Shiny toy

192 15 20
                                    


El verano era la época del año que más odiaba.

Creía que las personas debían de tener un tipo muy especial de psicopatía para disfrutar la tortura diaria que esa época provocaba; con el sol brillando en el cielo, quemando su piel y llenando cada rincón con su cegadora luz; el calor era asfixiante y provocaba una lenta deshidratación. Cuando miraba a los niños jugar y reír en los parques, recordaba a las langostas y como era colocadas en agua tibia, cómodas hasta que el agua hirviera y su muerte fuera inminente.

Para su desgracia, los shock de calor no ocurrían tan a menudo como ella quisiera ver y los gritos de alegría se repetían una y otra vez.

Las noches de verano eran sofocantes y más veces de las que le gustaría admitir, ella terminaba en alguna azotea anhelante por una tormenta, un cielo lleno de nubes grises y el dulce aroma del ozono que los rayos llevaban consigo.

El verano la sumía en el estupor de melancolía y pocas cosas odia Merlina tanto como pasar sus días lanzando suspiros al aire.

Aquel verano era especialmente caluroso.

Merlina había cumplido dieciséis año el octubre pasado y poco despues habia sido victima de su primer secuestro. Un regalo más que adecuado y que sumió la tranquila localidad de Jericó en un pandemónium que terminó con una persecución policial, un tiroteo y la muerte de sus captores y algunos policías, entre ellos el Sheriff de la ciudad.

Hubieron muchas fallas en la operación de rescate, pero Merlina no considero oportuno mencionarlas. O más bien, Enid -su autoproclamada mejor amiga- evitó que pudiera expresarlas.

La experiencia habría sido más gratificante si los medios locales no se empecinarán en tratarla como una damisela en peligro y volverla una especie de celebridad local. La atención que recibió al regresar a la secundaria, fue una tortura nada placentera.

Aquella noche, Enid la había sacado de su confortable casa para arrastrarla hasta la fiesta en casa de Xavier Thorpe.

— Los vi mudarse —relataba emocionada —y el alcalde llegó a recibirlo.

Merlina se preguntó en qué clase de albedrió era posible que el nuevo sheriff se mudara justo frente a la reina del chisme de Nunca Más; y junto a él, el chico nuevo al que todos querían conocer y cuya foto era la exquisita primicia del blog de Enid.

Si Merlina fuera menos escéptica, creería que una voluntad superior tenían algún favoritismo por Enid.

—Obviamente lo invite enseguida a la fiesta. Xavier me deberá agradecer por esto.

— ¿Por qué se molestaría en asistir si no conoce a nadie?

— Claro, porque es imposible que conozcas a alguien en una fiesta. —respondió Enid rodando los ojos. — Te aseguro que Tyler tendrá a todos encantados. Es imposible que no le agrade a alguien.

Por lo general, Merlina hacía caso omiso del juicio de Enid. Tendía a gustarle todas las personas, a tener un optimismo escalofriante y justificar lo injustificable. Pero con el chico nuevo se había quedado corta.

Tyler era peor de lo que Enid había descrito.

Su cabello parecía una tortuosa corona de oro fundido, sus ojos tenían el color del césped recién cortado y su sonrisa transmitía la misma sensación de un rayo de sol al amanecer.

Tyler Galpin parecía un pequeño sol que brillaba en la oscuridad de la noche y Merlina sintió el calor apoderarse nuevamente de su cuerpo cuando su mirada cayó en ella.

Si el verano podría ser una persona, definitivamente era Tyler Galpin.

...Y Merlina odiaba el verano. 

Cruel Summer #WylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora