedara debajo.

Alastor pudo contemplar el hermoso rostro de la súcubo, sus ojos rojos, sus cuernos, su preciosa cabellera... 

-Ahora solo me perteneces a mí- dijo Charlie.

-Soy tuyo -dijo Alastor.

-Grítalo -dijo seductoramente. 

-¡Soy tuyo!

"Alastor"

"Alastooor"

Alastor se levantó de su sueño para ver a Niffty, cual estaba limpiando su habitación. 

-Señor me pareció extraño que decidiera dormir a las 8 pm, pero bueno, estaba gritando "soy tuyo" y se ha oído por todo el hotel- dijo Niffty (no se oyó por todo el hotel, ella lo hacía para fastidiar a Alastor)

-¿QUÉ? -dijo Alarmado. 

-Le estaba vacilando señor, solo yo lo escuché. Por cierto, ¿Por qué suda tanto?

-Niffty, fuera -dijo con pocas ganas de vivir.


En vida y en muerte (CHARLASTOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora