- Ya no quiero estar solo Artie, es mejor acostumbrarse a la soledad ya que parece ser mi camino - dijo estando recostado en las piernas de su gemela
- ¿Le has preguntado al oráculo si ese es tu destino? Tal vez este pueda ayudarte
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Esa noche, tuve un sueño que parecía muy real. En la playa, bajo una tormenta, dos animales de gran belleza -un caballo blanco y un águila dorada- luchaban a muerte entre las olas de la orilla. El águila, con sus espolones afilados, se lanzaba sobre el caballo, rasgando su hocico. A su vez, el caballo respondía con fuertes coces, golpeando las alas del águila.
En medio de su feroz combate, la tierra comenzó a temblar y una voz monstruosa, proveniente de las profundidades de la tierra, estalló en carcajadas, incitando a los animales a pelear aún más fieramente. Corrí hacia ellos, desesperado por detener su lucha, pero mis movimientos eran lentos, como si avanzara a cámara lenta, y sabía que llegaría demasiado tarde.
Justo cuando el águila se precipitaba en picada, con la intención de arrancar los ojos del caballo, aterrorizada, grité: «¡Nooo!». Fue entonces cuando me percaté de la otra persona en el sueño, al cruzar miradas con mi hermano desperté sobresaltada.
Los sollozos de Percy me advirtieron que había despertado, y me encontré a su lado en un instante, mis manos acariciando su cabello empapado de sudor.
-Shhh, Pececito, estoy aquí -susurré, mi voz tan suave como la brisa marina que nos acunaba cuando éramos más pequeños-. Las pesadillas no pueden hacerte daño, son solo malos sueños.
Percy, con los ojos aún nublados por el sueño, buscó mi mano y la apretó con fuerza.
-Nerea, estaba tan asustado, y yo... yo estaba solo -balbuceó, su voz temblorosa como las olas en una tormenta.
Le sonreí, dejando que mi amor por él lo envolviera como una manta cálida.
-Siempre estaré aquí para alejar la oscuridad, para ser tu faro en la noche. Juntos, podemos hacer que cualquier monstruo se esconda bajo la cama.
En mi corazón, una voz suave me recordaba mi responsabilidad, mi deber de proteger a mi hermano pequeño de los terrores del mundo.
-Ahora duerme -dije, cantándole una nana hasta que sus ojos se cerraron y su respiración se calmó-. Los sueños felices te esperan, y yo estaré aquí, vigilando tus mares hasta que amanezca.
- Te amo hermana
- Yo también pececito - dije besando su frente y atrayendo su cuerpo aun mas a mí
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
