C A P I T U L O 2 5

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Mi bebé sonríe con cada gesto que le hace mi hermano, Daniel está sentado en sus piernas con un pantalón azul y una camisa blanca mientras Renaud, trae una camisa formal negra al igual que el pantalón. Yo, necesito ayuda, me di cuenta que no sé tejer y quiero hacer adornos para Dani.

Llevo casi dos horas intentando hacer una mantita color crema pero no me sale, los agujeros me salen muy grande y flojos, la frustración está comenzando hacer de las suyas, tengo ganas de llorar por el estrés.

—Paulette, creo que Daniel tiene hambre...

—¿Por? -pregunto consentrada sin mirarlo.

—Me quiere morder el dedo.

—Le está saliendo su cuarto diente por eso muerde.

—Me gusta ser tío, solo ser divertido y no un amargado.

—Pues si no lo mantienes y tu único trabajo como su tío es hacerle reír. ¿A quién no?

—Pobre de tu mamá, necesita un descanso. -habla él dirigiendose al bebé-. Para que digas que soy un buen hermano, hoy cuidaré de él durante todo el día. -ahora me mira a mi.

—No te puedes cuidar ni a ti mismo, Renaud, y ya quieres andar cuidando a un bebé.

—Cada quien tiene su primera vez.

—¡Ay, por favor!

—¿Si o No, sobrino mío?

—¡No puedo! ¡No sirvo para esto!

—¿No sirves para qué?  -Giacomo entre a la sala de estar con una gabardina negra, pantalón negro y camisa cafe con un cierre en el cuello.

—El rey intrometido se volvió a intrometer.

—Soy au rey, debería respetarme -se acerca quitandose la gabarnida.

—¿Debería? -volteo mirandolo con una ceja enarcada.

Él se queda callado tomando una pura para luego prenderlo.

—Mejor sea como usted.

—Me parece perfecto. -sonrío sarcastica.

—¿Qué hace?  -se sienta en frente de mi.

—Tejiendo...

—¿De... verdad?

—Según ella teje.  -habla Renaud.

—¡Estoy tejiendo, otra cosa que no me salga!

—Pase... -Giacomo extiende su mano.

—¿Disculpe?

—Demelo, le enseño.

Arrugo mi entre ceja y se lo paso.

Él lo toma y va formando el inicio con una velocidad facinante.

—¿Quién le enseñó?

—Mi madre. Solo pase esto, luego meta esta barita y así.

—No entiendo.

Él rey suspira.

—Pase la tela, luego esta barita y así. Ahora usted.

Giacomo me lo pasa,  hago lo que me dijo y...

—Bien,  no sirve para esto. Mi madre vendrá dentro de dos horas con mi hermana, le diré que le enseñe, ella tiene más paciencia.

—No quiero molestar a su madre.

—Le diré y usted aprenderá.

—¿Acaso es una orden?

Un Corazón Distinto   | Isis GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora