Epilogo

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—Buen mediodía, querido señor abogado, ¿qué le gustaría almorzar? —cuestiona Louis con una sonrisa maliciosa.

—¿Cómo... cómo? —balbucea Harry, soltando su portafolios.

—Es mala educación responder con una pregunta, señor abogado. —Louis camina con paso seductor hacia Harry, moviendo sus caderas con un pequeño atuendo de cocinera— ¿Así que, qué desea comer?—

—Pensé que volverías de Los Ángeles en dos meses. —Harry murmura, observando el atrevido atuendo de Louis.

—Mhm, decidí adelantar mi regreso. —Louis dice, pasando sus manos sobre el cuello de Harry— Extrañaba sentirte dentro de mí, señor abogado.—

—Joder. —Harry gruñe, pasando sus manos por las caderas de Louis— ¿De dónde sacaste este atuendo?—

—¿Recuerdas cuando me contrataste por el trío? Este es el look de cocinera del cual mencioné.—

—Quiero comerte, dios mío. Te ves delicioso. —Harry dice, presionando sus labios contra los de Louis— Te extrañé, Lou.—

—Yo también, Hazz. —Louis asiente, permitiendo que Harry lo tome de las caderas y lo lleve hasta la mesada.

Luego de que Harry y Megan terminaran su relación de manera amistosa, no pasó mucho tiempo para que Harry y Louis comenzaran a andar. Comenzaron a salir en citas discretas, disfrutando de cenas en restaurantes íntimos y paseos nocturnos por la ciudad, aprovechando cada momento para conocerse en un nivel más profundo. No tardaron en descubrir que tenían mucho en común.

Al darse cuenta de que esto era más que un simple romance pasajero, Louis tomó la decisión de dejar su "trabajo" —un término que usaba para describir una ocupación que ya no lo satisfacía— y se inscribió en una universidad en Los Ángeles. Su objetivo era obtener una licenciatura en educación y cumplir su sueño de convertirse en profesor de primaria. Este cambio no solo marcó un nuevo capítulo en su vida profesional, sino que también le permitió dedicar más tiempo a construir una vida con Harry.

Mientras tanto, Harry estaba comenzando a hacerse un nombre en el ámbito legal, trabajando en casos de alto perfil que le demandaban mucho, pero que le brindaban una profunda satisfacción profesional. A pesar de sus ocupadas agendas, ambos hacían un esfuerzo consciente para mantener su relación. Hablaban por teléfono todas las noches y se aseguraban de pasar al menos un fin de semana juntos cada mes, alternando entre sus ciudades.

Todo parecía estar alineándose perfectamente para la pareja, y Harry empezó a contemplar seriamente la posibilidad de mudarse a Los Ángeles para estar más cerca de Louis. Estaba explorando opciones de empleo en la costa oeste y considerando cómo hacer la transición de la manera menos disruptiva posible.

—¿Cómo es que estás aquí? —cuestiona Harry, besando el cuello de Louis— Dios mío, te he extrañado muchísimo. Te ves tan caliente con este atuendo. —murmura, pasando sus manos por el encaje.

—Yo... pedí una transferencia para la universidad de Manchester y me la aceptaron... —explica Louis, revelando la sorpresa.

—¿que? Dime que no es un chiste.—

—No lo es, Hazz— sonrie

—Eso es increíble, Lou. No puedo creer que vayas a estar aquí, en Manchester, conmigo —dice Harry, su voz teñida de emoción mientras se aparta ligeramente para mirar a Louis a los ojos.

—Quería sorprenderte —confiesa Louis con una sonrisa traviesa—. Además, estar cerca de ti era mi prioridad. Sabía que ambos necesitábamos esto para que nuestra relación funcionara sin tener que sacrificarnos tanto.—

Harry asiente, emocionado por la noticia y por la decisión de Louis de estar más cerca.

—Vamos a tener tanto que planear ahora. Tu mudanza, dónde vas a vivir... aunque, obviamente, espero que te mudes conmigo —bromea Harry, aunque en su tono subyace la sinceridad de la propuesta.

—Esa es la idea, sí —responde Louis, riendo suavemente—. No veo la razón para buscar otro lugar cuando el mejor espacio posible está contigo.—

El entusiasmo de ambos es palpable. Se besan de nuevo, esta vez con la dulce promesa de un futuro compartido más tangible y cercano. Los desafíos de la distancia pronto serían solo un recuerdo, y ahora podían enfocarse en construir juntos una vida cotidiana, llena de los pequeños y grandes momentos que define una relación amorosa y comprometida.

—Te quiero, grandulón—

—Yo más, lou. Mucho más.—

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