I'm not dying

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Habían muchos tipos de tortura, algunos más placenteros que otros. Merlina disfrutaba especialmente la tortura física, inglingirla más que nada, pero nunca se rehusaba a la psicológica si se presentaba la oportunidad.

Sin embargo, lo que Tyler le estaba haciendo no era para nada placentero.

Cada paso en su caminata de la vergüenza, parecía querer corroerle el alma. La mochila a su espalda se sentía como la piedra que Sísifo estaba condenado a cargar y una parte de ella no podía llegar a pensar que sería en vano, tal y como en el mito.

¿Y si Enid no aceptaba su disculpa?

Regresar a su casa con un regalo rechazado y el equipaje del viaje anual de Enid, sería una humillación que no necesitaba.

Merlina apretó con más fuerza el paquete negro que tenía entre las manos y contuvo las ganas de girarse y regresar a su habitación.

Finalmente, llegó a la calle donde Enid vivían, y procuró mantener sus ojos centrados en la casa de la chica y no en la casa frente a esa, ni en los ojos que sentía que la taladraban.

No fue hasta que estaba a unos pasos de distancia, cuando la pequeña comitiva frente a la casa de Enid se percató de su presencia. Xavier le sonrió de oreja a oreja, Ajax golpeó a Enid con su codo y la chica se giró desconcertada.

Al instante, los ojos de Enid se endurecieron y su mirada voló por un par de segundos al pequeño obsequio.

— Espero que tengas un terrible cumpleaños — dijo Merlina extendiéndole el regalo.

Enid contempló la caja sin desenredar sus brazos y por unos segundos Merlina sintió como si todos (incluyendo la segunda comitiva que metía sus cosas en el carro de Tyler) retuvieran la respiración junto a ella.

Enid le dio una fugaz mirada a Ajax y el chico la animó con un leve empujón. Finalmente, soltó un suspiro teatral y sonrió.

— Solo porque es mi cumpleaños —dijo, abriendo el obsequio con una rapidez apremiante. Sacó un peluche enorme de un gato negro, el chillido que soltó podía haber despertado toda la calle y Merlina rodó los ojos. Pudo escuchar como al otro lado de la calle las chicas soltaban unos vítores y giró lentamente para verlas.

— No creí que llegara el dia en que viera a Addams disculparse — escuchó que decía Bianca, antes de entrar en el carro de Tyler.

El chico la miraba, unos pasos alejados de los demás, y cuando sus ojos se conectaron, asintió y le regaló una de sus insufribles sonrisas llenas de arrogancia.

— No la escuches —dijo Enid, tomándola de la mano — Tú vendrás con nosotros.

Era una reciente tradición, que el cumpleaños de Enid se celebrara con un pequeño viaje de un dia. Se hospedaban en un viejo y grande motel a las afueras de Burlington y pasaban el día haciendo una lista de actividades que Enid tenía escrupulosamente planificadas, terminaban el día en la piscina del motel y el siguiente día partían de regreso a Jericó.

Merlina identificó el largo edificio de dos plantas y pintura descascarada y no pudo evitar soltar un suspiro, agotada desde antes de comenzar. Xavier se aparcó frente al lobby y unos minutos después, Tyler lo imitó. Todos parecían demasiado emocionados, mientras escogían sus habitaciones.

Merlina se habia quedado agazapada, fingiendo revisar su equipaje mientras esperaba que Tyler se acercara con algún comentario lleno de arrogancia. Tenía su mandíbula apretada a la defensiva, pero cuando alzó la vista, Tyler iba entrando al edificio junto al resto.

— ¿Olvidaste algo?

La pregunta inesperada la hizo saltar sobre si.

— ¿Qué? — soltó Merlina casi en un ladrido.

Cruel Summer #WylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora