Todo lo que aprendi

Capítulo 14

—¿Ah, sí? —preguntó ella, sentándose junto a él, intentando mantener la compostura.

—Ajá, es porque no te puedes resistir a mí, Mell. ¿Lo sabes, verdad? —dijo mientras tomaba su mano y jugueteaba con los dedos de ella. Su tono juguetón contrastaba con la tensión en el aire. —No piensas en el peligro que te expones al estar conmigo, Mell...

Melizsa sintió cómo su corazón se aceleraba aún más. La voz de Crish, suave y seductora, la envolvía.

—Ayer, fuiste conmigo a la playa, estuviste a solas conmigo, incluso... —se detuvo, sintiendo un nudo en la garganta mientras él detenía su mano. —Casi te beso, Mell. ¿No te da miedo lo que pueda hacer?

La pregunta resonó en el aire, pesada y llena de significado. Crish tiró de su brazo, haciéndola caer sobre él. Su mano se posó en la cintura de Melizsa, y sus dedos comenzaron a recorrer su espalda, provocándole escalofríos que la atravesaban desde la punta de los pies hasta la de los dedos.

—Y... yo solo venía a hablarte sobre el proyecto —tartamudeó ella, incapaz de mantener el tono serio. El contacto de su mano la desarmaba.

—Entonces, ¿por qué no solo me mandaste un mensaje? —cuestionó él, sus ojos fijos en los de ella. —Si no me golpeas y te vas ahora mismo, no me detendré esta vez —sentenció, su agarre volviéndose más firme.

Melizsa sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

—No me conoces, Mell... —dijo Crish, observando sus labios con intensidad, lamiéndose los propios con un gesto que la hizo tragar saliva. —Ayer, no sabes cuánto luché conmigo mismo para no hacerlo.

Las palabras de Crish eran una advertencia, y la tensión entre ellos creció. Él le estaba dando la oportunidad de irse, y sin embargo, algo la mantenía allí. El roce de sus manos la hipnotizaba.

—Entonces, ¿por qué no lo haces? —desafió ella, sintiendo cómo la adrenalina le subía por el cuerpo.

—Tú lo quisiste —respondió él, sonriendo, una ligera risa emergiendo desde lo más profundo de su ser. La risa resonó en la habitación, pero el brillo en sus ojos revelaba un deseo latente que Melizsa no podía ignorar.

La atmósfera se tornó densa. Melizsa sintió el calor de su cuerpo, el roce de su piel, y de repente todo pareció encajar. La confusión, el miedo y el deseo se mezclaron en su interior.

—Sí... —respondió Melizsa, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.

—Si después te quieres detener... será muy tarde —dijo Crish, su voz un susurro lleno de promesas.

La tensión en el aire se volvió casi palpable, y en ese momento, Melizsa supo que estaba al borde de una decisión que podría cambiarlo todo. La pregunta era si estaba lista para dar ese salto.

Estar en ese lugar con él, con la preocupación de que alguien los pudiera descubrir en esa posición, era una mezcla de miedo y emoción que recorría el cuerpo a Melizsa. Su pecho subía y bajaba rápidamente, y su respiración se dificultaba poco a poco. Miles de sensaciones nuevas la invadían, desde el nerviosismo hasta una excitación que nunca antes había experimentado. Sus rostros se acercaban lentamente, y cuando sus ojos se encontraron, la mirada de Crish parecía atravesar hasta lo más profundo de su ser.

Sentir cómo sus labios se rozaban fue electrizante. Él la besó lentamente al principio, con una pasión que le hizo perder el aliento. Luego, aumentó la intensidad.

—Abre más los labios —ordenó Crish, sus palabras cargadas de deseo.

Melizsa obedeció, sintiendo cómo él lamía y chupaba su labio inferior, pasando la lengua por encima y mordisqueándolo ligeramente. Disfrutaba del sabor que provenía de sus labios, y al mismo tiempo, la tensión en el aire se volvía palpable. Las manos de Crish comenzaron a recorrer su espalda baja, subiendo para aferrar su nuca, intensificando el beso.

—Mell... —susurró su nombre, pero ella estaba tan perdida en ese momento que no logró responder.

Una ligera molestia empezaba a hacerse presente en ella, algo que nunca había sentido de manera tan natural. Sin darse cuenta, comenzó a mover un poco sus caderas, buscando aliviar la tensión, mientras apretaba la camisa de él con ambas manos.

Al sentir la presión de su cuerpo contra la falda, un pequeño gemido se le escapó, apenas audible. Pero no para Crish, quien lo escuchó perfectamente. Con un movimiento ágil, acomodó sus piernas a cada lado de él, haciéndola quedar a horcajadas y sintiendo su peso aún más. Sus manos se posaron sobre sus glúteos de Melizsa, ejerciendo una ligera presión.

—Crish... —murmuró Melizsa, sintiendo el calor y la electricidad en el aire, pero la campana del aula sonó de repente, rompiendo el hechizo que los envolvía.

Ella se levantó de golpe, abrumada por la vergüenza. Su corazón latía desbocado mientras miraba a su alrededor, como si temiera que alguien hubiera sido testigo de ese momento. En un instante, su mente se llenó de confusión y pánico. Con un movimiento frenético, dio un paso atrás, sus pies tropezando con el suelo mientras buscaba la salida. La puerta parecía estar a una eternidad de distancia, pero su cuerpo reaccionó de inmediato, y salió corriendo del cuarto sin mirar atrás.

El aire fresco del pasillo le golpeó la cara, pero no pudo detenerse. Corría sin rumbo, sintiendo cómo la adrenalina la inundaba, cada latido resonando en sus oídos. Sus pensamientos eran un torbellino; la imagen de Crish y lo que había sucedido entre ellos la perseguía, haciendo que el rubor de sus mejillas ardiera aún más.

La voz de Martha resonó cuando finalmente llegó al salón, rompiendo la tensión en su mente.

—Melizsa, ¿qué te pasa? Estás completamente roja y agitada —le dijo Martha al verla llegar, sus ojos llenos de preocupación.

—Nada, solo que corrí para no llegar tarde —respondió Melizsa, mirando de reojo cómo Crish entraba por la puerta, con su uniforme hecho un desastre y limpiándose el labio con el dedo mientras le sonreía al pasar por su lado.

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🌟 ¡Hola a todos! Espero que estén disfrutando de la historia. 🌟

¿Qué les pareció el momento entre Crish y Melizsa? ¿Creen que se debieron arriesgar más? 🤔La tensión estuvo intensa, ¿verdad? ¿Qué les pareció? 😅

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