🌺Ma reine🌺

321 29 1
                                    

Me desperté llorando, que no le haya dado la oportunidad de volver a ser mi padre no significaba que no quisiera, o que no me doliera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me desperté llorando, que no le haya dado la oportunidad de volver a ser mi padre no significaba que no quisiera, o que no me doliera. Sentía mi pecho comprimirse con fuerza, no quería nada más que un abrazo ahora mismo, pero no me atrevía a despertar a mi madre a estas horas.

Como si lo hubiese llamado, una luz ilumino mi cuarto dejando ver a Apolo, me extendió los brazos invitándome a refugiarme en ellos, lo cual hice sin dudarlo.

- ¿Por qué es tan difícil? Quiero odiarlo, no quiero que pueda lastimarme - dije con la voz entrecortada

- No lo sé cariño, no lo sé - dijo meciéndome de un lado a otro mientras besaba mi cabello - Si pudiera te encerraría en una caja de cristal para que nadie pudiera lastimarte.

Aun sollozaba cuando comenzó a salir el sol, Apolo me dio un beso en la frente y desapareció dejando tras de sí una pequeña maceta con gardenias.

Tu eres la estrella más brillante del cielo, 

con cariño tu Sunshine

Me reí lo admito, siempre podía contar con Apolo para alegrarme cuando llegaran los malos momentos.

Desde que aprendí del mundo divino ha estado para mí, es sin lugar a dudas mi mejor amigo. Apolo, siempre ha sido mi lugar seguro, no debía dudar en buscarlo si necesitaba hablar o simplemente tener compañía, como la vez que me ayudo a preparar las galletas del Sr D.

- Mi padre va a enojarse con ambos si descubre que ayudas a Dionisio a evadir uno de sus castigos – dijo sin dejar de remover la mezcla

- Lo sé – respondí de manera sencilla, mientras me encogía de hombros – De todas maneras, siempre está molesto – dije burlona.

- Si, pero le das razones – dijo lanzándome un poco de harina a la cara

Mi expresión debió haber sido muy graciosa ya que Apolo comenzó a reír histéricamente, doblándose por la mitad mientras sujetaba su estómago.

La risa no le duro mucho ya que tome mi venganza, en cuanto se descuidó un poco, una gran mancha blanca cubría su cara. Debo admitir que, en efecto, es gracioso.

- Veremos quien ríe al final pequeño terremoto – dijo con una sonrisa traviesa.

Intente escapar en vano.

Me lanzo más harina y claro que se lo devolví, comenzando una guerra en la cocina. Cuando se nos acabaron las municiones nos miramos directamente a la cara, sin poder evitarlo comenzamos a reír, nos veíamos ridículos.

- ¿De qué te ríes? - me pregunto tratando de poner cara seria.

- De usted - dije viéndolo hacer una cara de indignación

Reina del OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora