ᴛᴜ ᴍᴇ ᴇɴꜱᴇÑᴀꜱᴛᴇ《ʜʏᴜɴɪɴ》

27. Mío, tuyo...

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Algunos días pasaron desde lo acontecido con Jeon, pero apenas les había llegado un aviso en donde se le citaba a Hyunjin a una declaración por agresión contra el azabache, que maldita broma.

Jeongin acompañó a su pelinegro a la estación de policía, ahí le hicieron algunas preguntas a este último sobre cómo conocía a Jungkook, por qué habían discutido y más que nada por qué le había quebrado la nariz.

Hwang explicó a detalle todo lo que sabía respecto a Jeon, incluido lo que le había hecho a Seungmin y Jeongin; en un inicio el detective y el jefe de policía se quedaron impresionados por las declaraciones que les dio, pero lo tomaron en cuenta y agregaron al expediente.

ChangBin se enteró por Yeonjun sobre la situación en la que estaba Hyunjin en esos momentos, por lo que no tardó en llegar a la estación policiaca. Entrando fue reconocido por la mayoría de los trabajadores, era uno de los fiscales más importantes de Corea, a pesar de su corta edad.

Desde ese día, él se haría cargo de todo ese asunto, el caso de violación había sido reabierto y esta vez no se quedaría sin atender como años atrás, Seo ChangBin no iba a permitirlo.

—¿Crees de verdad que todo vaya a solucionarse, hyung? —Jeongin apretaba con fuerza el brazo de su novio, estaba muy nervioso desde la apertura del caso nuevamente.

—Confío en mis amigos, son demasiado profesionales y diligentes.

—Seungmin estaba muy preocupado, la vez pasada recibió amenazas de la familia de Jungkook ¿Qué tal que otra vez...?

—No, corazón, eso no va a pasar, ChangBin tiene bien cubierto todo el caso, sus familias están bien, tanto la tuya como la de Seungmin, así que... tranquilo. —La voz de Hyunjin era serena, le daba mucha tranquilidad al menor.

Estaban por llegar al dormitorio cuando vieron un auto bastante elegante afuera, había un par de hombres de traje a un lado del auto.

Hyunjin bajó primero de su auto y caminó hasta llegar con esas personas, Jeongin simplemente lo siguió sin decir palabra.

Una bella mujer bajó del auto y a su lado un hombre con bastante porte ¿Quiénes eran? Se preguntaba Yang. El hombre parecía arrogante y escalofriante, mientras que la mujer se veía frívola.

—¿En qué problemas te has metido ahora Sam? —Preguntó el hombre con una voz gutural. Jeongin miró de inmediato al pelinegro ¿le hablaba a él?

—Cuanto tiempo sin verlo padre. —Evadió la pregunta y saludó. El menor comprendió al instante, se paró derecho y miró a otro lado.

—Vayamos adentro, no quiero escándalos aquí afuera. —Habló con fastidio la mujer y se abrió paso entre ellos.