Morfeo se encuentra en un aprieto (literalmente)

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Capítulo 4

Sentía mi corazón latiendo a mil; el nerviosismo me consumía. Estábamos de pie frente a la puerta. Ulises me miraba, esperando a que tocara, pero me sentía incapaz de hacerlo.

—Solo toca la puerta —dijo, como si fuera lo más obvio del mundo—. ¿No lo vas a hacer?

—Es solo que... —intenté responder, pero no terminé la frase porque Ulises se adelantó y golpeó la puerta con bastante fuerza.

—¡Oye! —protesté.

—Tenemos que hacer esto rápido —sonrió con ese aire despreocupado tan característico de él.

No pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera, revelando a Nico di Angelo, el hijo de Hades.

—Ulises —dijo Nico con una sonrisa que no alcanzaba a sus ojos.

—Nico —respondió Ulises—, Morfeo está buscando a Percy.

En ese instante, una mezcla de odio cruzó el rostro de Nico. Me miró con evidente molestia, y no supe qué hacer.

—No está disponible —dijo con frialdad, y acto seguido cerró la puerta con fuerza.

—Bien, parece que te odian demasiado —se burló Ulises de la situación antes de volver a tocar la puerta con insistencia—. Nico, necesitamos ayuda. Abre la puerta.

Antes de que pudiera decir algo más, una voz familiar resonó desde el interior del apartamento.

—¿Quién es, Nico? —se escuchó una voz detrás de la puerta.

La figura de Percy Jackson apareció en el umbral, su presencia imponente llenando el espacio con una energía palpable.

—¿Sucede algo? —preguntó, alternando la mirada entre Ulises y yo.

Inhalé profundamente, reuniendo toda mi determinación antes de responder.

—Hola, Percy —dije, esforzándome por mantener la calma a pesar de mi nerviosismo—. Soy Morfeo. Necesito tu ayuda.

La mirada de Percy se volvió escéptica, claramente sin reconocerme.

—Lo siento, pero no te conozco —dijo con un tono firme—. ¿Por qué debería ayudarte?

Mi corazón se hundió ante su respuesta, pero me negué a perder la esperanza.

—Déjate de tonterías, Jackson. Mejor déjanos entrar —intervino Ulises con evidente molestia mientras sujetaba la puerta para evitar que la cerraran de nuevo—. Morfeo tiene cosas importantes que decir y necesita tu ayuda.

— Entiendo que esto pueda parecer extraño, pero necesito hablar contigo en privado — dije, esperando que Percy estuviera dispuesto a escucharme.

Percy pareció considerarlo por un momento antes de asentir con la cabeza.

—Está bien, entren —dijo Percy, abriendo la puerta un poco más para permitirnos pasar.

Con un leve gesto de agradecimiento, crucé el umbral junto a Ulises, entrando al apartamento mientras la puerta se cerraba detrás de nosotros. Sentí la mirada de Nico, cargada de advertencia, fija en mí. No me intimidó. Sabía que mi presencia podía generar desconfianza, pero también estaba decidido a ganarme la confianza de Percy.

Una vez dentro, Percy se giró hacia Nico con expresión seria.

—Nico, ¿podrías dejarnos a solas por un momento? Necesito hablar con Morfeo en privado. Lleva a Ulises contigo.

𝑺𝒖𝒆𝒏̃𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑶𝒍𝒊𝒎𝒑𝒐: 𝑼𝒏 𝒅𝒊𝒐𝒔 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆 𝒎𝒐𝒓𝒕𝒂𝒍𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora