Capitulo 16
Mentiría si dijera que me sentía tranquilo; la verdad es que no había paz en mí. Todo lo que estaba pasando era demasiado. La avalancha de información me había golpeado con dureza, y aún no podía dejar de pensar en Thomas. Me preguntaba cómo estaría, si se encontraba bien o si las cosas lo estaban afectando tanto como a mí. Okníton no atacaría por ahora; sería un error hacerlo mientras estemos en alerta, pero seguro que lo hará en el momento más inoportuno.
No puedo seguir con esta incertidumbre. Me gustaría poder hablar con Thomas, pero no quiero ponerlo en peligro. Conociendo a mi hermano, él no dudaría en hacerle daño a Thomas y Erick. Así es Okníton, un dios corrompido que no siente compasión por la humanidad. ¿Y yo? ¿Soy tan diferente? Después de todo, estuve dispuesto a destruir a los olímpicos y a la humanidad por un capricho, por la esperanza de ver a Calíope una vez más y vengarme de Zeus. No soy tan diferente a Okníton; solo que ahora, experimentando la mortalidad en carne propia, veo las cosas desde otra perspectiva. Ellos merecen más, merecen ser felices. ¿Thomas seguiría queriéndome si supiera todo lo que he hecho? ¿Seguiría viéndome igual? Son preguntas que se repiten en mi cabeza, pero no tengo respuestas. Tal vez debería haber aprendido que la perspectiva de los mortales puede cambiar dependiendo de nuestras acciones. La humanidad es un enigma fascinante, algo que siempre he observado desde las sombras. Pero ahora, empiezo a recordar la chispa divina que me conecta con ellos, una conexión que creí perdida.
Sally Jackson se acercó con una taza de té de lavanda en la mano. Su expresión era una mezcla de felicidad y preocupación. ¿Cómo no estaría preocupada? No hacía mucho, su casa había sido invadida y destrozada.
— ¿Cómo te encuentras? —preguntó mientras me entregaba la taza—. Pareces pensativo, ¿te preocupa algo?
— Estoy preocupado por alguien —respondí, tomando un sorbo del té—. Quisiera ir a verlo, pero me temo que eso complicaría las cosas. No quiero ponerlo en riesgo.
— ¿Es un amigo? —sonrió levemente—. Debe ser alguien muy importante para ti, si te preocupa tanto que algo malo le suceda. Tal vez deberías hablar con él. Puede que también esté preocupado por ti. Solo es una observación.
— ¿Crees que sería lo adecuado? Me preocupa dejarlos solos, más después de todo lo que pasó. No quiero que les pase nada mientras no estoy cerca. —Una sensación de vacío se asentó en mi estómago, como una presión que no podía aliviar.
— Morfeo, si ese amigo es importante para ti, tal vez deberías ir a verlo. O al menos llamarlo. Hay varios teléfonos públicos en Nueva York... A veces, necesitas un momento de tranquilidad y paz. Sé que todo esto es complicado, pero sería un gesto dulce que le expresaras lo que sientes. Si yo estuviera en tu lugar, iría a desahogarme con ese amigo.
Las palabras de Sally resonaron en mi mente. Al final, asentí. Tomé el abrigo negro que Percy me había prestado, que me quedaba ligeramente grande, y salí del apartamento. Caminé hacia uno de los parques cercanos.
— ¿Por qué no me avisas cuando sales? Se supone que soy tu cuervo de confianza y tenemos que estar juntos en todo momento, jefe —dijo Matthew, quien había aparecido de la nada. Sonreí levemente al verlo posarse sobre mi cabeza. Me miró con esa expresión suya que me decía que estaba listo para seguirme.
— Sí, estamos juntos, aunque tú puedes ir y venir de la ensoñación. Pero, en serio, a veces tienes que quedarte en algún lugar y con otras personas. —Sabía que no cambiaría su actitud tan fácilmente, pero al menos agradecía su presencia.
— De hecho, le apuesto dos monedas a que no llevas dinero para pagar el teléfono público —comentó, con una sonrisa burlona.
Fue entonces cuando me di cuenta de que Sally me había dado algunas monedas para el teléfono. Miré a Matthew y suspiré.

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𝑺𝒖𝒆𝒏̃𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑶𝒍𝒊𝒎𝒑𝒐: 𝑼𝒏 𝒅𝒊𝒐𝒔 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆 𝒎𝒐𝒓𝒕𝒂𝒍𝒆𝒔
FanfictionEn los tiempos antiguos, fui Morfeo, un desafiante de la autoridad divina que se alió con Cronos en una rebelión contra los dioses del Olimpo. Sin embargo, mis acciones me llevaron a una caída catastrófica. Como castigo por mi arrogancia, fui despoj...