𝑪𝒐𝒏𝒇𝒖𝒔𝒊𝒏𝒈 𝑶𝒍𝒅𝒆𝒓 𝑳𝒖𝒗; 𝑯𝑶𝑶𝑵𝑲𝑰.

001

Ni-ki caminaba nerviosamente por los pasillos, observando las placas en las puertas de los salones que indicaban el año y la sección correspondientes.

— Vamos, Ni-ki, no puede ser tan malo. -Se decía a sí mismo.

1ro "A".....1ro "B"......2do "A".

Ni-ki se quedó parado en la puerta por unos segundos hasta que ésta se abrió.

—Oh, Hola.

—...

—¿Eres nuevo no es así?

Ni-ki se quedó observando el hermoso y atractivo rostro que tenía frente a él. No supo qué decir, simplemente se permitió quedarse parado, admirando cada detalle. Era joven, alto -muy alto-, cabello oscuro, nariz respingada, ojos negros que parecían poder ver el alma, y un lindo lunar en la parte baja de una de sus gruesas cejas. Su cuerpo era fornido y su voz, encantadora pero profunda, acababa de decirle "Hola".

El chico miró a Ni-ki con ojos curiosos hasta que éste dijo:

—Ho...Hola, disculpame. Am... Si soy nuevo...— Dijo ni-ki mientras bajaba un poco la cabeza y apretaba un poco las asas de su mochila.

—No te preocupes, pero has llegado tarde, pequeño— Sonrió divertido.

Ni-ki inmediatamente levantó la cabeza luego de escuchar aquel pronombre.

—Yo...— Ni-ki no pudo terminar de decir nada cuando el chico alto y atractivo entró al salón y dijo:

— Bueno chicos, el día de hoy tenemos un nuevo compañero de estudio.—Dijo en voz alta.

¿Ese chico realmente era un profesor?

Después de escuchar aquella declaración, Ni-ki analizó lo que había escuchado. Enseguida, los estudiantes se emocionaron y empezaron a hacer ruido para averiguar quién era su nuevo compañero de clases. El supuesto profesor le hizo una seña a Ni-ki, indicándole que podía pasar.

Ni-ki ingresó al aula lentamente y luego dirigió su mirada hacia el más alto, expresando con sus ojos la pregunta: "¿Qué hago?"

— Bien jovencito, mi nombre es Park Sunghoon y seré su profesor de Historia durante estos tres lapsos de clase.— Dijo Sunghoon con una encantadora sonrisa que hizo sonrojar a Ni-ki, algo que no paso desapercibido por el mayor.

Ni-ki se vió obligado a hacer lo mismo.

—Hola, mi nombre es Nishimura Riki, pero pueden decirme Ni-ki si así lo prefieren... Espero podamos llevarnos bien.— Ni-ki trato de hablar con el tono más alto posible para que todos pudieran escucharle.

—¡Es de Japón!— Dijo alguien entre los estudiantes.

Se escuchó un duradero "WOOOW" que retumbó en todo el salón.

—Oh si, soy de Okayama Japón, me mudé hace poco.— Ni-ki se sintió menos nervioso.

—Que interesante, gracias por contarnos de tus orígenes Ni-ki, puedes sentarte al lado de....— El profesor Sunghoon hizo una pausa para visualizar el panorama del salón y ver qué puestos estaban libres para asignarle un pupitre a Ni-ki.

—Allá...—dijo señalando al chico de mejillas rechonchas y rosaditas— Con Kim Sunoo.

Ni-ki hizo caso de inmediato y el tal Sunoo lo recibió con una gran y bonita sonrisa.

—¡Hola! mucho gusto, soy Kim Sunoo, pero puedes decirme Ddeonu.— Dijo mientras hacia una pose con su dedo pulgar e índice.

Ni-ki quedó perplejo debido a la repentina acción de su compañero. —Hola, gusto en conocerte, está bien... Creo.

Sunoo lo miró con una mirada anticipada.

—Pareces muy tímido, pero conmigo no hace falta ser tímido, igual me agradaste.—Dijo con un tono alegre.—Espero seamos buenos amigos y que me cuentes más sobre Japón y tus avent...

—Joven Sunoo, gracias por darle la calida bienvenida a su compañero Ni-ki, pero es hora de comenzar con la clase.— dijo el profesor Sunghoon, riendo un poco.

Sunoo pestañeo tres veces con un semblante serio.

—¡OKAY!

Ni-ki estaba bastante confundido con la actitud de Sunoo, era raro, muy alegre y meloso, pero hasta ahora le agradaba.

—Bien, ahora sí comencemos.— dijo el profesor Sunghoon dándole una mirada a Ni-ki mientras pasaba las páginas de un libro aleatorio.- Saquen sus libros de historia en la página 27...

La clase transcurrió de manera normal para todos los estudiantes, pero para Ni-ki fue diferente. Durante la clase, recibió miradas del profesor Sunghoon, y por otra parte sonrisas y sonrojos pero todo provenía solo de parte del castaño. No entendía qué estaba pasando con él, pero desde ese día admitió que...

Las cosas se pondrían extrañas.

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