Capítulo 6

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Sanji se salió con la suya, nada nuevo. La satisfacción de conseguir algo que quería ya no le llenaba como cuando era pequeño. Sin embargo, esta vez el pecho le latía como loco debido a la emoción.

No solo había manipulado la situación de forma magistral, si no que pudo ver una expresión de enojo puro en la aburrida cara de Roronoa. Es decir, el muy idiota era como un robot todo el tiempo. Apenas pudo verlo sonreír el primer día que se conocieron, pero desde entonces, el peliverde se mantuvo como todo un profesional. Ahora, Sanji quebró aquella fachada sólida. Y mientras caminaba hacia el auto, se dio cuenta de que no era suficiente, pero si quería tenerlo de su lado era mejor que controlara sus deseos impulsivos.

Se jaló un poco el cuello de la camisa. El muy maldito lo había agarrado como si no pesara nada. Esperaba que no apareciera ninguna marca.

– Súbete atrás, tenemos que seguir hablando. – Ordenó él cuando llegaron al auto. El peliverde chasqueó la lengua, pero hizo caso.

Ambos subieron, y tras ordenar al chófer que fueran al casino de su hermana, cerró el vidrio que separaba la parte del piloto con los pasajeros. El cristal era grueso y oscuro, así que nada de lo que dijeran sería escuchado por nadie más que ellos.

Sanji se acomodó para que la distancia entre ellos fuera amplia. Ya lo había notado, pero el cuerpo del peliverde era grande y hacía que todos los espacios se volvieran asfixiantes de alguna forma.

Podía entender porque la chica estaba obsesionada con él.

Zoro le había dicho que no era su novia, pero Sanji ya lo sabía. Por la investigación que Usopp hizo la última semana, supieron que Hiyori estaba en una especie de amor no correspondido. Igualmente, por fotos del pasado y demás, se notaba que Zoro le tenía demasiado aprecio, como si fuera otra hermana más. Quizás por eso no se animaba a rechazarla. Idiota. Sanji podía ser un mujeriego, pero siempre fue directo cuando de rechazar a alguien se trataba. Pobre chica, siendo tan guapa podría conseguir algo mejor.

Aunque claro, de nuevo la podía comprender. Zoro no era la persona más atractiva que había visto, más su cuerpo estaba bastante bien construido. Tenía buenos músculos y sobre todo, no eran demasiado exagerados.

Sus rasgos asiáticos le daban un aire exótico. Tenía unos ojos afilados preciosos, francamente, eran lo que más le gustaba a Sanji de su aspecto. Además, su porte y aura en sí eran atrayentes. Se veía como un buen partido, al menos para las mujeres.

Para Sanji solo era un tipo molesto. Si bien reconocía que era algo sexy, no era su tipo. El prefería hombres delgados, lindos. En otras palabras, pasivos. Así que definitivamente no se veía a sí mismo tratando de metérsela a su guardaespaldas, era una imagen bizarra de imaginar.

– Entonces, las reglas son simples. Yo te diré sobre que podrás y que no podrás informar a mi padre. Por supuesto, de vez en cuando, cuando te lo ordene, dirás la verdad. Debemos asegurar un castigo al menos unas dos veces por mes, si no, sospecharan.

– Qué pasa si lo descubren.

– Te aseguro pasaportes falsos y dinero, pero no lo descubrirán. – dijo Sanji mientras metía las manos en los bolsillos de sus pantalones de traje. Aún era consciente del fantasma de la calidez del cuerpo de Zoro en su palma.

– Es lo mínimo que espero. – Contestó Zoro. Hicieron contacto visual. Sanji sabía muy bien qué significaban aquellos ojos duros. Más le valía cumplir con todo lo prometido, o si no "le metería una pistola por el culo". Vaya amenaza. Siguió mirándolo, incapaz de desviar la mirada. Sentía que si apartaba la mirada perdería. Ni siquiera era un juego, solo que no quería darle ese gusto al peliverde.

Guardián del peligro (ZoSan +18 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora