C A P I T U L O 2 2

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G I A C O M O

Seguimos caminando con cuidado, caminar en medio de la oscuridad sin poder prender una antorcha, es dificil, pues, nos pueden mirar desde lejos y echar a perder el plan que tenemos.

—Alteza -se acerca el jefe del escuadrón-. Quedamos a poca distancia, ¿le parece bien si un grupo se queda aquí, otro grupo en la entrada y otro lo acompaña hasta el palacio?

Me quedo callado con una cara seria imaginandome su propuesta. Falta para llegar, se supone que necesitamos autos para llegar al palacio pero dejar aquí un poco de grupo en las entrdas no sería nada mal su propuesta. Puedo ver lo sudado que se encuentra.

—Me parece bien -suelta el aire que guardó-. ¿Y Los autos?

—Se encuentran en la avenida principal -responde-. Bueno, solo el suyo porque si ven a más autos llendo a una misma dirección que es el palacio se mantendrán alerta, aunque sea la principal no es muy frecuentada.

—¿Y los demás en que se irán?

—Usted no se preocupe, esta todo listo para irse.

—Claro que me preocupo, son mis ejercitos que confían en mi, en mi inteligencia y en mis órdenes, ahora dime.

—Están cerca de la avenida y se irán en diferentes rutas pero se volverán a encontrar en el camino.

—¿Y usted?

—En un momento iré solo daré indicaciones y los alcanzo. Vayase que va a comenzar  a salir el alba.

Asiento y me adentro al reino por completo, un letrero que dice "Bienvenido" me resive, avanzo llegando a la avenida principal y dicho y hecho, ahí se encuentra el auto, me subo y el chofer comienza a avanzar, observo por la ventana que autos salen a diferentes rutas.

Me siento nervioso por comenzar esta guerra, es una adrenalina  que no puedo explicar el como se siente pero estoy algo ansioso por ver las caras sorprendidas y la derrota.

. . .

Cada grupo toma su posición hasta que volteo y doy una señal, cuatro soldados traen un pequeño pero pesado tronco, con esta empujan la puerta tres veces hasta que se abren, entro corriendo y con un escuadrón de veinte entran conmigo. Busco en el segundo piso abriendo unas tres puertas que solo encuentro cosas de mantenimiento.

—¡Señor no siga abriendo, es piso de los guardias! -grita un soldado del otro lado del pasillo.

En un abrir y cerrar de ojos, mi soldado cae sin vida al piso, volteo y un guardia de Wonderlay trae el arma en su mano, la extiende apuntandome para luego hacer lo mismo y disparo.

Estoy seguro que con estos disparos se han despertado algunos guardias.

—¡Esten atentos! -ordeno.

Camino al tercer piso encontrandome a tres guardias. Disparo a dos y mi acompañante al tercero. Sigo caminando encontrandome con una puerta culturalmente hecha a mano, antes de poder abrir una bala me roza el hombro provocandome un poco de dolor, giro sobre mis pies y más guardias han subido a este piso, disparo al responsable de este malestar de mi hombro. Me concentro en derribar a este grupo y en paz abrir aquella puerta.

Contados los minutos, por fin podré abrir la bendita puerta. Tomo la manija, la giro y...

Puf....

Los ex-reyes a mi merced, entregados en bandeja de oro fantasía porque fue un tanto complicado entrar aquí.

Sin más interrupciones, tomo al ex-rey  por el brazo quien pega un grito, lo pongo en el pasillo de rodillas y con un arma apuntandole. A esto llamo venganza.

Un Corazón Distinto   | Isis GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora