Capítulo 34

156 14 0
                                    

Llego un poco tarde a la lucha contra Mahito, pues Todo y Itadori se me adelantaron un poco.

Fui un poco tonta como para no darme cuenta que lo que me mostró Sukuna de Nobara fue una predicción.

—Ja, ¿Crees poder igualarte a Gojo Satoru?—Me burlo de Mahito al escucharlo decir que iba a hacer todo en 0,02 segundos.

El me mira enojado y se lanza contra mi, lo esquivo de un solo movimiento mientras me río.

—¿Te crees poderoso?—Niego con una sonrisa—Siento que peleo contra una maldición débil.

Mahito se vuelve a lanzar hacia mi, intentando tocar mi alma.

No hago más que esquivarlo.

—Hey, ¿Estas ciego?—Me burlo señalando mi frente.

Me mira con rabia y decido irme contra el, Todou y Itadori se unen a mi.

Ahora que he recordado todo, mi poder ha vuelto y la parte de Sukuna me favorece.

Concentro mi energía maldita haciéndola fluir por todo mi cuerpo, corro a él y salto por encima de su cabeza, toco su hombro y mando destellos de dolor, sangre sale de su hombro mientras yo caigo de pie atrás de él.

Me siento como nueva y me vuelvo a lanzar por los aire mientras fijo a Mahito, muevo mis manos extendiendo mi ritual, concentro mi objetivo y logro darle haciéndolo caer de rodillas escupiendo sangre.

Todou y Itadori van por el, dejo que luchen por unos minutos mientras observo desde arriba, intervengo cuando Todou se ha quedado sin una mano.

Mis pies tocan el suelo y me agacho a tocarlo, cierro mis ojos y mi ataque llega a Mahito encerrándolo en una gran roca.

Él se libera y nos muestra la verdadera forma de su espíritu.

Itadori y yo nos lanzamos contra el.

—Que débil—Digo al verlo intentar huir de su destino.

Itadori lo patea y yo me alzo por los aires, una presencia distinta llega y logro ver a Geto.

Bajo del cielo abruptamente.

—¡Devuélveme a Satoru!—Corro a él para atacarlo.

Caigo a un vacío pero extrañamente me golpeo contra el mismo suelo que pisé hace un segundo, me levanto rabiosa mientras lo observo.

Geto no hace más que parlotear para al final comerse a Mahito.

Los demás llegan y nos unimos para intentar quitarle a Satoru de las manos.

Ningun ataque es efectivo, me lanzo contra él y este solo observa mi frente expectante a algo.

—Shokodoykan: Enegía volátil—Hago las señas con mis manos mientras destruyo todas las maldiciones que dejó salir.

No queda ninguna, acabé con todas dejando camino libre para atacar.

Choso llega diciendo que es hermano de Itadori y todos lo miramos confundidos.

Logro divisar a Uraume llegar, vuelvo a tocar el piso mientras camino a el.

—Mi señora—Se reverencia ante mi.

Todos nos miran sorprendidos y yo hago una seña para que levante la cabeza.

—Que tiempo, ¿No, Uraume?—Sonrío.

—Si, mi señora.

Choso manda un ataque contra nosotros y yo me alzo por los aires esquivándolo.

Uraume lo detiene con su mano y todos aprovechan la distracción para ir por Satoru.

Me uno a ellos pero Uraume nos manda una ráfaga de hielo que los congela a todos, sigo corriendo tras mi objetivo, Uraume no será un estorbo para mi.

Sabe que no puede tocarme.

Me empujó con los pies hasta estar cerca se Geto, mi pie cae en su hombro mientras me echo para atrás encestandole una patada.

Caigo de pie a unos metros de él.

Itadori logra liberarse del hielo y se une a mi.

—Uraume—Le hablo.

El me hace otra reverencia y caigo enfrente de él.

—No interfieras—Ordeno y el hielo se deshace alrededor.

Todos corren a Geto, pero todo es inútil contra el.

Corro hacia él y peleamos cuerpo a cuerpo, me agacho y doy una patada por abajo.

—¿Este es el estilo de lucha de Satoru?—Se burla y hago las señas de mi ritual.

—Romadēn: Lugar maldito—Todo se congela a mi alrededor y llevo mi mano recargada de energía maldita a su cara.

Me impulso y él cae hacia atrás mientras el piso se agrieta por la fuerza, giro por los aires cayendo a unos metros de donde está.

Corro mientras mis dedos se preparan pda deje salir las sombras yendo por las extremidades de Geto.

El me lanza diez de sus maldiciones y a todas las destruyo.

Un dolor en mi pecho me hace caer de rodillas y mi ritual acaba, llevo mi mano a la zona donde me duele y me falta el aire.

—¿Estas bien?—Me grita Panda.

No puedo respirar, y me revuelco en el piso mientras un grito sale de mi garganta.

—¿Duele?—Se burla Geto—Es un veneno de una de mis maldiciones más fuerte.

—Pero... Ninguna me tocó—Logro decir.

—Nunca bajes la guardia—Señala a mi pies, observo un pequeño hilo de energía maldita en mi cintura—No es favorable pelear con el estilo de mi mejor amigo.

Una neblina lo envuelve y Itadori corre a el.

—¡Satoru!

—¡Profesor Gojo—Gritamos al unísono Itadori y yo.

¿Será esta una buena decisión? || Sukuna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora