2. El Señor Gambino.

524 44 13
                                    


¡¡Atención!! Poner la música desde el principio, por fi. Si no les aparece, pueden buscarla en YT como Sonata Claro de Luna- Beethoven... 

¡¡Disfruten!!

Inicio de la música

Te despierta un dulce ruido, que va creciendo poco a poco. Te pesan demasiado los ojos, pero hay una débil punzada en tu mejilla que llama tu atención. Se siente frío. Abres los ojos, concentrando tu vista con dificultad. 

Hay muy poca luz a tu alrededor y solo distingues paredes de concreto gastado y cadenas colgando por el techo, y frente a ti una enorme sombra que poco a poco toma forma de persona. De pronto entiendes que esa fría punzada en tu mejilla es de un fino cuchillo. Tragas saliva.

—Yia diespiertó, sieñor.—Dice la persona a tu lado. Es un hombre de traje recto y perfectamente planchado, que te mira con firmeza.

Un movimiento a sus espaldas capta tu atención, entonces notas a una segunda persona más que se esconde entre las sombras de la habitación

—Adelante.—Suelta desde la distancia, tranquilamente.

El hombre a tu lado sonríe.

—Die rodillias—Se dirige ahora en tu dirección.

Sientes miedo y asientes. En cuanto quita el cuchillo de tu mejilla, comienzas a acomodarte, con dificultad. Solo entonces notas que tienes las manos esposadas hacia el frente. En el suelo hay un charco de sangre fresca, que se te embarra en el pantalón. 

—¿Cúal es tiu niombrie?

—¿Cómo? ¿Qué dijiste?—Sueltas, tímidamente.

—Tiu niombrie.—Repite el hombre trajeado.

—¡Ah! ¡Mi nombre!—Respondes, quizá un poco más fuerte de lo que quisieras.—Amm... F.

—¿Effie?

—F

—Esie nio es un noimbrie. ¿Sieñor?—Gira su cabeza ovalada.

—Continúa.

El cabeza huevo se gira directamente hacia ti, firme.

—¿Quién tie envió?

—¿Cómo?

—Estio nio es un jueguio, sieñoritia. Hay musiquitia clásiquia... Y ya huelie a siangre. Cuidie muy bien cada pialabria.

—Quita, Igor.—El hombre asiente y obedece. La persona de las sombras comienza a acercarse lentamente a tu dirección. 

Al enfocarlo, notas un trajeado con una piel bronceada, y una mirada oscurecida y muy elegante. Su cabello rubio cenizo se cae juguetón sobre sus ojos azules. Si no fuera por la situación en la que apareció, cualquiera habría dicho que era la entrada de un supermodelo estelar de alguna marca de calzoncillos. Se cruza de brazos frente a ti, marcando de manera evidente los biceps que se carga.

Tremendo bombón.

—¿Quién te envió?

—Lo siento, es que no estoy entendiendo...

—Igor.

De pronto y distrayéndote de tu pequeño ensueño, sientes un corte frío sobre tu espalda que baja lentamente en un trazo cada vez más profundo. Gritas, fuerte, pero el dolor no disminuye.

—Basta.—Suelta el rubio, y solo entonces para. Te inclinas del dolor en el piso, quedando en posición de perrito. ¿Premio o castigo?

—Nuevamente... ¿Quién te envió?

El señor de la Mafia.(Toni Gambino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora