No rules in breakable heaven

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Merlina sintió como su cerebro se licuó y convirtió en un pozo de masa gris en el momento en que los labios de Tyler tocaron un punto exacto detrás de su oreja. Sus entrañas se retorcieron con fuerza y sus piernas se convirtieron en gelatina. Merlina se aferró con más fuerza a Tyler para evitar caer al suelo, pero su gesto solo logró animarlo más y devoró con más ímpetu el cuello de Merlina, lo que hizo que todo fuera aún peor... o mejor, no estaba segura.

Ella dejó caer su cabeza a un lado, facilitando aún más aquella zona, y sus ojos se pusieron en blanco mientras toda actividad cerebral cesaba. Antes de que Merlina se diera cuenta, suaves y dulces gemidos se escapaban de sus labios.

Tyler se separó de ella y Merlina hundió sus manos en sus rizos dorados hasta devolverlo al lugar en el que sus labios pertenecían.

— No — murmuró y odio la forma en la que su voz sonó suplicante.

Tyler soltó un sonido gutural y presionó su cuerpo contra el de ella, arrinconándole en aquella esquina del invernadero de su madre. Merlina podía sentir el tonificado cuerpo del chico en cada centímetro que chocaba contra ella. Era adictivo y el único pensamiento en su licuado cerebro era "más".

Tyler se separó de ella con dificultad, soltando un gruñido insatisfecho. Colocó ambos manos a cada lado del rostro de Merlina y dejó caer su cabeza. Sus rizos más largo rozaron la frente de Merlina y sintió el refrescante olor del shampoo que usaba.

— Enid — logró decir, con su respiración entrecortada.

Aquella tarde se celebraba un estúpido partido de Hockey y Enid junto a sus hermanos habían organizado toda una antesala para mirarlo en su casa. Y aunque no todos eran fan del deporte, la promesa de cervezas había motivado a la mayoría de los chicos. Merlina normalmente evitaría el evento, pero sus nuevas circunstancias la orillaron a despejar cualquier duda de sus amigos.

— ¿Vienes conmigo? Traje mi coche.

— ¿Estacionaste tu auto frente a mi casa? — dijo con horror.

Tyler rodó sus ojos y se separó de ella.

— Está en el parque. ¿Crees que soy estúpido?

Merlina lo miró extrañada, notando la clara molestia en él. Tragó en seco y desvió su mirada a un costado. 

— Llegare después — dijo arreglando su vestido. — Enid huele chismes como un sabueso detecta sangre.

La mascara seria de Tyler se quebró y soltó un risa suave entre dientes. Merlina mentiría si no dijera que el sonido la hizo sentir mejor.

— Bueno, te veo allá.

La despedida fue más que incómoda. Tyler se había inclinado para besarla nuevamente y ella, de forma involuntaria, había dado un paso hacia atrás. Las orejas del chico se tornaron rojas y torpemente se marchó del invernadero.

Merlina tomó un camino diferente. Se internó en el bosque que se extendía detrás de su casa y caminó unos diez minutos antes de emerger en la calle donde Enid y Tyler vivía. Vio el auto estacionado en el garaje del chico y luego entró al jardín de la familia Sinclair. Habían muchas personas, Enid era la menor de cuatro hermanos. Todos escandalosos y erráticos como ella. Varias personas llevaban playeras azules con gris, del equipo de Hockey que estaban apoyando y muchos eran exalumnos de la secundaria Jericó.

— No puedo creer que estés aquí Addams — dijo Bianca llegando desde atrás. — Me pregunto a qué se debe este nuevo espíritu sociable.

— No te confundas, Barclay. Solo huyo de mi madre.

Cruel Summer #WylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora