Capitulo 36

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No lo puedo creer, son ellos. Intento calmarme para no hacer ruido, por dentro estoy inquieta por los nervios.

El día que fui a casa de Jane para confesarle mis sentimientos. Eran esas personas que me estaban siguiendo, Nikolas Gibson y esos dos chicos.

La chica es de estatura baja, cabello negro azulado, no esconde sus ojos rojos. Lleva puesto un vestido beige corto acampanado y sin mangas, unos tacones plateados, y tiene aplicado lápiz labial rojo carmín.

El chico, a quien la chica lo llamó Cole, es de estatura alta, cabello castaño cenizo peinado hacia atrás. Lleva puesto un esmoquin rojo vino y unos zapatos negros.

Nikolas está sentado en uno de los sillones, con un esmoquin azul marino, zapatos del mismo color. Y para agregar una capa negra.

-Nikolas: Leila, no tienes que reprochar a Cole por sus errores, porque tu lo has hecho también. -Dice al borde de la frustración. Cole emite una risa disimulada por el regaño y Leila le lanza una mirada con el ceño fruncido. -Además no griten o nos escucharán.

-Cole: No nos escucharan con todo el ruido de abajo.

-Nikolas: ¿Y si alguien anda en los pasillos? -Recalca con molestia.

La tal Leila sale al pasillo revisando por todos lados, me apoyo a la pared a pesar de que soy invisible. Se ve de lejos una pareja que sus escenas de beso entrando a una habitación.

-Leila: Ya no hay morros en la costa. -Entra a la biblioteca. -En fin, ¿El químico que contrataste ya tiene listo el virus? -Eso último que dijo, me deja en alerta.

-Nikolas: Por supuesto, ya está aquí. -Saca de su bolsillo un pequeño tubo de ensayo lleno de un liquido purpura.

-Cole: ¿Cómo funciona? -Toma el tubo de ensayo de la mano de Nikolas y le da una ojeada.

-Nikola: A través de una inyección, con eso el vampiro en cuestión portará el virus en sus venas, y así se despertará el instinto depredador que posee sin dudarlo. -Explica con una enmarcada sonrisa malévola. Leila aplaude como si estuviera viendo una obra.

-Leila: Bravo, entonces con el instinto depredador, nadie quera la estúpida sangre artificial, ni la de los animales, solo se obsesionaran con la sangre humana.

-Cole: Y además, los mortales se convertirán en nuestros esclavos de sangre. -Eso que dijo, me hizo sentir pánico. Reprimo el grito que casi se me escapa.

-Nikolas: Así ya no nos ocultaremos de los mortales, estarán bajo de nosotros. -Expresa con aire de grandeza.

Mientras que ellos se glorifican por el futuro de su plan, yo estoy tratando de mantenerme fuerte por lo que estoy escuchando. Todos los mortales estarán en peligro, todos, Jane.

Nikolas y esos chicos salen de la biblioteca con una confianza de superioridad. Muy confiados que se olvidaron el frasco del virus que Nikolas mostró en el escritorio.

Veo esa sustancia que despertará aquel instinto de depredador. Imagino el caos que están planificando. Un mundo apocalíptico sucumbido por el horror para los mortales, para los vampiros más arrogantes y sin piedad sería su mayor paraíso.

Me da escalofríos visualizar del peligro que se aproximan. Mi querida Jane en peligro, no lo voy a permitir. Antes que regresen, tomo el frasco del virus, lo guardo en uno de los bolsillos de mi traje y salgo de allí.

En el gran salón sigue la retumbante música, con el ambiente alegre que no me puede contagiar por lo sucedido, pero actúo como si nada escuche.

Roberta y Michael están bailando con Irene, y Catalina se encuentra charlando con los señores Gibson de manera amistosa.

Catalina trabaja en tiempo parcial en un consultorio de psicología en una clínica en Faithlight. El señor Gibson es neurocirujano y su esposa odontóloga, ambos unos profesionales muy respetados por el clan de Nueva Orleans.

Me he topado con ellos en algunas ocasiones, y en realidad, son personas agradables y justas. Unos señores simpáticos y el hijo siendo arrogante, un tipo sin escrúpulos con ideas sádicas.

Catalina termina de charlar con los señores Gibson y ve que estoy presente. Se acerca a mi con curiosidad, de seguro nota mi gesto de preocupación.

-Catalina: ¿Qué sucede?

Siento un nudo apretado en mi garganta para poder explicar todo en frente de un montón de gente.

-Fátima: Te lo explicaré en casa, y a todos también, es muy importante.


(Jane)

En una semana, tenemos el partido en la escuela contra la preparatoria BrookHill. Estuve ensayando varias rutinas con las chicas.

Llego a casa un poco cansada, me doy un baño relajante de burbujas. Stella y Ruby me llamarón para cenar, les agradecí. Mamá y papá llegarán más tarde del trabajo.

Después de la cena, me hago mi rutina de mascarilla facial. Me pregunto ¿cómo estará Fátima en aquella fiesta?, me imagino que sería como una fiesta de estilo Drácula. Supuestamente como una película sobre bailes de vampiros.

Ella teniendo puesto un vestido gótico, tan hermosa y sofisticada. Me sonrojo al imaginarla así.

Hablando de ella, me llega un mensaje de texto de su parte.

-Hola Cariño, ¿Cómo estás?, espero que estés bien. La fiesta estuvo genial. Pero ocurrió algo, es una situación muy importante que tiene que ver con todos. ¿Pueden tu y Ashley venir a mi casa mañana?, es para contarles el suceso, esperaré una respuesta mi bella rosa.

Me alegra que me enviara un mensaje, pero lo que escribió, me dejó un extraño presentimiento. ¿Será que ella descubrió algo en esa fiesta que hay que temer?

Antes de responderle, le hablo a Ashley sobre la dichosa reunión. Ambas acordamos que iremos, así que le respondo.

-Hola Ojos de rubíes, hablé con Ashley, y si iremos. Nos vemos mi amor.

Espero que no sea una cosa grave.

Entre sangre y rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora