XX. Seres que aman. (Final)

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Nuestra relación, se veía desde afuera como algo que podría considerarse tabú o incluso morboso, la diferencia de especies, el hecho de que midiera casi un metro más que él o que ambos hubiéramos estado en esa situación tan caótica muchas veces nos jugaba en contra cuando se enteraban que éramos una pareja, es algo que entiendo pero aún así, mis sentimientos por él jamás cambiaban o me hacían querer alejarme, sino que me hacía sentir aún más deseoso de estar a su lado y protegerlo por siempre.

El tiempo en nuestra vida iba pasando, él pudo seguir su sueño de ser un escritor de obras de teatro y yo pude empezar una carrera como psiquiatra para ayudar a otros carnívoros que tuvieran problemas de ira o con su fuerza como a mi me habían ayudado Tem a lo largo de nuestra relación tanto como amigos y pareja, hasta cuándo seguí mi terapia en aquel hospital, donde podía ir a terapia y me recibían sin juzgarme, sin hacerme sentir mal conmigo mismo o con mis diferencias.

Se podría decir que mi vida ahora estaba llena de momentos que jamás me imaginé vivir, y en gran medida se lo debía a Tem, iniciar el día con una sonrisa suya o tan solo escucharle hablar de su próxima obra escolar en la universidad era lo más gratificante, confiar en alguien, que te cuide como lo cuidas a él, es algo que jamás me imaginé tener al ser un descendiente de carnívoro.

—Riz, ¿Dormirás pronto?, quiero que me abraces— dijo Tem mientras entraba a la sala donde yo me encontraba haciendo mi tarea. Al verle no pude evitar ir a abrazarlo y ocultarme en su cuello.

—Ya voy, tenía que hacer algo, pero ya casi acabo— lo lleve al sofá y se quedó abrazándome, recostando su rostro en mi pecho —Ahora que ambos casi terminamos nuestra universidad, he estado pensando en algo que he querido hacer desde hace tiempo— añadí y dejé la computadora a un lado abrazándole, el me miró y bese sus labios. —Tem, yo... Se que no te gustan las cosas pretenciosas ni cosas en público así que lo haré ahora. Lo deje abajo de mi y me sujete al sofá mirando sus ojos —Sabes que te amo con lo cura, ¿Verdad?—

Tem se sonrojo y asintió acariciando mi mejilla —Claro que si, yo también te amo locamente, ¿Por qué me preguntas eso tan de repente?— dijo avergonzado.

Era adorable verle así, me hacía querer besarlo y llevarlo a la cama pero me contuve, y acaricie su nariz con la mía —Quiero saber si, ¿Me darías el honor de casarte conmigo?, se que es algo espontáneo pero... Vernos así, vivir juntos y en este momento de nuestras vidas... Me hace sentir seguro para preguntar ahora.—

Él se quedó sin palabras por un momento, creí que me rechazaría hasta que note las lágrimas en su rostro y sus labios temblando —Sí quiero, esa pregunta la he estado queriendo hacer desde hace tanto pero me daba vergüenza— dicho esto me besó y correspondi abrazándole. —No quiero una boda tan grande, quiero algo modesto, solo con nuestros amigos y familia—

Sonreí ante su propuesta y asentí —Como desees, amado mío— volví a besarle y lo cargue para llevarlo a la cama, pero el se negó y me jalo hacia el acariciando mi mejilla.

—Si vamos a la cama... Quiero que adelantemos la luna de miel— dijo con una sonrisa traviesa, yo no pude contenerme y asentí rápidamente, no puedo dar detalles de lo ocurrido aunque si puedo decir que esa noche, ambos nos entregamos dejando el miedo de lado, seguros de que esa noche sería el inicio de una larga vida juntos y felices.

Cada noche que regresabamos de la universidad y el trabajo, lo ocupabamos para hacer arreglos de la boda, convivir en citas en casa y también para disfrutar de momentos aún mas íntimos que antes, la graduación, las presentaciones profesionales, nuestros proyectos, el tiempo pasaba muy lento cuando anhelabas que algo importante pasará, por lo que cuando fue el día de la boda, lo podría considerar hasta el día de hoy como el día más feliz de mi vida.

La música, la comida, nuestros amigos, él,eran maravillosos, aunque claro alguno que otro problema con la planificación ocurrió cuando fue el momento de estar en el altar solo podía mirar a la puerta expectante, mi corazón latía rápidamente, estaba nervioso y muy emocionado.

Él entró junto a su madre, yo solo me pude quedar sin palabras al verle, su hermoso traje blanco casi tan blanco como su pelo, era la imagen más preciosa que jamás había podido tener el honor de ver, ambos estábamos muy emocionados, y cuando ambos estuvimos en el altar no nos contuvimos y nos besamos antes de iniciar y frente a todos cada uno dijo sus votos matrimoniales.

"Riz, en ti he encontrado la esencia de la ternura, la perseverancia, la honestidad y la consideración. Contigo, mi felicidad es eterna y completa. No podría desear más en quien será mi compañero de vida. Te amo profundamente y agradezco cada momento que compartimos juntos. Gracias por permitirme ser parte de tu mundo y dejarme tomar tu mano"

"Tem, mi amado tesoro, tu dulzura y comprensión no tienen igual en este mundo, siempre te acercas a los demás sin juzgarlos, tu corazón es tan grande que no puedo creer lo dichoso que soy de poder vivir una vida a tu lado, y disfrutar del amor que de él emana, te amo y te agradezco por amarme tanto que incluso pudiste hacer que me amara a mí mismo. Mi mayor deseo ahora es verte sonreír siempre, y prometo esforzarme cada día para hacerlo realidad."

Al final de los votos, ambos nos miramos con lágrimas y cerramos con un beso dulce, en medio de los aplausos y felicitaciones de los presentes. Bailamos, comimos y paseamos por cada lugar al que quisimos ir esa noche festejando junto a los demás. Y cuando llegó la noche nos recostamos en un jardín del salón donde había sido la fiesta de nuestra boda.

—Incluso solo viendo las estrellas me siento tan dichoso— susurró Tem tomando mi mano, a lo que yo me recargue en su hombro y asentí mirando las estrellas.

—Lo son, realmente es hermoso el solo hecho de estar a tu lado— dije para avergonzarlo y se cubrió el rostro riendo —No te rías, es la verdad, ¿Por qué querría ver al cielo cuando mi esposo es la estrella más reluciente y hermosa del universo?—

—Ya basta, tonto, me avergüenzas— río y se oculto en mis brazos —Pero concuerdo contigo aunque cambiaría algo... Tu eres como la luna más brillante, me cuidas y me proteges, aunque escondes cosas que te avergüenzan a los demás, nunca lo haces conmigo— se colocó sobre mi pecho y besó mis labios —Te amo demasiado Riz Matsuyama...—

Cuando dijo eso me puse tan rojo que lo abracé y lo escondí en mi pecho —Tramposo, ¿Intentas seducirme de esa forma?— reí y ambos nos besamos nuevamente

—Tal vez, tengo que seducirte para que me lleves a la luna de miel— respondió en tono burlón y volvimos adentro, nuestra fiesta fue maravillosa, y aunque aún faltaban cosas por hacer nosotros nos retiramos y agradecimos a todos por estar con nosotros.

Con amigos, mi familia y mi esposo, no necesitaba nada más en este momento, aunque en nuestros planes estaban el adaptar a un pequeño o dos para hacer crecer la familia en un futuro, Tem añoraba ese día y yo también.

Ahora que los dos iniciamos una nueva etapa juntos, donde nuestro inevitable encuentro se volvió un amor que se volvia cada vez más grande, cada día que pasábamos juntos, cada momento o experiencia lo enriquecía aún mas y eso se volvió aún mayor cuando los compartimos junto a nuestros hijos, amigos y familia...

INEVITABLE (RIZ×TEM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora