Yu Gyeom

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La ansiedad fue en aumento cuando se acercaban cada vez más a esa casa, jugando con sus dedos de manera inquietante para luego morder su perfecta manicura.

Por supuesto que los pensamientos negativos no se hicieron esperar.

No sabía si vestía de manera correcta para la ocasión o quizás los colores resultaron ser demasiado opacos si es que la familia es demasiado alegre, si se había maquillado muy mediocre a comparación de otros días, si debió realizar dos trenzas en vertical en lugar de tenerlas en forma de diadema, si el color del esmalte resultó ser muy básico o si el perfume atraerá las moscas en lugar de reflejar su buena esencia.

Todo se tornó en un lío repentino que varias veces pensó en pedirle a su pareja que diera la vuelta, estuvo a punto de fingir un molestar de esos que te llevan directo al hospital pero es pésima fingiendo, el dolor de barriga que pescó apenas abrió los ojos no es suficiente para solicitar una incapacidad médica, así que puede lidiar con ese malestar.

Al llegar a casa de su suegra, una de las tantas creencias que tenía para ese día es, la comida le daría tregua pues al salir con prisas de su casa, olvidaron desayunar o pensar en comprar algo para el camino.
Se lamentó enseguida de no comer con calma cuando le entregaron su porción.

Ser recibida y atendida con una hogareña calidez le hizo olvidarse de todo malestar, inquietud o ansiedad: se reían de los chistes malos de los tíos, jugaba con los más pequeños (ademas de que era la única que les prestaba atención).
Todo lo negativo pasó a segundo plano en cuanto escuchaba las respuestas alegres de la familia, daba una buena impresión sin esforzarse mucho o al menos eso le hacían creer.

El ambiente allá adentro si mostraba una gran diferencia ahora que se encontraban en el automóvil.

El regreso a casa fue silencioso y un poco tenebroso pues las calles se encontraban vacías, ni siquiera un poco de ruido del radio encendido se oía de fondo.

Ellos habían notado el cambio de semblante que tuvo Yu Gyeom al subir, tenía una expresión fría y sus manos se aferraban al volante, sabría lo que está sucediendo si tan solo le hubiese respondido cuando le preguntó.

Algo que suelen hacer al llegar a cualquier sitio es esperarse frente al auto para poder entrar juntos, cosa que no pasó en esta ocasión. Al no ser ella quien manejaba, bajo rápidamente y entró a casa dejando la puerta semi abierta, así su pareja no tendría que usar la llave para entrar.

Sus pensamientos seguían en la visita del día, consideraba que lo más lindo fue jugar con los niños, en su familia no hay niños tan pequeños como ellos por lo que resultó ser nuevos aires para un ambiente familiar.

Sin duda le agrado mucho.

Caminando a su pieza, el dolor en el abdomen regreso y esta vez con un grado más de intensidad, por fortuna recordó tener unas pastillas guardadas en su bolsa.
Una cosa, no solo desayunar quedó fuera de sus cabezas, comenzó a reír de sí misma al también olvidarlo al salir, encontrándola justo donde la dejó, sobre la cama.

— Aquí están — dijo en un alivio al tenerlas en su mano, con un gesto de dolor plasmado en la cara

Los cólicos menstruales son el tormento puro de las mujeres, sacando un poco de onda a quienes no llevan un ciclo regular y sufriendo los síntomas tres veces más cada que se hinchan los benditos ovarios.

Dirigirse a la cocina en busca de agua nunca fue tan pesado, pensar únicamente en el dolor no le permitió ver al chico sentado en el sofá, con los codos apoyados sobre sus rodillas, manteniéndose muy concentrado en algo.

Implorando que el medicamento cumpla su función antes de tiempo, no estaba al tanto de la solicitud para tener una última charla antes de irse a dormir.

◈ K ʜɪᴘ ʜᴏᴘ | Rᴇᴀᴄᴛɪᴏɴs, ᴛʏᴘᴇs ᴀɴᴅ ᴍᴏʀᴇ... ◈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora