7. Riposa in Pace.

485 46 13
                                    


Te quedas en shock un momento, cuando el hombre frente a ti cae al piso como un costal de papas mientras el zumbido de la bala que disparaste se dispersa. Le empieza a correr sangre por la frente y se riega por el suelo.

Toni corre hacia ti y te levanta. Busca tu mirada, pero solo le prestas atención cuando notas la sangre en su camisa.

—¿Qué...dijiste?

—Que si estás bien.

¿Estoy bien? 

—¿Tú estás bien?—Le llevas la mano al brazo sangrado. El voltea a observar su herida.

—Una rozadura—Hace una mueca.—Nada importante.

La bala le ha roto la camisa, dejando al descubierto su brazo lleno de tatuajes con un toque de sangre.

—Está caliente.—No puedes creer lo que ha salido de tu boca, y en el tono en el que ha salido de tu boca.

Toni se ríe.

—Puedo imaginarlo.

Ambos se ponen de pie. Te llevas la mano al cuello, pensando en las marcas que seguro te dejó. Toni ve la acción y se acerca.

—¿Puedo?—Pregunta. La idea de que el señor Gambino se acerque a tu cuello te parece peligrosa, pero accedes, por el bien de la anécdota, y de tu cuello.

El italiano hace tu cabello hacia atrás con delicadeza, rozando ligeramente tu piel. Tomas un poco de aire. Le echa un vistazo por un momento y entonces notas un ligero aroma a cacao impregnado a él.

Delicioso.

—Si, está morado, pero nada que el tiempo no cure.—Se separa de ti, en dirección al cuerpo. 

¿Qué fue eso?

Se agacha y le toma el pulso, niega con la cabeza. Se queda unos segundos pensativo y le cierra los ojos. 

Riposa in pace, García.—Dice por lo bajo con respeto, como si el hombre no hubiese intentado matarlo segundos antes, para luego ponerse de pie.

—¿Qué hacemos?—Pasas nuevamente la mirada por el lugar confirmando que no hubiese nadie mirando, pero entonces caes en cuenta.—¿Cómo llegó aquí, señor?

—Te... te tardabas mucho.—Carraspea Toni—Y quería pizza.

—Si, entiendo eso. Pero ¿Cómo supo dónde..?

—Voy a conseguir un coche para meterlo.—Te interrumpe.—No tardo.

Te deja sola y pensativa por unos minutos, bajo la oscuridad de la noche. Finalmente aparca una carcacha con el vidrio reventado a unos metros.

—Sabes usar armas.—Afirma, sacudiendo sus manos la salir del carro.—¿Sabes quitar matrículas?

—Si.—Contestas casi en un susurro esperando que no te juzgue, pero Toni solo te lanza un pequeño desatornillador.

Levanta levemente el cuerpo y empieza a arrastrarlo por el suelo con cuidado.

—Joder García, ¿qué carajos comías?—Se queja.

Cuando llega hasta el auto, ya has quitado las placas. Le ayudas con el peso de los pies y lo suben a la parte trasera, con cuidado, dejando un camino de sangre.

—Qué hacemos con eso?—Jadeas.

—Le hablaré a José  de camino, pero hay que sacarlo de aquí cuanto antes.

Suben rápidamente al auto. El italiano se dispone a arrancar, pero se detiene en seco y voltea a verte.

—Creo que ya te involucré demasiado, no deberías venir.

El señor de la Mafia.(Toni Gambino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora