C A P I T U L O 2 3

4 1 0
                                    

P A U L E T T E

Mis lágrimas caen hacia el piso, mis mejillas se húmedecen gracias a mi lloro, mi alma se encuentra adolorida, sin emoción, sin sueños. No teníamos una relación de madre a hija como otras pero era mi madre, era la persona que aumentaba mis fuerzas, esas fuerzas para seguir adelante y poder cumplir mi meta, era mi consejera más sabia. En momentos sentía su calor y ese amor de una madre y ahora... ni escucho su voz, sus quejas, esos comentarios que me hacían enojar, nada, no hay nada que dejó, solo a un hijo en adolescencia y a un esposo viudo.

A una hija que fue engañada por su esposo quien fue su primer amor.

Mis maletas se encuentran listas para marcharme, trataré de escapar del rey Giacomo pues hace tres días que estuvo aquí, dió la orden de llevarme a Cecarelli, ¿para qué?, ni yo lo sé.

Mi padre y mi hermano también irán pero pensandolo bien, es mejor que ellos se vayan, estarán a salvo, de hecho, aquí ya no hay nada, el ejercito de mi antiguo rey, han destruido todo, lo único alto que queda es este palacio pero hubiera querido que también lo destruyeran, pero no todo se puede en esta vida.

Lista y preparada, tomo a mi hijo en brazos y los soldados que me dejó Giacomo toman mis maletas, bajo las escaleras y mi vista se encuentra al infiel insoportable, se acerca a mi con el ceño fruncido y con pasos veloces.

—¿Qué haces? ¿Y esas maletas? -pregunta.

—Me voy -respondo cortante.

—¿A dónde?

—Me voy con el rey Giacomo, Vladimir. -contesto dura y sin paciencia.

—¿Por qué? ¿Por qué él lo dijo?

—Porque es a la fuerza y porque así lo eh decidido.

Daniel extiende sus pequeños y cortos brazos hacia su padre, el niño sonríe abriendo y cerrando sus manitas.

—Daniel se queda -setencia haciendole caso a su hijo de cargarlo.

—¿Y quién le va a dar pecho? ¿Tu amante muerta? -pregunto sarcastica aunque por dentro me esté doliendo.

—Él ya puede tomar biberón.

—¡Tiene un año, Vladimir! ¡Aún no le salen los dientes!

—Luego veré ese asunto pero de este reino no lo sacas.

—¡Es mi hijo! -reclamo en un grito.

—¡Al igual que el mío y este reino necesita un  heredero!

—Solo tiene un año, ¿cómo va a gobernar con esa edad?

—Un principe necesita estar cerca de su padre y de él aprenderá a reinar...

—O hacer infiel -comento.

—No quería hacerlo...

—Solo tomaste todo un año y sin querer te acostabas con ella. ¿O cómo era ese asunto?

—Paulette...

—¿Qué?

—Perdoname.

—Perdonado estás pero mi corazón ya no es tuyo. Dame a mi hijo.

—Dije que...

—¡ME DA IGUAL LO QUE ME HAYAS DICHO, DAME A MI HIJO PORQUE YO MISMA TE MATARÉ SI NO ME LO DAS!

Vladimir  me observa serio, traga saliva para luego extenderme a Daniel que solo observa callado.

Yo no quería esto para mi hijo, por eso acepté a casarme con Vladimir y tener un bebé porque nunca pensé que Vladimir me engañaría. Estuve equivocada.

Un Corazón Distinto   | Isis GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora