C A P I T U L O 6

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¿No les a pasado que esperan un día que será grandioso, un día glorioso, el día que has estado esperando con un gran anhelo pero tarda demasiado para que llegue ese día?.

Pues a mi si...

Es que solo faltan dos días para que llegue Alessio, para que lo vuelva a ver. ¡Solo dos días! Se a hecho una eternidad toda esta semana, necesito que avance, que..., no sé, ruede el día y que llegue el momento. ¿No puede volar el día de hoy y el de mañana?.

Le he pedido al rey que me deje dormir en la habitación de Alessio, me a dicho que si pero que siga con mis labores asi que ahorita me preparo para desayunar con todas las gatas... digo, con todas víboras. Lástima por la pelirroja, le tienen tanto coraje, tanta envidia que ya andan los rumores de que traicionó a la corona, lo mejor es que el rey aún no se entera, espero que el desayuno se ponga interesante y que el rey se entere, no haré nada, solo esperaré.

Camino hacia el ropero pues ahí he metido el vestido que me pondré para hoy, abro las puertas y tomo el cambio de un azul marino con crema y diseños conbinado entre si, luego me pongo el collar pequeña y con una piedra azul brillante. Acomodo mi pelo en un chongo y saco unas hebras que caen a los lado de mi rostro.

Salgo del cuarto y los pensamientos de que el rey se entere y empiece a gritarle a Elizabeth mientras yo esté comiendo hace que me emocione. Llego al comedor donde solo esta el rey y la rojiza sentada en sus piernas mientras le da algunos bocados al rey.

—¿Interrumpo algo? -entre lazo mis manos y las pongo enfrente relajandolas.

—Sí..

—Para nada -corta el rey

Elizabeth mira al rey con el ceño fruncido. De seguro ya a pensado en que tendrá hijos con el rey y que tendra una familia con él, por favor, ella es solo un juguete no es nadie, no toma un papel importante en la vida del rey.

—Con permiso -camino y me tomo asiento en medio, me es muy incómodo todo... bueno ellos.

—¿A qué se debe a tal puntualidad? -pregunta el rey mientras acepta el bocado que le ofrece la pelirroja.

—Nada, solo tengo hambre -comento-. ¿Vendrán las demás concubinas?

—¿Se siente incómoda?

—Un tanto, sí...

—¿Me dejará saber el por qué? -me mira con el ceño fruncido haciendo esperar a Elizabeth con la cuchara en el aire.

—Ustedes incómodan, no tienen hora, ni lugar, ni en donde..

—Tienes envidia -comenta Elizabeth egocéntrica

—¿Por qué lo tendría?

—Pues porque no has tenido nada con el rey y tú me ves que estoy sentada en sus piernas dandole de comer -mete la cuchara en su boca y luego la saca.

¿Esta qué se cree?

—Si, claro. -volteo hacia la dirección de un guardia-. Me traen el desayuno, por favor...

—Sí 

—Alteza... -las concubinas comienzan a tomar asiento mientras observan a Elizabeth con envidia y recelo.

Me traen el desayuno que es arroz con pavo y vino, rico pero no llenador.

—Rey...-inicio la venganza luego de unos minutos en silencio-. Hay rumores de que la mujer que usted toma como preferida a... -la rubia me mira con atención-. A traicionado a la corona

Y pum, lo he soltado. La rubia levanta sus cejas y mira al rey, el rey no dice nada solo mira a Elizabeth que ya está sentada a un lado de él, mientras mastica ella me mira con enojo.

Un Corazón Distinto   | Isis GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora