🌺Hôtel Lotus🌺

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Entramos a las Vegas cuando iba amaneciendo, mis ojos pesaban, tenía mucha hambre y mis músculos estaban entumidos por haber conducido durante tanto tiempo

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Entramos a las Vegas cuando iba amaneciendo, mis ojos pesaban, tenía mucha hambre y mis músculos estaban entumidos por haber conducido durante tanto tiempo.

Paramos en un supermercado para comprar algo de comer y por la ventana pudimos ver al camión de transporte que nos había ofrecido Ares, los dos conductores estaban gritándose uno al otro mientras la puerta abierta del camión.

Nos reímos de ellos y volvimos a subir al auto para buscar un hotel donde hospedarnos ese día, mi plan era descansar en el día y conducir de noche, así no habría tráfico y Apolo podría visitarme, claro que esta razón no se la dije a mis acompañantes.

Aparque en el estacionamiento de un hotel casino llamado "Lotus", se notaba bien cuidado y los chicos podrían jugar algo mientras yo dormía.

- ¿Qué haces Nerea? - me pregunto mi hermano al verme bajar del coche.

- No pensaras que voy a conducir sin dormir ¿verdad? - el rubor que apareció en sus mejillas me informo que no había pensado en que yo necesitaría dormir - Vamos, nos quedaremos aquí un rato y mañana estaremos en los Ángeles.

—¡Eh! —dijo un botones. Por lo menos eso me pareció. Llevaba una camisa hawaiana blanca y amarilla con dibujos de lotos, pantalones cortos y chanclas—. Bienvenidos al Casino Loto. Aquí tienen la llave de su habitación.

—Esto, pero... —mascullé, normalmente tenía que decir mi nombre primero.

Apolo solía pagar todo a donde iba a pesar de decirle que no era necesario, cuando llegaba o pedía la cuenta me decían que ya estaba pagado, reservado, etc...

—No, no —dijo sonriendo—. La cuenta está pagada. No tienen que pagar nada ni dar propinas. Sencillamente suban a la última planta, habitación cuatro mil uno. Si necesitan algo, como más burbujas para la bañera caliente, o platos en el campo de tiro, lo que sea, llamen a recepción. Aquí tienen sus tarjetas LotusCash. Funcionan en los restaurantes y en todos los juegos y atracciones.

Nos entregó a cada uno una tarjeta de crédito verde.

Sabía que tenía que tratarse de un error. Evidentemente pensaba que éramos los hijos de algún millonario. Pero acepté la tarjeta acostumbrada a las excentricidades de Apolo.

—¿Cuánto hay aquí? - pregunte de manera sospechosa, por lo general me avisaban de estas cosas.

—¿Qué quiere decir? —inquirió con ceño.

—Quiere decir que... ¿cuánto se puede gastar aquí? - dijo mi hermano

Se rió.

—Ah, estaba bromeando. Bueno, eso mola. Disfruten de su estancia.

Eso me pareció raro, pero lo ignore por alguna razón.

Subimos al ascensor y buscamos nuestra habitación. Era una suite con cuatro dormitorios separados y un bar lleno de caramelos, refrescos y patatas. Línea directa con el servicio de habitaciones. Toallas mullidas, camas de agua y almohadas de plumas. Una gran pantalla de televisión por satélite e internet de alta velocidad. En el balcón había otra bañera de agua caliente y, como había dicho el botones, una máquina para disparar platos y una escopeta, así que se podían lanzar palomas de arcilla por encima del horizonte de Las Vegas y llenarlas de plomo. 

Reina del OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora