🌺Au revoir Gabe🌺

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Quince minutos más tarde, llevaba a un Percy en trance, ya estábamos de vuelta en las calles de Manhattan, y nos dirigí directamente al apartamento de nuestra madre

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Quince minutos más tarde, llevaba a un Percy en trance, ya estábamos de vuelta en las calles de Manhattan, y nos dirigí directamente al apartamento de nuestra madre. Tomamos un taxi, incapaces de concentrarnos en nada más que en el dolor y la confusión que sentíamos. Al llegar, subimos las escaleras, y con el corazón latiendo fuerte, llamamos al timbre. No pasaron ni dos segundos cuando la puerta se abrió, y allí estaba ella: nuestra madre, con su aroma a menta y regaliz, y ese cansancio que siempre llevaba en los ojos. Pero al ver a mi hermano, todo eso desapareció en un instante.

—¡Percy! —exclamó, y su voz estaba llena de alivio y de amor—. Oh, gracias al cielo. Oh, mi niño.

Mi pececito corrió hacia ella y la abrazo con fuerza. Se quedaron así, en el pasillo, mientras ella sollozaba y le acariciaba el pelo. No podía evitarlo, la escena provoco que las lágrimas asomaran a mis ojos. Estaba temblando por la mezcla de emociones, primero mi hermano entra a una misión a la que no debería haberlo acompañado, nos enfrentamos a Zeus y ahora que llego a casa mi madre solo le presta atención a Percy.

Esto es algo que me molestaba cuando era pequeña, no es que no me quisiera o me tratara mal, solo que de alguna manera después de llegar del campamento el primer verano, mi madre dejo de prestarme tanta atención, como si se supusiera que yo debería de estar de acuerdo en todo lo que hacía para "protegernos"

De repente alzo la mirada y me dirigió una sonrisa de agradecimiento.

Nuestra madre nos explicó que había aparecido en el apartamento esa misma mañana, y que Gabe casi se había desmayado del susto. No recordaba nada desde que nos escapamos en la cabaña y un monstruo se la llevo, y no podía creer lo que Gabe le había contado: que éramos criminales buscados, que habíamos viajado por todo el país y estropeando monumentos nacionales de incalculable valor. Se había vuelto loca de preocupación porque no había oído las noticias. Gabe la había obligado a ir a trabajar, ya que, según él, "tenía un sueldo que ganar".

—¡Gabe es un imbécil! —dijo entre dientes Percy, tratando de controlar la ira que lo hervía por dentro. Yo solo aprete mis dientes con fuerza y la tierra se sacudió un poco.

Pero en lugar de seguir con eso, nos obligamos a respirar hondo y le contamos todo lo que había pasado. Intentamos suavizar la historia, pero no era tarea fácil. Estábamos a punto de llegar a la pelea con Ares cuando la voz de Gabe resonó desde el salón.

—¡Eh, Sally! ¿Ese pastel de carne está listo o qué?

Nuestra madre cerró los ojos, como si estuviera tratando de bloquear todo lo que Gabe representaba.

—No va a alegrarse de vernos, Percy —dije en voz baja, arrastrando a mi hermano detras de mí, y con mamá mirándonos con tristeza

—La tienda ha recibido hoy medio millón de llamadas desde Los Ángeles... Algo sobre unos electrodomésticos gratis.

Reina del OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora