C A P I T U L O 2 8

1 0 0
                                    

-G I A C O M O-     1/2

Esta mañana me espera con ansias de arruinar mi vida. Dani a despertado llorando y una de mis concubinas me lo a traído a mis aposentos y me encuentro observandolo, poniendo atención en como toma su licuado de manzana y en esos ojos color azul fuerte, son lindos.

¿Cómo saldría mis hijos?

Me soy sincero conmigo mismo, me da miedo tener hijos, poder ser un mal padre, no hacerlos feliz y que me terminen odiando, tuve la figura paternal pero fue muy insistente sobre las cosas del reino y no quiero ser así, me gustaría que disfrutaran de su niñez, adolescencia, de su juventud, hacerlos feliz y sé que en esta vida no todo se puede pero que lo normal para ellos sea la felicidad y que cuando fallezca me recuerden con tanto amor, aprecio y cariño. Me escucharé patético pero es lo que deseo y si me sincero más, me gustaría con Paulette.

No mentía cuando dije que tuve interés cuando la vi, era verdad, me llamó la atención por esos atrevimientos que hacía y cuando la mandé al calabazo, exigió su libertad y luchó. Ahora está siendo reina de una tierra que será destruida, no sé fechas pero está en mis listas de deseos.

Vladimir, Vladimir. Ese princeso no sale de mi vida, siempre me trae problemas y nunca estoy tranquilo, es malo desear las cosas de prójimo pero deseo su tierra y ese lugar se la daría a mi primogénito, nadie más sino a él y si sale niña se la daré y le enseñaré a reinar.

¿Por qué no han de reinar las mujer? Solo lo hacen cuando se casan con el rey pero no cuando es su linaje.

¡Aquí mi nueva ley!

Las mujeres reinarán por solo ser sangre de reyes.

Traeré luchas y problemas políticos pero me da igual, lo haré por mi futura hija y nietas.

Llaman a través de la puerta, giro mi cabeza...

—¡Adelante!

Daniel me mira detenidamente mientras sigue tomando su jugo raro.

Los tacones resuenan por mi piso de mármol negro.

—Que lindo bebé. ¿Es tuyo?

Alzo mi mirada y aquí la pelirroja molestando otra vez. ¿Qué no se cansa?

—¿Qué quieres? -pregunto serio y de mala gana.

—Necesito el dinero Giacomo.

Su forma de hablar me molesta, no tiene ninguna autoridad de hablarme informalmente.

Me levanto dejando a Dani sentado en la cama y con enojo la tomo por el cuello y susurro delante su rostro.

—Soy tu rey y me debes respeto, me da igual que te hayas embarazado, ese niño no es mío y no te da derecho de hablarme como un cualquiera, aunque así fuera mío no tienes la libertad de soltar esa lengua. ¿Entiendes?

Su piel comienza a entornarse roja, sus manos toma mi mano que rodea su cuello, trata de safarse pero mi fuerza la vence.

—No tengo miedo de que recorras esto, hazlo y verás lo que te pasará, no reaccionaré por preocupación sino para que aprendas a respetarme y no te daré ningún dinero, sigue con esta actitud y te sacaré de este reino y haré que no huyas hacia mis tierras...

Sus ojos comienzan a transmitir miedo, preocupación mientras que abre sus labios y comienza a toser desesperadamente.

—No te soltaré hasta que me digas "Sí".

Elizabeth no habla, ni reacciona, comienza mover con desespero sus manos sobre la mía y luego toma mi rostro apretandolo, tal atrevimiento me hace soltarla y dar una cacheta a su mejilla derecha.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 18 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Un Corazón Distinto   | Isis GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora