🌺J'ai trouvé mon petit poisson🌺

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Regresé a mi cabaña para empacar rápidamente

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Regresé a mi cabaña para empacar rápidamente. Decidí llevar una muda y un cepillo de dientes para cada niño y una para mí, las metí en la mochila que me había dado Anfitrite. En la tienda del campamento me prestaron cien dólares y veinte dracmas de oro. Estas monedas, del tamaño de galletas de aperitivo, representaban las imágenes de varios dioses griegos en una cara y el edificio del Empire State en la otra. Los antiguos dracmas que usaban los mortales eran de plata, nos dijo Quirón, pero los Olímpicos solo utilizaban oro puro. Quirón también dijo que las monedas podrían resultar de utilidad para transacciones no mortales, fueran lo que fuesen. Me dio una cantimplora llena de néctar y una bolsa con cierre hermético llena de trocitos de ambrosía, para ser usada solo en caso de emergencia, si estábamos gravemente heridos. Era comida de dioses, nos recordó Quirón. Nos sanaría prácticamente de cualquier herida, pero era letal para los mortales. Un consumo excesivo nos produciría fiebre. Una sobredosis nos consumiría, literalmente.

El dinero, la ambrosia y el néctar era puro procedimiento y ambos lo sabíamos, Apolo nunca me dejaría a la deriva en una misión y mucho menos esta. No sabiendo lo preocupada que estaba por mi pececito y sus amigos.

Mis pensamientos fueron confirmados cuando una gran luz brillo frente a mí, cuando mis ojos se acostumbraron encontré frente a mí una mochila aparentemente encantada, repleta de ropa y zapatos de mi talla y de la talla de los niños, un kit de curación completo y una tarjeta de crédito con una nota pegada en ella.

"Cuídate ma reine, te vigilare desde arriba amor"

No estaba firmada, pero no era necesario. Yo sabía que era un regalo de mi sunshine.

Mire hacia arriba y lance un beso al sol mandándole mi pensamiento.

Gracias amour

Salí del campamento y me dirigí al lugar indicado. El parque acuático parecía desierto cuando llegué, el agua de las piscinas y toboganes brillaba bajo la luz del atardecer. La atmósfera era inquietante, casi como si el parque entero estuviera en suspenso, esperando que algo sucediera.

Avancé con cautela, recordando las advertencias de Ares. No tenía idea de qué tipo de criaturas o trampas podría encontrar, pero estaba lista para enfrentar lo que fuera. Mi misión era clara: recuperar el escudo de Ares y encontrar a mi hermano.

Mientras caminaba entre las estructuras del parque, escuché ruidos extraños a lo lejos. Mi corazón se aceleró, pero me obligué a mantener la calma. Esta era solo una parte más de la misión me recordé. Tenía que estar preparada para cualquier cosa y no dejarme influir por las emociones.

El sol apenas estaba empezando a ponerse cuando los vi salir de la atracción del amor. Percy, Annabeth y Grover parecían agotados, pero aliviados de haber completado su misión. Mi corazón dio un vuelco de preocupación al ver sus caras cansadas y sus ropas empapadas.

—¡Pececito! ¡Ratoncita! —grité, corriendo hacia ellos.

Percy levantó la vista y me vio. Sus ojos se iluminaron con una mezcla de sorpresa y alivio. —Nerea, ¿qué haces aquí?

Reina del OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora