Louis ya estaba sobre Harry, moviendo sus caderas ligeramente mientras dejaba que el rizado besara y mordiera su cuello. Megan observaba desde un extremo de la cama, deslizando un vibrador rosa sobre su lencería blanca.
-Móntalo -demandó Megan con urgencia.
Respondiendo al comando, Harry apretó más las costillas desnudas de Louis, mientras sentía cómo este comenzaba a palpar su miembro.
-¿Tienen condón? -preguntó el castaño, con un tono de voz que mezclaba anticipación con cautela.
Megan asintió rápidamente y, sin perder un segundo, rebuscó en el cajón de la mesilla de noche al lado de la cama. Con una sonrisa de complicidad, sacó una tira de condones y se los lanzó a Harry.
-Claro que sí, siempre preparada -dijo con un guiño.
Louis y Harry se miraron un momento, compartiendo una mirada de entendimiento mutuo antes de continuar. Harry tomó uno de los condones, rompiendo el envoltorio con manos ligeramente temblorosas.
Mientras tanto, Megan ajustó su posición en la cama, colocando el vibrador a un lado y centrando toda su atención en los dos hombres.
Louis se deslizó suavemente de encima de Harry y se acomodó a su lado, tomando el condón de las manos de Harry. Con cuidado y una mirada concentrada, ayudó al rizado a desenrollar el condón. Sus dedos trabajaban con precisión, asegurándose de que estuviera puesto correctamente.
El contacto entre ellos era eléctrico, y cada toque añadía una capa más de anticipación al aire ya cargado de tensión sexual. Louis finalmente ajustó el condón, sus ojos encontrando los de Harry en un intercambio lleno de promesas no verbalizadas. Ambos compartían una respiración agitada, intensificada por la presencia expectante de Megan, quien observaba cada movimiento con una mezcla de excitación y aprobación.
Con el condón ya en su lugar, Louis volvió a posicionarse más cerca de Harry, sus cuerpos casi rozándose en un silencio que hablaba más que las palabras. La complicidad y el deseo mutuo eran palpables, y el ambiente en la habitación prometía una exploración profunda de sus conexiones y deseos.
-¿Listo? -susurró Louis, tomando el miembro de Harry con cuidado y guiándolo hacia su entrada. Su voz era suave pero cargada de anticipación, y sus ojos no se apartaban de los de Harry, buscando en ellos cualquier señal de duda o inseguridad.
Harry asintió, su respiración ya entrecortada. El tacto de Louis era experto y tranquilizador, asegurándose de que cada movimiento fuera tanto considerado como estimulante.
Justo en ese segundo, Louis se dejó caer, empalándose al mismo tiempo que Megan insertaba el objeto rosa dentro de ella. Ambos soltaron un leve gemido, una mezcla de dolor y placer, mientras Harry gruñía, agarrando con fuerza las costillas de Louis.
Se sentía increíblemente apretado, deliciosamente ajustado, como nunca antes lo había sentido. Era como estar en el corazón de un volcán, el calor envolvente y la intensidad de la situación lo abrumaban y excitaban a la vez.
-Móntalo -gimió Megan, intentando mantener los ojos abiertos mientras observaba a ambos hombres.
Su voz, entrecortada por su propio placer, envió un estímulo adicional a Harry, quien respondió con un movimiento más decidido. Louis, por su parte, ajustó su posición para facilitar un ritmo más profundo y rítmico, sus propios sonidos de placer mezclándose con los de Megan.
-Joder, eres enorme -gimió Louis, tomando el cabello de Harry. -¡Joder, Dios mío, Harry! ¡Justo ahí! ¡Más fuerte, por favor!-
La voz de Louis era urgente, llena de necesidad mientras guía a Harry para que ajuste su ritmo y profundidad. Respondiendo a la petición, Harry aumentó la fuerza de sus embestidas, cada movimiento más deliberado, encontrando el punto exacto que hacía que Louis arqueara la espalda y emitiera sonidos de placer intenso.
El espacio se llenó con el sonido de sus cuerpos moviéndose juntos, los gemidos de Louis y los gruñidos de Harry en perfecta sincronía con el zumbido del vibrador que Megan manipulaba. Cada palabra, cada petición de Louis añadía una chispa más al fuego que ardía entre ellos, llevando la experiencia a un nivel de intensidad que ninguno había anticipado.
-Oh, mierda -gime Megan cuando el vibrador toca su punto. -¡Joder!-
-¡Ahí, Harry, sí, ah! -gime Louis con más fuerza, subiendo sus caderas y bajando de golpe, encontrando el ángulo perfecto que maximiza el placer.
-Eres tan apretado, maldita sea -murmura Harry, su voz ronca por el esfuerzo y la excitación.
Cada embestida es un descubrimiento, cada reacción de Louis lo incita a profundizar más, a moverse con mayor intensidad. La habitación se llena de sonidos de sus cuerpos en movimiento, el constante zumbido del vibrador, y sus respiraciones agitadas.
El entrelazado de sus voces en gemidos y ruegos añade una dimensión casi tangible al deseo que circula en el aire, impulsándolos hacia un clímax inminente. La energía entre ellos es eléctrica, y cada movimiento es una promesa de más placer, más conexión, más intensidad.
-Me estoy por... oh... no aguanto -dice Megan, su voz temblorosa y cortada por la intensidad del placer. -¡Más rápido, Harry! -demanda, incitándolo a intensificar su ritmo.
En ese momento, Harry gruñe, usando sus talones para dar una vuelta y cambiar la posición. Louis queda bajo él, con Harry ahora dominando desde arriba.
-Lo siento -gruñe Harry, reposicionando las piernas del castaño sobre sus hombros.
-¡Oh, mierda! ¡Esto, Dios! ¡Te siento en mi estómago! -gime Louis con fuerza cuando el ángulo cambia, haciendo que cada embestida de Harry se sienta con más intensidad, golpeando todos sus órganos internos.
El cambio de posición permite a Harry alcanzar aún más profundamente, cada movimiento vibrante y poderoso, intensificando la experiencia para ambos. Louis se aferra a las sábanas, su cuerpo respondiendo con cada oleada de sensación, mientras Megan, estimulada por la escena y su propio placer, se acerca al borde del clímax junto a ellos.
Harry arremete con más fuerza, marcando cada embestida con un ritmo intenso y decidido. Louis responde con gemidos agudos y potentes, cada uno reflejando la profundidad del placer que Harry le provoca. Sus gritos se mezclan con los de Megan, cuyos gemidos indican que está alcanzando su clímax mientras sigue manipulando el vibrador dentro de ella.
El ritmo frenético de Harry y el sonido de los cuerpos chocando llenan la habitación, un coro de deseo y satisfacción que aumenta con cada movimiento. Megan, superada por las olas de su propio orgasmo, grita su placer, el vibrador todavía activo y sumando intensidad a cada oleada que la recorre.
Louis, bajo la fuerza de Harry, siente cada golpe resonar dentro de él, el cambio de ángulo permitiendo una penetración aún más profunda. -¡Sí, Harry, justo ahí!- grita, alentando a Harry a no disminuir el ritmo, su voz quebrándose entre el placer y la necesidad.
La energía en la habitación se convierte en algo casi palpable, con cada grito y cada gemido tejiendo un tapiz de éxtasis compartido. Harry, llevado por los sonidos de placer de sus compañeros, se siente impulsado a seguir empujando, llevando a Louis y a sí mismo hacia el pico de su propio clímax. En este tumulto de pasión, todos están conectados, cada uno alimentando y siendo alimentado por el placer del otro.
En un instante de pausa, Harry toma el miembro de Louis, entregándole dos firmes y rápidos tirones. Las acciones combinadas de sus manos y sus continuas embestidas llevan a Louis a un punto de no retorno. Louis se arquea y grita, liberando su clímax mientras la sensación abrumadora lo consume.
La reacción de Louis, cuyas paredes anales se contraen con fuerza debido al intenso orgasmo, envuelve completamente a Harry. Este súbito apretón, unido al ritmo frenético y a la visión de Louis superado por el placer, hace que Harry también alcance el límite. Incapaz de contenerse más tiempo, y movido por la intensa presión y el calor, Harry llega a su propio clímax, liberando su éxtasis en un torrente de sensaciones que lo sacude hasta el núcleo.
Ambos quedan atrapados en el eco de sus gritos y suspiros, el aire cargado con la electricidad de su pasión compartida. La experiencia, intensa y desbordante, los deja exhaustos pero profundamente conectados.
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TRIO
FanfictionLa vida de Harry y Megan parecía sacada de un cuento de hadas moderno. Con casi cuatro años de relación, su amor parecía inquebrantable, su complicidad innegable. Jóvenes y llenos de sueños, el mundo parecía estar a sus pies, sin mayores preocupacio...