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Dos días después...

En la oficina de Jimin, no faltan los lindos arreglos de flores acompañados por una nota, por comida y chocolates.

La insistencia con la que Joon le pide al castaño que hable con el detective Jeon, es agobiante. Simplemente no lo deja en paz, y eso al chico lo sofoca y no lo deja pensar bien.

—Emma, dime dónde está, Joon.

El castaño coloca su bolso sobre la mesa de la cocina.

—Se marchó en la madrugada, no tenía ropa y dijo que iría a su casa —le comenta la chica, mientras limpia el refrigerador.

—Ese idiota —suelta Jimin, para luego beberse el vaso de leche que Emma le ha preparado.

—Seguro traerá más ropa —dice riendo la chica.

—No voy a discutir eso —concuerda el castaño.

Camina con el vaso vacío hacia el fregadero, enciende el grifo, enjuaga el vaso y lo deja a un costado.

El celular del castaño empieza a sonar, cierra el grifo y camina hacia la mesa de la cocina, abre el cierre de su bolso y saca su aparato electrónico.

—Hablando del rey de Roma —se burla Jimin, al ver el nombre del rubio en la pantalla de su celular. —Voy a empezar a cobrarte renta por vivir en mi casa —dice al atender el castaño.

—No voy a pagarla, y lo sabes —responde Joon. —Necesito un favor, urgente —suelta Nam.

—No voy a prestarte mi casa para ligar —dice Jimin.

Emma estalla en risa al escuchar lo que su jefe y amigo ha dicho.

—No es nada de eso.

—Dime —Jimin, toma su bolso y las llaves de su auto.

—Deje mi placa en la habitación, necesito que me la traigas a la estación —le pide el rubio.

—Es una puta broma —espeta el castaño, cabreado.

—No jugaría con eso, y lo sabes.

—Eres un idiota —alza su voz Jimin, para luego cancelar la llamada.

El castaño va por la placa de su amigo, y luego sale de su casa, cambia de ruta ya que debe ir a la estación de policía.

Cuando está cerca de la estación se mira en el espejo del retrovisor, arregla su cabello y revisa sus labios. Estaciona el auto en la calle de enfrente de la estación.
Sale del auto solo con las llaves y la placa de su amigo, se cruza la calle, da unos cuantos pasos en la acera y luego empieza a subir los escalones de la estación de policía.

—Pase —escucha al oficial que ya lo reconoce.

El castaño solo sonríe y entra a la estación sin problema alguno.

¿Vas a resolver las cosas con el detective? —escucha la pregunta de su sombra.

Quién sabe —susurra para sí mismo, Jimin.

Se queda de pie frente a la oficina del detective, una mujer con una diminuta falda se contónea frente a él.
El chico suspira y ladea su rostro, decide no perderse ningún detalle, da pasos en dirección a la oficina de Jeon, cuando mira que la mujer está demasiado cerca de Jungkook.
Cruza la puerta sin causar demasiado sonido, se queda de pie frente al escritorio y decide carraspear su garganta.

—Muy buenos días —saluda para hacer que la mujer se aleje un poco.

La mirada de Jimin está fija en la mujer de falda diminuta, y eso a su alter ego lo emociona.

Alias Black SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora