Capitulo 4

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Narra Roberta

Hola soy Roberta Garza Minaya y esta es mi historia.

Nací en la República dominicana, mis padres fueron Guillermo Garza y Clara Minaya, tenía un hermano mayor llamado Rodrigo, él era 5 años mayor que yo, nos llevábamos bien. Nací con un coeficiente intelectual alto que otros niños, sabía mucho de literatura y física, me encantaba la astronomía, desde que vi una noche el cielo estrellado y leía las historias de famosos astrónomo como Kepler y Galileo.

Mis padres y mi hermano me apoyaron, cuando supe que soy bisexual, se los conté y ellos me aceptaron, estuve enamorada de una amiga de la escuela, Madison, pero ella me rechazo cuando se entero, no sabía que era homofóbica. Después de eso, empezaron hacerme bullyng en la escuela tanto así que me distancie de todos ellos y me volví asocial. No les conté a mi familia porque no quería que se preocuparan.

Todo cambio cuando un día ellos murieron en un accidente en una carretera, eso me dolió bastante. Fui a una casa hogar para niños superdotados en Londres, al principio era solitaria pero luego conocí a Fatima, Catalina y Michael; ellos se volvieron como mi hermano. Cuando ya teníamos 18 años íbamos a la universidad, estudiaba una maestría en astronomía. En un momento fuimos secuestrados y torturados pensé que íbamos a morir pero conocimos a Calissa y nos convirtió en vampiros y nos salvo. Mi poder especial es la electricidad, puedo hacer aparecer rayos en mis manos y del cielo, y también puedo controlar algunos aparatos eléctricos.

Han pasado 4 años y aún parecemos de 18 años, voy de camino a clase de literatura. Entró al salón y me siento en un rincón. Sonó el timbre, llegó la maestra y me presenté en frente de todos; estuve algo tímida, algunos me vieron como extraña. Me volví a sentar, la maestra iba a comenzar la clase, hasta que fue interrumpida por una chica morena que llegó tarde. Me la quede mirando como si yo estuviera hipnotizada.

-Señorita Dafoe, llega tarde. -Le dice la maestra.
-Perdone señora Hutson, no volverá a pasar, lo prometo. -Dice ella apenada.
-Está bien pero que no vuelva a suceder.

Esa chica se sienta al único asiento vacío que está al lado mío, ella me ve.
-Hola -Ella me saluda.
Yo le saludo con la mano y una tímida sonrisa, además siento que mi corazón late por ella.

Entre sangre y rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora