Han pasado exactamente un mes desde que comenzaron su arreglo, y se han tenido relaciones con Louis presente cuatro veces, una vez por semana. Sin embargo, Harry siente que necesita más.
En los últimos días, no ha estado muy atento a Megan, y como le dieron vacaciones en el trabajo, no sabe qué hacer con tanto tiempo libre. Megan está completamente inmersa en terminar sus exámenes finales, mientras que él se encuentra simplemente allí, perdido en un mar de pensamientos, alternando entre todo y nada.
Han experimentado con todas las posiciones posibles y, en las últimas dos veces, Harry ha enfocado toda su atención en brindarle placer a Louis, dejando de lado, aunque de manera inadvertida, a Megan, quien parece no haberse dado cuenta.
Aburrido, Harry se puso a ordenar la sala. Mientras movía unos libros, encontró una botella de whisky importado, que le llamó la atención inmediatamente. Decidió darse un respiro y se sirvió dos vasos llenos, que se tomó de un solo trago.
Ahora está acostado en su cama, vestido solo con unos cómodos shorts de algodón, sintiendo un dolor de cabeza palpitante que ni siquiera sabía que tenía hasta que intentó levantarse y el mundo comenzó a girar descontroladamente.
Resignado, se quedó en la cama, dejó escapar un suspiro pesado y agarró su teléfono. Desbloqueó la pantalla y buscó el nombre de Louis en sus contactos. Marcó el número y esperó, cada segundo parecía estirarse infinitamente antes de que Louis contestara.
—¿Qué sucede? Estoy trabajando—gruñó Louis, su voz sonaba claramente molesta y apresurada.
—¿Puedes venir a casa?—preguntó Harry en un susurro, casi temiendo la respuesta.
—No tengo tiempo ahora mismo, dile a Megan que puede ser mañana por la tarde—respondió Louis, impaciente.
—No está Megan, quiero que vengas a casa, Lou—insistió Harry, su voz reflejando una mezcla de desesperación y necesidad.
—¿Estás bien?—la voz de Louis se suavizó un poco ante la sinceridad en el tono de Harry.
—No lo sé—confesó Harry, dejando la verdad al descubierto con esas simples palabras.
—En 20 estoy.—respondió finalmente Louis, su tono cambiando a uno de preocupación al captar la seriedad de la situación.
Harry colgó el teléfono, sintiendo un alivio momentáneo al saber que Louis estaría allí pronto. Se recostó en la cama, cerrando los ojos mientras intentaba calmar el zumbido constante en su cabeza. La espera pareció eterna, cada minuto se arrastraba mientras el dolor de cabeza persistía, pulsando detrás de sus ojos.
Para distraerse, Harry intentó recordar los detalles de las últimas semanas, los momentos compartidos con Louis y Megan, pero sus pensamientos se mezclaban y confundían, empeorados por el whisky que aún nublaba su juicio.
Finalmente, escuchó el sonido de la puerta. Louis había llegado. Harry se incorporó lentamente, apoyándose en los codos y esperando que el mareo no lo derribara de nuevo. Caminó con pasos inseguros hacia la puerta, abriéndola justo cuando Louis estaba a punto de tocar el timbre.
Louis entró, cerrando la puerta detrás de él, y sin decir una palabra, observó a Harry con una mirada preocupada. Podía ver claramente que algo no estaba bien. Harry le guió hacia el sofá, donde ambos se sentaron.
—¿Qué está pasando, Harry? —preguntó Louis, su voz baja y seria.
Harry miró a Louis, luchando por encontrar las palabras adecuadas. El dolor de cabeza y el alcohol lo hacían sentirse vulnerable y expuesto.
—Solo... me siento un poco perdido, supongo. Megan está ocupada con sus exámenes y yo... solo me siento extrañamente solo. Y ese whisky no ayudó en absoluto —confesó Harry, soltando una risa amarga. —Y... jodida mierda, ¿qué es lo que me has hecho? No puedo dejar de pensar en ti. ¿Qué es lo que me hiciste? —
—Harry, no te he hecho nada que tú no quisieras. Lo que hay entre nosotros... es complicado, lo sé—
Harry asintió lentamente, su respiración se hizo más pesada mientras buscaba en Louis alguna solución, alguna respuesta a la turbulencia que sentía dentro.
—Es solo que... nunca pensé que podría sentir algo tan fuerte. Me siento como si estuviera perdiendo el control, y eso me asusta, Lou —dijo Harry, bajando la mirada hacia sus manos entrelazadas. —lo pregunto de nuevo ¿que me hiciste?—
—Harry, no te he hecho nada, al menos nada que no fuera parte de lo que hacemos. — repite —Soy alguien a quien le pagan por tener sexo, y en nuestro caso, por hacer tríos. Si sientes algo, quizá es porque te he ayudado a abrir los ojos a algo que ya estaba ahí —dijo Louis con firmeza, tratando de poner las cosas en claro.
Harry se quedó mirando al vacío por un momento, procesando las palabras de Louis. La idea de que solo podría haber sido una revelación sobre sus propias preferencias lo golpeó de lleno.
—¿Tú no sientes eso? ¿No sientes eso en tu estómago? —preguntó, su voz cargada de emoción, casi como si quisiera que Louis confirmara que compartía los mismos sentimientos.
Louis mantuvo su expresión neutral, su respuesta fue calmada pero directa.
—No, Harry, no lo siento —dijo claramente—. Lo que hago es profesional, no personal. Mi trabajo es proporcionar una experiencia, pero no implica sentimientos personales.—Harry sintió un nudo en el estómago, una mezcla de decepción y claridad. Las palabras de Louis lo golpearon con la dura verdad de su situación.
—Entiendo —respondió Harry después de un momento, su voz temblaba ligeramente al asimilar la sinceridad de Louis. Las palabras parecían arrastrarse desde un lugar profundo de reflexión y resignación. —Supongo que esto es parte de darme cuenta de mis propios sentimientos, independientemente de los tuyos, ¿no? —Su voz se quebró un poco, señal de la tormenta interna que empezaba a desatarse. —Probablemente deba terminar con Megan... —murmuró, casi para sí mismo, mientras abría nuevamente la botella de whisky y tomaba un largo sorbo, intentando ahogar su dolor.
Harry volvió a mirar a Louis, sus ojos llenos de una mezcla de enojo y tristeza profunda. —Ya puedes irte, no te voy a pagar por nada. ¿Por qué? Porque ese es tu trabajo, ¿verdad? —dijo, con un tono ácido, su voz elevándose ligeramente por la irritación y el resentimiento. —Sabes dónde está la salida, puta —añadió con frialdad, desviando la mirada, incapaz de sostener el contacto visual, sintiendo cómo la amargura le corroía por dentr
Louis observó cómo Harry tomaba un sorbo de whisky, la frustración y el dolor evidentes en su comportamiento. A pesar de la dureza en las palabras de Harry, Louis mantuvo la calma, consciente de que las emociones de Harry estaban desbordadas.
—Harry, sé que esto es difícil para ti, y lo siento mucho —respondió Louis con firmeza pero con empatía—. Pero ahora no tienes que tomar decisiones sobre Megan ni sobre nada más, especialmente no en este estado. Y no, no tienes que pagarme por hoy; no estoy aquí por el dinero—
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TRIO
FanfictionLa vida de Harry y Megan parecía sacada de un cuento de hadas moderno. Con casi cuatro años de relación, su amor parecía inquebrantable, su complicidad innegable. Jóvenes y llenos de sueños, el mundo parecía estar a sus pies, sin mayores preocupacio...