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Sentimientos
Alexa's POV:

Estaba en mi casa, "haciendo" la tarea que nos dejó el profesor de matemáticas. Y, Dios, no entiendo nada. Soy pésima en esa materia, nunca la he entendido.

Si no fuera porque literal las matemáticas están en todo, no prestaría la más mínima atención.

Bajé a la cocina a buscar un poco de bebida, para despejar la mente. O más bien escapar de seguir haciendo esa maldita tarea.

Ahí estaban, mi hermana Katia con su mejor amiga Victoria. Riéndose a carcajadas a más no poder. La risa de Vicky es tan bonita, no entiendo como le hace. Yo me río como un delfín.

No sabía que estaban acá. Juré que estaban en la casa de Marcos, el pololo de mi hermana. Se la pasan allá, y es bueno; me quedo con casa sola, puedo tener mis minutos de paz.

Saludé a mi hermana con un medio abrazo y a su amiga con un choque de manos, aunque no es cualquiera. Tenemos nuestro propio saludo, desde que ella tenía once y yo diez.

- Buenas, Lex —me saludó con una sonrisa. Sonreí también—. ¿Qué hacía'?
- Hola, po. Ahí, haciendo mi tarea de matemáticas, ah —rodé los ojos. Ella los abrió sorprendida.
- Really? ¿Cómo va' con eso?
- Mmh, mal —dije sincera buscando un vaso para servirme un poco de Coca-Cola.
- Puros uno' se saca Alexa —habló mi hermana, reí.
- ¡Mentirosa! —me intenté defender.
- Ya déjala, Katia, pobrecita —me defendió Victoria con cierto tono de burla en su voz.
- Sí, hazle caso —rodó los ojos.
- Mejor anda a hacer tu tarea, Alexa —es tan pesada a veces.

Antes de que diga algo, llegó mi mamá del trabajo.

¡Ay, mierda!, se viene mi regaño.

- ¿Hiciste tu tarea, Alexa? —fue lo primero que preguntó. Primero un "hola", ¿no?
- Hola, mamá. No. Ya la iba a ir a hacer, solo que no entiendo nada.
- Te voy a busca un tutor o algo. Tus notas han estado bajando drásticamente, Alexa, me prometiste que este año no te iría tan mal, y sobre todo en matemáticas —gracias, mamá, por dejarme en vergüenza frente a Victoria. Y peor, frente a mi hermana. Luego se burlará de mi seguramente.
- No es necesario, mamá. Me voy a esforzar, te lo prometo.
- No, hija. Me dijiste lo mismo cuando ibas a tener la prueba... sacaste un cinco.
- Cinco coma tres —la corregí. Me gané una mirada nada bonita por parte suya—... perdón.
- Vas a tener un tutor, está decidido.
- ¡No, mamá!, por favor no. No es necesa-
- No te pregunté, Alexa -mi hermana y Victoria observaban mi horrenda situación. Mi hermana miraba sin entender y Victoria con lastima, ¿por qué?, eso solo me hace tener más vergüenza aún.

Me fui a mi pieza enojada.

¡Un tutor! ¡¿Es en serio?! ¡Mi mamá está loca, la odio!

Ok, no. No la odio, la amo. Pero estoy en mi momento de ira, déjenme tranquila.

Si alguien se me cruza juro que lo muelo a golpes. ¡Lo juro!

Y como si el destino quisiera que me desquite, alguien tocó la puerta de mi pieza. Por lo que fui a abrir dispuesta a pegarle hasta dejar hecha pebre a aquella persona.

Eso hasta que abrí y me di cuenta de que era Victoria.

«Se cancelaron los planes. No hay golpes». Pensé.

  - Hi... —la dejé pasar.
  - ¿Todo... bien? —se sentó en mi cama, me senté al lado de ella.
  - Mjm —mentí.
  - Sé que no es así. ¿Qué pasa?
  - Agh, nada —dije inconscientemente.
  - Dime o...
  - ¿O qué? —dije antes de que terminase de hablar. Que al terminar de decirlo me arrepentí torpemente.
  - Ó te obligaré —eso me dio miedo. Pero si es a besos no hay proble- espera no.
  - ¿Cómo?
  - No sé, ahí veré —rió.
  - Ay es que soy muy mala en matemáticas, y están en todas partes, tengo miedo de mi futuro. También porque mi mamá quiere que tenga un tutor, la escuchaste —asintió con la cabeza.
- Claro, entiendo. Pero tener un tutor no creo que sea tan malo, y eso te ayudará en tu futuro, no tengas miedo —sonreí.
- Igualmente tengo miedo de eso, po —me abrazó... Ay, Dios, alguien que me agarre que me desmayo. Sentí como mi corazón se aceleraba por eso. Y sentía una cosa extraña en el estómago.
- Tranqui', no tiene' que tener miedo —dijo en voz baja—... ¿oye estás bien? —me soltó.
- Sí ¿por qué?
- Tu corazón está muy acelerado, ¿segura? —me tocó el pecho, en la parte del corazón. Sentí mi cara arder, seguro me puse roja.
- Sí, estoy bien —quitó su mano y me miró. Rió.
- Estás rojita —señaló mi cara riéndose. Reí para que no me de más vergüenza de la que ya tenía--... Ehm, ya me voy a mi casa, chau —me sonrió.
- Chao —hicimos nuestro saludo y se fue.

Atravesaste Mi Corazón - ʸᵒᵘⁿᵍ ᵐⁱᵏᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora