XVI. Ahora estoy solo.

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Cuando me enteré del fallecimiento de Tem, ya habían pasado unos días desde aquel supuesto asesinato... Hoy yo estaba en una camilla de un hospital psiquiátrico, había podido pedirle a mi madre que consiguiera otro abogado pero aún no habia ninguna seña de que Tem tuviera vida o intentará decir que estaba vivo, y eso me estaba volviendo loco.

Nadie de mi escuela sabía aún lo que había pasado ya que los noticieros tenían prohibido hablar de algo tan grave como esto y peor aún, sería un escándalo que alguien que estudiaba con él lo hubiera asesinado de tal forma. Mis pensamientos eran tortuosos, pensaba en lo que podría haber hecho para evitar su muerte pero no había nada... Por más que intenté protegerlo me lo habían arrebatado de mi.

Un psiquiatra entró a mi habitación empezando a revisar mis signos y después se sentó a hacerme unas preguntas, era claro que me estaban evaluando como al asesino de Tem que intentó suicidarse por culpa pero yo mantuve mi postura de inocencia a pesar de todo, incluso cuando me dijeron que solo era mi negación por su perdida yo solo podía decir que él seguía vivo y que jamás lo lastimaria. El tiempo en esa habitación avanzaba aún más lento que antes, el juicio sería pronto y no había nadie que creyera en mi versión más que mi madre y mi padre, no podría yo solo contra el juicio pero debía intentarlo, al menos por Tem y por mi.

Por la noche solo me dieron mi cena y medicamentos, los bebi para intentar descansar e intentar escaparme mañana de alguna forma. Sin embargo esa sensación de paranoia sobre mi seguridad en aquel lugar me hizo que antes de dormir los vomitara en el retrete para evitar dormir y mantenerme alerta, y sorpresivamente, mi sensación de peligro era cierta.

Unos pasos se dirigieron a mi habitación y con ello un enfermero con un tipo de inyección que se acercó a mi intravenosa, él hizo ruido para comprobar que dormía y cuando me vio "inconsciente" intento inyectar lo que sea que era eso en mi. —Con esto será suficiente para un infarto— susurró confiado.

Abrí mis ojos y tome aquella jeringa para después inyectarla en su cuello, mi guardia entro apuntandome con el arma y levanté mis brazos —El intento inyectarme eso— dije en mi defensa y solo me ataron nuevamente mientras atendian al enfermero... Mi médico estaba extrañado por la cantidad que intento darme, pero aún más al saber quién era yo, todos salieron y me dejaron esposado y amordazado en la camilla.

—Van a terminar poniéndome una camisa de fuerza— susurré preocupado, y me quedé vigilando hasta que no pude más y me quedé dormido. No sabía que era lo que estaba pasando pero sabía que no me querían dejar llegar al día de mi juicio, o al menos no me querían con vida...

Al día siguiente el médico que me atendía no me dejó solo, me dió mis medicamentos y comida, sin embargo me mantuvo sedado la mayor parte del día hasta que en la noche me hizo dormir totalmente con otro medicamento. Estar a ese nivel de dopaje era extraño, Abe es veía a Tem al lado de mi cama cuidándome, otras veces en una silla o mirandome desde afuera de la habitación. Solo esperaba que fueran alucinaciones y no algún tipo de fantasma de Tem.

Al despertar note que estaba en una habitación acolchada, no tenía una camisa de fuerza pero me habían cortado mis garras, tenía un bozal y solo había una almohada sin funda, al parecer ahora estaba aún más incapacitado que en prisión pero de cierta forma, me sentía más seguro, en especial por qué el personal era más amable de lo que esperaba, y mi médico me escuchaba sin interrumpirme, podía hablar sobre Tem y sobre mi sin problema, él parecía creerme y queria ayudarme a recordar todo, pero pronto seria mi juicio y regresaría a aquella prisión.

—Tem, no creo que estés mintiendo y aquello que paso con el enfermero es muy sospechoso— dijo mientras acomodaba unos papeles —Testificare en tu caso a tu favor e intentaré hacerles entender lo que pasó, algo raro debió pasar, y si me entero de algo ayudaré a que se divulgue— sonrió suavemente y me llevaron de regreso a mi habitación.

Era agradable tener a alguien que me escuchará aunque tal vez solo estaba siendo amable.

Esa misma noche mi madre llegó al hospital pidiendo verme, yo acepte y nos reunimos en un salón aparte, estaba preocupado por su expresión, aunque me alegraba verla aquí...

—Los padres de Tem me llamaron— comentó mientras miraba el suelo —Dicen que no han podido ver el cuerpo de Tem para identificarlo por lo destruido que quedó su cuerpo, pero tampoco pueden hacer pruebas de ADN a su cuerpo, solo a ese mechon de pelo— su tono de voz mostraba lo afligida que estaba. —Riz, ¿Te metiste con personas equivocadas?, ¿Eres un supremacista?, intentaron matarte, lo de Tem y esto... ¿En qué te metiste?— preguntó entre lágrimas a lo que de inmediato negué.

—No, Tem es más que un amigo para mí, yo no devore nada de él madre, me niego a creer que él...— el nudo en mi garganta creció más y mordi mi labio con fuerza —Madre, pide a su familia que hagan una prueba de ADN, has que papa mueva contactos si es necesario, yo necesito saber la verdad— le suplique —Mi compañero de escuela Legoshi debe saber algo de Tem, o que paso ese día en la escuela, ¿Tu sabes algo?—

Pregunté preocupado pero ella negó. —No nos han dicho nada, dijeron que por el incendio unos fuegos artificiales se encendieron y creyeron que eran balas— me dió un periódico —Aunque desde ese día desaparecieron 3 estudiantes más aparte de ti y de Tem... No saben nada de ellos, tu padre está haciendo todo por saber lo que pasó, no estás solo Riz, yo te creo, y te creeré siempre—

La abrace y el tiempo termino, ella se fue y yo me fui a mi habitación, no sabía que sería de mi en aquel juicio, pero debía mantenerme firme, Tem me necesitaba y nosotros necesitábamos la verdad sobre lo que estaba pasando.

INEVITABLE (RIZ×TEM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora