Capítulo 3

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POV WIN

-A ver quién empieza?

-Déjame a mi primero- le dice Zee quitándole el látigo de la mano sin apartar su mirada de mi. Boun me quita la camiseta y me voltea para que mi espalda quede a su total disposición.

-No es mejor que le pongamos de pie contra la pared? Será más cómodo- le dice Zee.

Sin más que añadir sentí mi cuerpo siendo empujado contra la pared por el rubio que no quitaba esa sonrisa de su cara. Me daban ganas de pegarle. No entendía porqué me estaban haciendo esto a mi. No conocía de nada a estas personas. Siempre he sido un chico tranquilo que va a su bola y no se mete con nadie. Bueno si que es verdad que Khaotungg era el más sociable y ruidoso del grupo a parte de yo y Prem, pero nunca nos metimos con nadie.

Hasta que sentí algo que me desgarraba la piel. Inmerso en mis pensamientos me olvidé completamente de que estaba a punto de recibir 50 latigazos. Llegó el siguiente y sentí que moría pero no iba a darles el lujo de quejarme ni de llorar. Pensaba aguantar y si tenía que morir, que así sea. No me voy a dejar doblegar por ellos. Después llegaron los siguientes y perdí la cuenta porque estaba casi mareado del dolor y por no tener control de mis manos estuve a punto de perder el equilibrio y caer pero Boun me sujetó y colocó de nuevo.

-Déjame estos últimos 10 a mi- le pidió Boun sin dejar de mirar mi espalda.

-No me mires y gírate- y empezó con los latigazos. No me quiero ni imaginar como me han dejado la espalda. Este es sólo el primer día, iban a hacer esto durante una semana ya me preocuparé por mi espalda después del día 7.

-No estoy satisfecho-dice Boun maldiciendo.

Yo me giro hacia él sin mostrar ninguna expresión que demostrara dolor.

-Me estás provocando no maldito maricón?

Yo me hice el tonto y me encogí de hombros

-No sé a qué te refieres.

-Tú no necesitas 50 latigazos, necesitas 1000 para que se te acabe tú actitud arrogante y engreída niño de papá.

Niño de papá...yo era eso? Quiero decir yo amaba a mucho a mis padre y agradezco que no tengamos problemas financieros en casa y el tener la oportunidad de estudiar lo que yo quiera. No obstante, nunca fardé de ello. Era consciente del daño que le hizo la muerte de mi madre pero nunca me faltó su cariño a pesar de su dolor por la pérdida. Yo apenas tenía 2 años así que no me acuerdo de mi madre. No siento dolor pero sí sentí durante toda mi vida que algo me hacía diferente de otros niños cuando los veía con dos padres y yo sólo con uno.

-Me estás ignorando?-me pregunta el rubio interrumpiendo mis pensamientos y listo para darme otra vez con el látigo pero una mano le paró.

-Ya está bien Boun, no te pases- le regañó Zee.

-Qué dices hombre? No ves que se está riendo de nosotros? Este merece que alguien le de una lección y le ponga en su lugar.

-La lección la aprenderá después de una semana, después veremos qué decide el jefe- continúa Zee sin soltarle el brazo.

Boun le miró fastidiado y se zafó de su agarre.

-Sois unos aburridos de mierda, y tú- me señaló con el dedo-has tenido suerte hoy- me vuelves a provocar y te las verás conmigo- dice alejándose hasta el fondo de la sala para sentarse en el sofá y encender la tele.

No me fijé muy bien en esta habitación hasta ahora. Era una sala enorme, equivalía al tamaño de un piso perfectamente. Tenía de todo, salón de estar con una tele enorme y una cocina americana. Luego estaba esta sala que estaba detrás de la cocina y era en dónde estábamos nosotros. Me di cuenta que no había nada, por lo que deducía que me harían dormir en la silla.

Síndrome de Estocolmo [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora