Silencioso

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—Shh, nos pueden escuchar —susurra Louis, con su voz apenas audible en el oscuro pasillo. La única luz proviene de la tenue luna que se filtra por una ventana cercana, lanzando sombras que se entrelazan con las suyas.

Harry lo presiona firmemente contra la pared fría, el aliento cálido contrastando con el aire nocturno. —Tú eres el ruidoso —murmura sobre la piel del cuello de Louis.

Con un movimiento ágil, Louis enrolla sus piernas alrededor de las caderas de Harry, buscando más contacto, más de esa electricidad que sólo Harry puede darle. —Vamos a la habitación —pide con la voz entrecortada, un gemido suave escapando de sus labios cuando Harry muerde con suavidad sus clavículas.

El rizado responde con una sonrisa que se pierde en la oscuridad, su mano deslizándose bajo la camiseta de Louis para acariciar la piel suave y cálida de su espalda. El contacto hace que un escalofrío recorra el cuerpo de Louis, y aprieta más sus piernas, aferrándose a Harry como si pudiera desvanecerse en la sombra.

Guiados por una mezcla de urgencia y miedo a ser descubiertos, se mueven con pasos apresurados y silenciosos hacia la habitación más cercana, sus cuerpos aún enlazados, evitando hacer ruido con cada cauteloso paso. Harry abre la puerta con cuidado, asegurándose de que no chirríe, y una vez dentro, cierra rápidamente tras ellos, sumergiéndolos en un santuario de privacidad.

La habitación es un refugio de oscuridad, con apenas una rendija de luz lunar que se desliza por las cortinas entreabiertas. Louis se deja caer en la cama, tirando de Harry hacia él, sus manos explorando, memorizando cada curva y contorno en la penumbra.

Harry se inclina para besar a Louis, un beso que lleva consigo intensidad y pasión reprimida. Sus labios se mueven con una mezcla de ternura y desesperación, como si cada segundo contara el doble en la oscuridad. Louis responde con igual fervor, sus manos enredándose en el cabello de Harry, manteniéndolo cerca, profundizando el beso hasta que el mundo exterior parece desaparecer completamente.

—Apúrate —pide Louis, la urgencia evidente en su voz temblorosa.

—¿Tienes condones? —pregunta Harry, separándose ligeramente para mirar a Louis a los ojos, buscando en la oscuridad de la habitación.

—Yo... no, ¿tú? —Louis siente un nudo en el estómago, deseando haber pensado en esto antes.

—No, realmente no pensé que tendría sexo aquí —admite Harry con un suspiro frustrado.

—Yo estoy limpio, me hago la prueba cada dos semanas —afirma Louis rápidamente.

—Eh... yo también estoy limpio, aunque —Harry baja la voz, casi en un susurro— nunca lo he hecho sin condón, solo con Megan... tú sabes.—

Ambos se quedan en silencio por un momento, el aire cargado con la tensión de la decisión que deben tomar. La respiración de Louis se vuelve más audible en el silencio, cada inhalación resonando con la posibilidad y el peligro.

—Tal vez deberíamos esperar entonces —dice Louis finalmente, su voz firme pero suave.

—No, yo sí quiero. Quiero seguir —insiste Harry, su voz cargada de deseo, pero también de un toque de ansiedad, mostrando su conflicto interno.

—¿Tú, tú estás seguro? No es necesario, podemos hacer otras cosas —responde Louis, su tono suave y considerado.

Harry se toma un momento, la respiración un poco acelerada por la emoción del momento y la seriedad de su conversación. Finalmente, asiente con convicción, mirando fijamente a Louis con una intensidad que refleja su decisión.

—Estoy seguro, pero solo si tú también lo estás. Podemos ser cuidadosos y, como dijiste, también hay otras maneras de estar juntos.

Louis sonríe ligeramente, un gesto que despeja el aire cargado de tensión, y asiente con decisión. —Está bien. — Su voz es un susurro seductor mientras invierte las posiciones con una destreza ágil, presionando a Harry suavemente contra el colchón. La habitación se siente más cerrada y privada, un espacio solo para ellos dos.

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