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El más joven se sorprendió por completo ante la propuesta del contrario. Obviamente, no se quedaría callado esta vez. Se suponía que hoy solamente quedarían para ir a la casa de Mr. Sunghoon, con una hora y una dirección concreta, nada más.

Ahora resulta que este chico le estaba pidiendo que se levantara de la silla y fueran a su departamento como si estuviera hablando de algo tan normal como el clima. ¿No se daba cuenta de que él también tenía sus propias responsabilidades y no podía simplemente dejarse llevar por los caprichos de los demás? Por supuesto, antes de hacer cualquier cosa, debía informarle a su madre sobre esta locura, si no lo hacía, lo más probable es que llegara al instituto al día siguiente con la marca de la mano de su madre en una de sus delicadas mejillas.

Bueno en eso último había exagerado.

— ¿Qué está diciendo? No tengo el permiso de hacer eso.

El pelinegro tomó su celular y marcó unos cuantos números par luego colocarlo al lado de su oreja, esperó unos segundos para luego decir:

— Buen día, señorita Nishimura. Habla el profesor de Historia de su hijo Riki y me complace informarle que ha sido seleccionado como uno de mis asistentes para la planificación de este período. Por lo tanto, me gustaría invitarlo a mi departamento el día de hoy para comenzar con algunas actividades. Le informo para solicitarle su autorización y ver si es posible que le conceda el permiso correspondiente.

La expresión en el rostro del joven de cabello castaño en ese momento era todo un poema; sinceramente, no sabía qué más esperar de él. Por un instante, creyó que todo era una broma, pero al ver que su interlocutor puso el teléfono en altavoz para que Ni-ki pudiera escuchar la conversación con su madre, quien accedía muy amablemente, fue la gota que colmó el vaso.

¡Claro que sí! No tengo ningún problema, pero con la condición de que no te quedes hasta muy tarde. Puedes pasarme la dirección y lo recogeré.

El castaño miraba fijamente el teléfono mientras escuchaba. Luego dirigió su mirada al profesor y lo vió sereno con una sonrisa.

— No, no es necesario Señorita Nishimura, con mucho gusto puedo llevarlo. Y no se preocupe que en menos de las 5:00 PM estará en su casa.

Bueno, si no es mucha molestia. Muchas gracias.

— Que tenga buen día Señorita Nishimura.

Respondió para luego terminar la llamada.

— Que amable es tu madre, Riki. ¿Ves? Ahora podemos ir.

Pero que descarado. Pensó Ni-ki.

— Supongo que esos libros que metiste en tu mochila son para llevarlos a la biblioteca ¿No?

— A...já.

— ¿Qué espera jovencito? Salga, iremos a dejar esos libros antes de irnos.

Ni-ki obedeció y ambos salieron. Se dirigieron hacia la biblioteca para devolver los libros que el castaño había utilizado para completar algunas tareas desde la semana pasada. Después, se dirigieron al estacionamiento exclusivo para profesores y empleados del instituto.

— ¿Cuál es su auto?—El castaño preguntó.

A lo que el pelinegro señaló un lindo Mercedes Benz color gris oscuro.

—¡Vaya, qué bonito auto! No tenía ni idea de que lo tenía.

Ni-ki no pudo ocultar su emoción al ver ese auto.

Sunghoon río. —Me alegra que te guste.

El más alto abrió la puerta del asiento del copiloto para que de cabello castaño pudiera ingresar al automóvil. Esta acción provocó que las mejillas de Nishimura se ruborizaran visiblemente.

— Gracias.

Sunghoon entró al vehículo encendiendo el motor para luego arrancar e irse.

Durante el trayecto, ambos permanecieron en silencio. Ni-ki se sentía algo cohibido y buscaba distraerse jugando con sus dedos o mirando por la ventana. De vez en cuando notaba la mirada de Sunghoon sobre él, lo que lo ponía aún más nervioso.

— Por lo que veo eres muy tímido.

Ni-ki por instinto volteó a mirar al pelinegro, pero se mantuvo en silencio.

— Se como te sientes en este momento, puedo contarte un poco más de mí si quieres, el camino es bastante largo. - advirtió.

— Ah, está bien.

— Soy originario de Suwon, pero me mudé a Seúl hace unos dos años. Me gradué de la universidad a los 18 años y estudié dos carreras, específicamente Administración de Empresas y mi profesión actual. Actualmente, vivo solo...

— Porque se independizó de sus padres...— Susurró el menor.

— Ya que lo sabes, ¿quién te lo contó? Ah, supongo que fue Sunoo, ¿verdad? Ese chico es todo un personaje, y muy raro.

— Concuerdo con usted, aunque lo quiero bastante.

Hubo silencio.

—Se ve.— Respondió Sunghoon.

El menor decidió hacer lo mismo.

— Bueno... ¿Debería contarle de mí?

El contrario lo miró al castaño y sonrió volviendo a fijar su vista al frente. — Si quieres puedes hacerlo, pero no te sientas presionado.

—Bien, Uhm... Soy de Okayama, Japón. Hace unos meses me mudé a Seúl después de terminar mi primer curso. Vivo solo con mi madre, ya que mis padres están divorciados. Tengo dos hermanas, una mayor y una menor, que son hijas de mi papá. Por razones obvias, las veo solo unas cuantas veces al año. Desde que tengo tres años, me gusta bailar y lo hago gracias a que mi madre fundó dos academias de baile, una en Japón y otra aquí en Seúl. Por esa razón decidí mudarme, ya que era una gran oportunidad para el crecimiento de la academia de mi madre y no tuve problemas en acompañarla...

Sunghoon, quien escuchaba con atención, se detuvo en el momento en que Ni-ki dijo que amaba bailar. En su mente, pudo visualizar al menor bailando con gracia, moviendo las caderas de un lado a otro, lo que le provocó cierta vergüenza y tosió ligeramente.

No era un secreto para nadie que el pequeño Ni-ki tenía un cuerpo bastante atractivo a pesar de su delgadez. Sus piernas largas y bien definidas se notaban incluso con los pantalones del uniforme escolar. También destacaban sus glúteos pequeños pero atractivos. Su delgada cintura se veía resaltada por la camisa que estaba un poco holgada, a pesar de ser de una talla pequeña.

¿Que carajos te pasa, Sunghoon?- Pensó.

—¿Esta bien?-— Preguntó el castaño, un poco preocupado.

— Si, disculpame por interrumpirte.

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𝑪𝒐𝒏𝒇𝒖𝒔𝒊𝒏𝒈 𝑶𝒍𝒅𝒆𝒓 𝑳𝒖𝒗; 𝑯𝑶𝑶𝑵𝑲𝑰.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora