Y allí estaban, esperando que el joven castaño apareciera. Por supuesto, estaba nuevamente tarde.
Megan ya se encontraba acostada en la cama con un conjunto de lencería negra, que en otro momento habría hecho que Harry se lanzara sobre ella para quitárselo con los dientes. Sin embargo, en este momento, se encontraba solo mordiendo sus uñas mientras su mirada verde estaba pegada en la puerta del comedor.
¿Por qué estaba tan nervioso? Probablemente porque después de esto, todo podría cambiar. Tenía miedo de estar en una vida sin Megan a su lado, o tal vez tenía miedo de que esto le gustara.
Aunque, eso último era algo que dudaba posible. En primer lugar, nunca le habían parecido atractivos los hombres. Si bien sabía reconocer cuando un tipo estaba lo suficientemente bueno, nunca le había gustado. Segundo, habían establecido muchísimos límites, entre ellos: Louis no podía besar, lamer, ni tomar partes íntimas de Harry. Louis solo podía tocar a Megan, podía hacerle de todo, excepto penetrarla.
Solo sería una vez, no podía ser tan malo, no podía cambiar el curso de sus vidas de repente. Se lo repetía, una y otra vez, hasta que el timbre sonó.
El sonido del timbre resonó en la habitación, rompiendo el silencio tenso que los envolvía.
Con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho, Harry se adelantó hacia la puerta del comedor, su mano temblorosa al alcanzar el pomo. Con un respiro profundo, giró el pomo y abrió la puerta lentamente, revelando a Louis parado en el umbral con una sonrisa encantadora en el rostro.
El joven castaño parecía radiante, con una energía contagiosa que llenaba la habitación y cambiaba el ambiente tenso que había estado presente antes de su llegada. A pesar de sus nervios, Harry intentó mantener la compostura mientras se preparaba para lo que vendría a continuación.
Louis irrumpió con una sonrisa jovial, tomando a Harry de los hombros y depositando un beso en su mejilla, ignorando por completo la mano extendida de Harry.
—Buenas tardes, grandulón —rió Louis con jovialidad, su tono relajado contrastaba con la tensión que Harry sentía en su interior.
—Louis —gruñó Harry, con la mandíbula tensa y una mirada fría.
—¿Y Megan? —preguntó Louis, mientras se quitaba su abrigo.
—En la habitación —respondió Harry, su voz apenas un murmullo.
—Bien, quiero hablar contigo antes de hacer algo. Porque ya he estado con parejas como la de ustedes. Yo respeto mucho los acuerdos que hemos hablado, sus limitaciones y todo, aunque puedo ser muy descarado para pasar sobre ellas. Voy a respetarlos. Si te molesta que haga algo con Megan, como es tu novia, dímelo. No grites, no me insultes y menos me levantes la mano —terminó, con una ligera sombra en sus ojos mientras se liberaba de todas las capas de abrigo y las colgaba en el perchero.
Harry se sintió abrumado por la sinceridad de las palabras de Louis. —Yo... em... accedí a esto porque Megan lo quería. Pero creo que tengo los suficientes principios para pensar como un ser humano decente y no hacerte nada malo —respondió, luchando por encontrar las palabras adecuadas.
—Gracias, grandulón —sonrió Louis, antes de continuar—. Así que, tú dime si las reglas siguen en pie.—
—Sí, siguen en pie —confirmó Harry, con una mezcla de nerviosismo y determinación en su voz.
Con un gesto de cabeza, Louis le dio una palmadita amistosa en el hombro de Harry.
El rizado inhaló profundamente, reuniendo su determinación antes de hablar.
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TRIO
FanfictionLa vida de Harry y Megan parecía sacada de un cuento de hadas moderno. Con casi cuatro años de relación, su amor parecía inquebrantable, su complicidad innegable. Jóvenes y llenos de sueños, el mundo parecía estar a sus pies, sin mayores preocupacio...