21. Un hospital con secretos. Pte 1

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El golpe de realidad te llega unas horas después. Su "modesta" casa, resulta ser una mansión de estilo colonial con techos cayendo a cuatro aguas y tejas desgastadas reposando sobre enormes arcos en cada puerta de madera gastada. Es una extraña y bella combinación entre la arquitectura de Marbella e Italia. Así como los Gambino.

Recorres el romántico jardín principal de la mano de tu mamá, siguiendo a los italianos al interior.

—Entonces, ¿de qué trabajan?—Dice Blaire, mirando impresionada los enormes arcos  de rosas rojas que cuelgan sobre ustedes. Recuerdas por un momento la rosa de Carlo.

—Son dueños de todos los KeRules, mamá.

—¿Y ganan tanto vendiendo donuts?

Te ríes.

—Vendiendo rascas.—Te encoges de hombros.

Sabes que no te cree, pero no dice nada.

Finalmente llegan hasta una rotonda que divide lo que parece ser el garaje de la casa principal. Al fondo alcanzas a ver una fila de autos lujosos de color rojo y otra de color negro perfectamente aparcados. Esa pequeña dualidad en la personalidad de los Gambino te provoca una sonrisa.

—¿Les gusta?—Se acerca Toni por tu lado cuando Carlo toma una llamada.

—Creo que mide más que mi antiguo barrio entero.—Se apresura tu mamá.

Carraspeas.

—¡Si, y mucho! Tiene tu rollo.

Toni se ríe, coloca sus manos por detrás de su espalda y se inclina hacia ti.

—¿Y cuál es ese rollo mío que le gusta tanto, señorita Frida?—Escucharlo decir tu nombre real te sorprende. Lo miras sonrojada, pero el se limita a seguir caminando a tu lado, con una sonrisa asomada en su rostro.

Carlo se cruza en su camino.

—Nicolay entró en coma.—Suelta de pronto.

—¡Dios mío!—Blaire se lleva las manos a la boca.

—Mamá, ¿nos das un momento?—Le agarras el hombro con ternura.

En aquel restaurante, era muy importante que ella supiera que los Gambino son esa clase de personas poderosas con muchos secretos que no podrías contarle. Para tu mamá, no era la primera vez que terminaba en una situación así, pero los Gambino desde el primer momento le dieron esa confianza que Jacob jamás le dio, por lo que acceder no fue problema para ella.

 Aunque la realidad es que ellos no te pidieron apartarla, pero no podías permitir que tu mamá viera esa oscuridad en ti, y eso pudiera cambiar la imagen que tiene de su hija, que seguramente ya era muy mala.

—Por supuesto, iré a explorar el jardín, que creo haber visto unos tulipanes de esos que tanto te gustan, cielo.—Te guiña el ojo de una manera tan obvia que tanto Carlo como Toni aprietan los labios para no reírse y luego desaparece entre los rosales.

—¿Qué decías, Carlo?—Vuelves al tema, apenada.

—Ah si, decía que Nicolay entró en coma.

—Joder.—Toni se lleva la mano al cabello.

No puedes evitar sentirte un poco culpable.

—Creo que tengo que disculparme con Hai.

—Para nada, Ter. No fue tu culpa.

Carlo te sigue llamando por el nombre que escogiste, pero no entiendes por qué.

—Exacto. Lo que el tío hizo fue un movimiento mal realizado cuando mi hermano ya lo tenía controlado.

El señor de la Mafia.(Toni Gambino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora